Karina Juárez relató su historia cuando fue indagada por la Justicia federal tras su arresto en septiembre de 2019. Aseguró que había sido promotora en el pasado. Luego, comenzó con su agencia, que operó durante al menos cinco años: podía llevar hasta 25 chicas por evento para que posaran entre los boxes y gazebos y junto a los conductores con calzas adherentes y paraguas. Karina les imponía su marca: el logo de su firma estaba bordado en sus muslos.
Sus clientes en el circuito del automovilismo en categorías como Turismo Nacional o Turismo Pista elegían sus servicios porque era particularmente barata; reconoció que su staff podía cobrar ocho mil o nueve mil pesos la jornada, “la mitad” que otros, aseguró una de sus promotoras. Juárez, con domicilio en La Tablada, las mostraba en sus redes sociales, prístinas, maquilladas y sonrientes en selfies, como si fuesen sus amigas. Hay un video en una de sus redes sociales filmado supuestamente en Oberá, Misiones, donde mueve la cola junto a una de ellas, juguetona, sobre la línea del agua. Se ríen. El video sigue online hasta hoy, como una suerte de ironía.
La manager de promotoras tenía un vínculo particularmente fuerte con uno de esos clientes, que Karina admitió abiertamente. Raúl Osvaldo Roncayolo, un empresario hoy de 79 años, es el hombre detrás de la concesionaria Ardama de Pilar, enfocada en una prestigiosa marca automotriz. Karina, dijo ella, le proveía de chicas para eventos del circuito, para promocionar su marca. Roncayolo las seleccionaba personalmente. Fue arrestado también; la división Trata de Personas de la Policía Federal se lo llevó en su casa de un barrio privado de Pilar. Karina había sido detenida un día antes, con una redada de la misma fuerza que llegó a su VIP en el autódromo Fangio de Rosario, 26 de sus “chicas” estaban ahí. Fueron acogidas por el Programa de Rescate de Vícitmas.
El vínculo entre el empresario y la manager era precisamente el problema. El caso se convirtió en un emblema. El negocio de la prostitución en el automovilismo, de promotoras sometidas, era sostenido como una cosa obvia entre rumores tomados por verdad y videos de sitios porno amateur. Probarlo era algo completamente distinto. Esta semana, el fiscal Picardi pidió que Roncayolo y Juárez sean finalmente elevados a juicio.
Roncayolo y Juárez fueron investigados por Picardi y la PROTEX -el área de la Procuración dedicada a investigar delitos de trata de personas- con una causa iniciada en 2018 que acumuló 110 CDs de escuchas y teléfonos incautados. Cuatro de sus promotoras declararon ante la Justicia: hablaron de situaciones de sometimiento, viajes a hoteles, en juegos perversos donde su patrona y Roncayolo explotaban sus vulnerabilidades como mujeres, sus situaciones personales eran usados como punto de presión, hijos y necesidades familiares. El tarifario de sexo podía ir entre diez mil y ocho mil pesos, con un 25 por ciento para la supuesta madama.
La culpa del empresario según la Justicia es especial. El fiscal afirmó en el requerimiento que Roncayol no sólo era “prostituyente habitual del circuito de prostitución generado en el marco del automovilismo bajo la portada de la agencia de promotoras que manejaba Karina Liliana Juárez” sino que además “aportaba su influencia, conocimiento y acceso en dicho ambiente, sin el cual la explotación sexual de las mujeres en situación de prostitución no podría haberse dado en la manera en que se hizo, y sin el cual la agencia de Juárez probablemente no hubiera podido funcionar”.
Se le secuestraron teléfonos a ambos. El aparato de Roncayolo estaba encriptado y no pudo ser abierto. El de Juárez, sí.
Picardi habla en su escrito de “cinco chats con mujeres y diecinueve conversaciones con prostituyentes, en los que se hizo referencia a la actividad de promoción, en tanto que se identificó la denominación “eventos” como referencia a la actividad sexual”. Asimismo, “de los mensajes de texto analizados, se evidenció la oferta de servicios sexuales de las promotoras por parte de Juárez, al igual de conversaciones que dan cuenta del rédito económico”, continuó. Al menos aleccionó a tres pupilas para que tengan sexo con Roncayolo. Otro cliente sería “un piloto de San Juan”.
“Cambiate y andate al hotel de Osvaldo”, le dijo a otra. Fabián Ferro, tercer imputado en la causa, su chofer y aparente segundo al mando, se habría encargado del traslado. Hubo un match en la causa. El hotel al que la promotora fue llevada “es coincidente con el hotel identificado como lugar de alojamiento de las promotoras de la agencia de Juárez durante la carrera de Turismo Nacional de Neuquén de entre el 10 y 13 de mayo de 2019 por las tareas de campo de la Policía Federal Argentina”
“¿No se puede mandar una cachorra a la casilla?”, pregunta un contacto. Otro sube la temperatura y pide: “Organizame un evento con una tetona rica”.
Se hablan de comisiones. Otro hombre con un nombre reconocido en el circuito le asegura: “También quiero un autito”. El término también era empleado por Roncayolo: se usaba para denominar a las chicas “de buena presencia”. La conversación implicaba un canje, presume la Fiscalía Federal N°5. Si el cliente usaba a la chica en una carrera como promotora, la habilitaba como prostituta.
Todo se resumía en un sistema de premios y castigos. Juárez, de acuerdo al requerimiento de elevación a juico inicialmente captaba a las víctimas contratándolas como promotoras, para luego ejercer presiones laborales ya que dentro de la agencia disponía cuáles eran convocadas para cada carrera y qué debían hacer dentro del autódromo. Así, supuestamente castigaba a las promotoras que no accedían a prostituirse. No les daba trabajo, lisa y llanamente. A las que accedían, siempre según el fiscal Picardi, les daba tareas mejor remuneradas como “hacer cámara”, aparecer detrás de los pilotos. En las redes de Juárez hay decenas de videos que muestran estas situaciones.
Hay más material incriminante, las charlas entre Juárez y Roncayolo, apodado “El Papu”, donde se menciona a la concesionaria del empresario, son explícitas. “A ésta hay que hacerle trabajo fino, tiene que ser tu noviecita. No tiene a nadie. A ella le gustan las personas más grandes, mayores. Ayer estuve hablando un montón con ella, le digo: ‘Vos sos una pelotuda, vos podrías estar re bien con el Papu y vos no sé, tenés a la vista estúpida, no te das cuenta’, le digo yo. ‘Vos fijate que a mí me pagó la casa de Cariló, vos parece que estas en una nube de pedo’”.
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