A Miguel Ángel Godoy (55) le habían dado arresto domiciliario en una causa por drogas en su casa de Chivilcoy. Incluso, tenía puesta una tobillera electrónica. Pero nada de eso fue impedimento para él: armó junto a un amigo una fiesta clandestina en su propiedad, con más de 300 personas a las que, por cierto, también les vendió una entrada.
La insólita fiesta ocurrió el sábado en la casa donde Godoy estaba detenido, ubicada en Conesa y 508, en esa localidad bonaerense que queda a poco más de 160 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires.
Según confirmaron al portal HoyChivilcoy desde la Secretaría de Seguridad local, el sábado a la noche hasta la casa de Godoy llegó personal de la Dirección de Nocturnidad de la Municipalidad y la Policía Bonaerense para ponerle fin a la fiesta.
Lo que menos imaginaron era que el dueño de casa estaba literalmente preso en ese lugar. Así, también denunciaron la violación de la domiciliaria de Godoy ante las autoridades que debían controlar su arresto domiciliario.
Lo curioso es que la causa por estupefacientes que investiga la Ayudantía Fiscal de Mercedes, y por la que tiene la prisión domiciliaria Godoy, se inició justamente en la propiedad donde el sábado el detenido llevó a cabo el evento.
Godoy y Pablo Ezequiel Jaime, de 36 años, fueron los organizadores de la fiesta en la casa del arresto.
Según la información del portal local, en el lugar la música sonaba a alto volumen, había decoración lumínica y un clima de diversión entre los más de 300 invitados, muchos de ellos menores de edad, que para poder ingresar debían exhibir una pulsera que daba cuenta de que habían abonado la entrada.
Los cuestionamientos al control de las tobilleras electrónicas no son nuevos. El 20 de octubre pasado se conoció que un menor de 16 años que debía cumplir una prisión domiciliaria fue detenido por matar al remisero Gastón Ferreira (45) en el marco de un robo.
El crimen ocurrió en Carlos Casares, entre Isleños y Obligado, en la localidad bonaerense de Laferrere, cuando un ladrón irrumpió en la remisería donde trabajaba Ferreira con la intención de robar un Renault Sandero blanco del chofer que recién había llegado de hacer un viaje. La víctima intentó resistirse y forcejearon: el remisero recibió un tiro mortal en el pecho.
Luego, el ladrón menor de edad se subió al auto y emprendió la fuga de manera inmediata. Pero la Policía, alertada de lo sucedido, dio con el coche de la víctima y, tras una breve persecución, arrestó al sospechoso.
En el interior del auto robado al remisero asesinado se incautó un revolver calibre .38 marca Doberman, con municiones en su tambor y sin numeración. Se sospecha de que esa fue el arma utilizada por el delincuente para asesinar a Ferreira.
Fue la madre del adolescente detenido quien afirmó que su hijo había estado cinco meses en un instituto de menores Lomas de Zamora y que se encontraba cumpliendo un arresto domiciliario por 7 meses a raíz de una condena por otro robo cometido también en Laferrere en la casa de su hermano, de la cual se había escapado.
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