El marinero Carlos Eugenio Lima, quien asesinó a balazos al capitán Alejandro Daniel García (39) y el primer oficial Juan Alfonso Pegasano (48) en el buque petrolero “Ayane” a la altura de Ensenada, sobre el Río de la Plata, fue procesado con prisión preventiva y embargado con 20 millones de pesos por el juez del caso. En el fallo, al que accedió Infobae, se detalla qué pasó la noche del doble crimen.
El buque había zarpado desde el Puerto de Buenos Aires con 21 tripulantes el lunes 11 de octubre, y estaba fondeado en la zona de Rada, a la altura de la localidad ribereña de Punta Lara, en Ensenada. Diez días después, el jueves 21 de octubre, cerca de las 18, sospechan que comenzaron a precipitarse los trágicos hechos.
Ese día, Lima, encargado de los equipos de seguridad del buque petrolero “Ayane”, discutió con el primer oficial Pegasano por una inspección de rutina de rutina: “Lima evadía las respuestas y lo separaron del cargo”, según surge de los testimonios. Esa misma noche, el Capitán Alejandro García tomó el control del barco. No saldría vivo de allí.
Después de un viernes 22 de octubre en el que Lima se mostró solitario, incluso almorzó y cenó solo; y cuando faltaban 20 minutos para el sábado, un testigo que estaba en el puente de navegación junto con Pegasano, relató que ingresó y ambos discutieron “de una forma muy silenciosa”.
“Ambas partes se respondían ofensivamente”, explicó el testigo. Luego, el detenido bajó y al instante volvió a subir. Fue entonces que le disparó al primer oficial. También lo insultó. Según la autopsia, recibió cuatro disparos (uno le afectó corazón y la aorta ascendente; otro un ojo, un brazo y la mano) que le provocaron un “shock hipovolémico secundario a taponamiento cardíaco y trayectoria de arma de fuego”. Murió desangrado.
Lima, luego, fue al “pasillo donde se encuentra el camarote de García, con quien se topa y, probablemente sin mediar palabra, le efectúa varios disparos”, reza el fallo. La autopsia detalló que la muerte se produjo por una lesión de masa encefálica, la fractura de la base del cráneo y otra lesión vascular en la región cervical. Puso una mano para defenderse. Fue en vano.
Después de los dos homicidios, Lima -que solía vestir overol pero esa noche llevaba pantalón de vestir y camisa, según los testigos- bajó y se cruzó con otros dos marinos, uno era el cocinero. A ambos les ordenó que se vayan a sus camarotes y les dijo que con ellos no era el problema.
Uno de esos testigos relató que cruzó al imputado en la escalera: bajaba con el arma en la mano y le advirtió que había matado a Pegasano y a García. Así, le pidió que se encierre en su camarote que el problema no era con él: “En ese momento, le sacó el cargador al arma y movió la corredera, no sé si para sacar la bala de la recamara o cargar el arma”.
El cocinero, por su parte, declaró que iba hacia el lavadero cuando se topó con Lima, “que portaba con la mano derecha un arma de fuego corta”, y que le preguntó qué hacía armado: ‘Correte que con vos no es la cosa...no trates de convencerme andá a tu camarote’, reveló que le dijo el detenido.
Lo cierto es que otro testigo describió que fue hasta el comedor y allí se encontró con Lima, que también ingresó a la consola de carga donde la tripulación asegura la puerta con cabos, y que le explicó que “había descartado el arma indicando que la arrojó a las aguas”.
“Esta circunstancia, sumado al hecho de que envió a dos de sus compañeros al camarote al topárselos, no hace más que constatar que el imputado tenía un plan criminal, el cual consistía en dar muerte a Pegasano y a García”, se describe en el procesamiento.
Lo cierto es que, de acuerdo a la reconstrucción de los hechos, tras los crímenes y de cruzarse con los testigos, el imputado fue hasta el puente de navegación y llamó al Centro de Control de Tráfico Río de La Plata para confesar los crímenes: “El capitán y el primer oficial están muertos, los maté yo y me voy a entregar. Así que quiero que venga un guardacostas y me arreste”, dijo.
Los agentes de la Prefectura que abordaron el buque ante ese llamado encontraron a Lima en “el cuarto de cargamento, ubicado en la banda de estribor de la cubierta de toldilla”. Ahí lo arrestaron. La semana pasada, asistido por un defensor público, se negó a declarar ante el juez Ernesto Kreplak, a cargo del Juzgado Federal 3 de La Plata.
Lima tenía antecedentes penales, ya que en junio de 2008 hirió de seis balazos a un vecino de City Bell que le reclamó el desagüe que él mismo hacía rompiendo el pavimento de la calle y luego se atrincheró en su casa hasta que finalmente se entregó.
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