Los videos incluidos en esta nota, filmados desde un drone muestran la operación de la banda de Villa Fiorito. La marginalidad narco es total: una media sombra negra que formaba una especie de carpa, dealers de poca monta en su interior y filas de más de 30 consumidores con billetes arrugados en sus bolsillos, a la espera de conseguir su dosis. Para los vendedores, la ecuación era sencilla, ventas veloces y en cantidad.
Hasta que las imágenes tomadas desde el aire por la división de Drogas Ilícitas de Lomas de Zamora de la Policía Bonaerense fueron el prólogo para los miembros de la organización, que vendía drogas a la vera de un arroyo en el asentamiento de Lanús, sean arrestados.
Así, ayer, se ordenó la redada para detener a sus integrantes, con un expediente a cargo de la UFI N°14 de la jurisdicción. El saldo del operativo fue de siete detenidos, más de un kilo de cocaína distribuida en bolsas de nylón listas para la venta y casi dos kilos de marihuana prensada empaquetada del mismo modo que la cocaína.
Además hubo otros elementos secuestrados que mostraron la miseria del esquema: seis armas tumberas, un clásico del delito provincial, caños soldados que escupen perdigones suelen encontrarse en operativos, son trabajos crudos, brutos. Aunque también hallaron armas de acero real: una pistola Pietro Beretta 9mm y un revolver calibre 32.
Por su parte, los siete miembros de la banda fueron identificados como Joel Castillo de 27 años, Marías Aguir Cardozo, de 20, Silvano Figueredo Velázquez, de 52, Alan Franco, de 20, Wakter Mola, de 32, Omar Villafañe, de 27, y un menor de 13, B.Z.
También, incautaron más de 56 mil pesos, una balanza, dos celulares y cuatro handies.
Según se observa en los videos que captó el dron, la banda parecería tener una cierta organización dividida en jerarquías: vendedores y hombres de seguridad. Y ahí es donde las armas tumberas toman su protagonismo.
Debido a las filas de adictos que se acercan hasta la carpa rodeada de basura, algunos miembros caminan entre los consumidores mientras los palpan y les enseñan su poder fuego para intimidarlos, para demostrar su presunta autoridad sobre la situación.
Luego, los consumidores ingresan a la precaria carpa de a uno y la transacción dura apenas segundos. Tras la compra-venta, el adicto se retira a paso veloz y los dealers se hacen del dinero rápido mientras ingresa el siguiente.
La investigación quedó a cargo del fiscal Esteban Berriel, titular de la UFI Nº14 de Lomas de Zamora, quien acusó a los miembros de la banda por narcotráfico. De este modo, los envió a un calabozo a la espera de que sean llamados a indagatoria por el delito.
No es la primera vez en la historia reciente que un drone policial capta la fila de adictos que ingresa a un asentamiento para comprar. Semanas atrás, la PFA logró filmar las líneas de control de la banda de “Pantro”, nuevo capo de la Villa 1-11-14 que fue detenido tras una investigación de la PROCUNAR, con sus chalecos, la línea de seguridad que cachea a los compradores y los vigila.
SEGUIR LEYENDO: