Rosa Marta Invernon tenía un hobby de fin de semana. Amaba hacer turismo dentro de la provincia de Buenos Aires. La jubilada de 73 años tenía una gran afición por conocer y recorrer esos lugares hermosos y ocultos que posee la provincia más poblada del país. Su agenda turística le marcaba el sábado pasado una visita al Parque Nacional Ciervo de los Pantanos, en las afueras de Campana. Salió de su casa de Villa Adelina a la mañana muy temprano pero antes de llegar, algo sucedió.
Un hombre la interceptó en el camino y le dio una coordenada falsa para que se desvíe y llegue hasta un descampado. Luego fue atacada, aparentemente con fines sexuales, y asesinada a palazos en la cabeza.
Ocurrió entre las 10 y las 11 de la mañana, plena luz del día, en una jornada con cielo despejado. A pesar de eso, nadie vio nada. No hay testigos ni de momentos previos ni posteriores, aseguran fuentes con acceso al expediente a Infobae
Según el análisis que realizó la fiscal Ana Laura Brizuela, Rosa Invernon planificó varios días antes visitar el Parque Nacional. Se trata de un área de 5.200 hectáreas ubicado en la localidad de Otamendi, cerca de Campana. En la zona se pueden ver grandes humedales y arbustos.
Para llegar al lugar, la víctima salió de su casa, en Villa Adelina a las 8:35 de la mañana. La mujer caminó hasta una estación de servició YPF donde ingresó, según se ve en las cámaras de seguridad, a las 8:44. Allí estuvo tan sólo dos minutos. Cargó crédito en su celular, así como su tarjeta SUBE.
En esas imágenes de la cámara de seguridad, a las que accedió este medio, se ve a la mujer sola cuando ingresa y sale del comercio, vestida con una campera negra y tiene una bolsa blanca en su mano.
Luego de eso, tomó el colectivo 304 que la llevó hasta Villa Ballester. Allí realizó un trasbordo y se subió al tren Mitre, ramal Zarate, donde viajó 6 estaciones hasta que se bajó en Otamendi. Esa estación está a sólo 10 cuadras del ingreso al Parque Nacional.
La estación Otamendi del Mitre es precaria, no cuenta ni con boletería ni comercios alrededor. Es tan sólo una pequeña plataforma con un techo y no mucho más. Eso explica que, al bajarse de la formación, la mujer estaba completamente sola y no existan testigos del momento.
Para poder llegar a destino, Rosa Marta debía subir las escalinatas de una barranca y caminar unas 10 cuadras por la calle Cordero hasta el Parque.
“El camino luego del tren era bastante sencillo. Hay una sola calle a la salida de esa barranca que te deposita directamente en el parque pero es en ese momento, cuando sale de la estación, que creemos que se produce el encuentro con la persona que la mata”, explican fuentes del caso.
Según la hipótesis, elaborada en base a distintas pruebas recolectadas, el atacante interceptó a Rosa y de alguna manera, por la fuerza o con un engaño, la hizo desviar su camino hasta un descampado que queda a unos 150 metros de la estación. Allí la atacó salvajemente y la asesinó.
El cuerpo de la víctima fue hallado por un vecino que pasaba por el lugar. Por los cálculos que realizó la fiscal Brizuela, teniendo en cuenta la llegada del tren y la hora del hallazgo, se cree que el femicidio se produjo entre las 10:30 y 10:45.
Los peritos de la Policía Bonaerense encontraron que al lado del cadáver estaban todas sus pertenencias. Celular, llaves, dinero y documentos. No faltaba nada, por lo que se descartó el robo como móvil del ataque. Sin embargo, lo que más llamó la atención fue que la víctima estaba sin ropa interior ni pantalón, el posible signo de un intentó de abuso sexual que no llegó a consumarse.
La autopsia practicada al cuerpo reveló que la muerte se produjo por graves traumatismos de cráneo provocados por un objeto contundente. También el forense encontró lesiones defensivas en la víctima, por lo que se especula que se defendió como pudo del ataque sexual, logrando evitarlo. No se encontraron lesiones genitales compatibles con abusos.
El arma homicida, hasta el momento, no se encontró.
A pesar de que esa mañana de sábado tenía un sol radiante y el día se prestaba para que la gente salga a pasear, esa zona no tiene casas cercanas, más allá de un asentamiento ubicado a pocas cuadras. Eso explica que no existan testigos que hayan escuchado a la víctima gritar o que pudieran aportar algún dato certero: sólo se acercaron dos personas a decir que vieron a Rosa hablando con alguien.
Incluso, esos testigos dieron la descripción del sospechoso. Los testigos aseguraron que era “un conocido del barrio que trabajaba en una fundación que queda cerca”. Se hicieron allanamientos de urgencia, se identificó al hombre, que fue interrogado, pero su coartada era sólida y quedó descartado.
A pesar de que se realizan distintas tareas de inteligencia, para la Justicia es aún un misterio saber quién atacó a Rosa en un lugar público y a plena luz del día.
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