Alejandro Darío Maldonado, pese a su delirio, sabía que le quedaba poco tiempo. Ya llevaba 10 horas atrincherado en su PH de Caseros. Las seis últimas las pasó junto al cadáver de su amigo, José Alfredo Cáceres (47), al que él mismo asesinó en medio de un rapto de locura que derivó en la toma del rehén. Entonces, trabó la puerta de ingreso con una barra de hierro y se parapetó detrás de la barra que daba a la cocina. Allí esperó a la Policía.
Maldonado tomó las dos armas que usó para amedrentar a los investigadores durante las diez horas de locura, entre las 23.30 del lunes y las 9.30 del martes cuando todo terminó. Se sospechaba que estaba armado hasta los dientes pero sólo tenía una escopeta y una pistola Taurus 9 milímetros, a la que le recargó los cartuchos.
Cerca de las 9. 30, mientras el segundero avanzaba, comenzó a escuchar las pisadas de los agentes del grupo Halcón por los techos de la casa de Tres Febrero al 3.900. Como primera reacción, Maldonado miró para arriba y disparó escopetazos mientras gritaba para que se fueran. Luego, comenzó lo peor, otra vez.
Los efectivos especiales del Grupo Halcón, junto a agentes de la División Canes de la Bonaerense, rompieron una de las paredes de la casa que estaba hecha de ladrillo de canto. Así, el teniente primero Ricardo Abel Abeldaño, de 47 años, que llevaba un perro entrenado para esos momentos, siguió la estrategia que se había diseñado afuera de la vivienda: ingresó primero y soltó a la mascota, y el can de la Policía corrió a toda velocidad para morder al secuestrador.
Sin embargo, el plan falló. Maldonado logró evitar al perro y disparó sus dos armas a la vez, mientras el teniente primero Abeldaño repelía el ataque. Desde atrás, los hombres que lo acompañaban comenzaron a tirarle a Maldonado.
En esos segundos de fuego cruzado, Abeldaño recibió una herida en el costal derecho y cayó. Maldonado, también: sufrió una herida de bala en el pecho y otra en su hombro. El hombre de 42 años, sangrando y desde el piso, continuó disparándoles a los policías hasta que finalmente murió.
En el tiroteo, además del teniente primero Abeldaño, fue herido de bala el oficial inspector Macelo Leonardo Ponce, de 36 años. El balazo ingresó por la ingle derecha y le lesionó la arteria femoral, lo que le provocó una grave hemorragia. Los dos policías fueron trasladados de urgencia al hospital Ramón Carrillo. A Ponce lo operaron durante seis horas: está internado en terapia intensiva en estado crítico tras un “by-pass venoso”.
Otros dos agentes sufrieron heridas leves y también tuvieron que ser llevados a ese centro de salud. Así, concluyó el episodio cargado de violencia y locura que se vivió desde los últimos minutos del lunes y este martes en la localidad bonaerense de Caseros.
Tras el feroz enfrentamiento, los investigadores ingresaron al lugar. Allí, el escenario era dramático; cientos de vainas desparramas, sangre y el cuerpo sin vida del secuestrador junto al cadáver de Cáceres, que según el informe preliminar de la autopsia realizada en la Morgue de Lomas de Zamora, llevaba al menos seis horas muerto y había sido asesinado de un disparo en el pecho por su amigo cerca de las 3.
De este modo, la causa quedó en manos del fiscal Carlos Insaurralde, titular de la UFI Nº3 de San Martín, quien tras el operativo policial ingresó a la escena del crimen junto a los peritos de la Gendarmería Nacional, a cargo de la investigación ya que intervino la Policía Bonaerense y dio muerte a Maldonado. Por protocolo, la misma fuerza no puede investigar el hecho.
Según informaron fuentes del caso a Infobae, los peritos de Gendarmería decidieron continuar mañana con la recolección de residuos balísticos porque no llegaron a levantar la gran cantidad de vainas que había en la escena. Se sospecha que Maldonado hizo unos 300 disparos en las 10 horas que sembró terror en el barrio.
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