Durante 20 años, Mavys Álvarez, la víctima de Diego Armando Maradona en sus días en Cuba, conservó en silencio las fotos y documentos que ilustran esta nota. Son las pruebas de su viaje a Buenos Aires en 2001, a pedido del ídolo y pagado por él. Incluyen cartas de amor, tickets de pasajes de Copa Airlines desde Panamá, recibos del hotel Hilton, una postal del Sheraton y una carta al Hilton donde Maradona se compromete a pagar todos los gastos. Está su vieja tarjeta de La Pradera, el resort donde Diego se hospedaba en Cuba en sus momentos más caóticos. Hay, incluso, recetas de analgésicos de un cirujano plástico e imágenes que la muestran bailando con Diego, junto a Guillermo Coppola, en diversos encuentros.
Hoy, de cara a la denuncia por trata de personas formulada por la ONG Fundación por La Paz y El Cambio Climático, que recayó en el Juzgado Federal N°10 de Julián Ercolini y que apunta precisamente a la posibilidad de que haya sido reducida a una esclava sexual adolescente en ese viaje, estas pruebas salen a la luz.
A través de los abogados Gastón Marano y Marcela Scotti, Mavys, desde Miami, pidió integrar la querella del caso, una decisión que todavía no tuvo respuesta. Coppola figura entre los acusados en la denuncia: su presencia en las fotos del archivo de Álvarez es constante.
En todo momento, en cada una de estas imágenes, ella es una menor de edad. “Te amo con mi corazón y toda mi alma, sos mi sol en mi sombra”, le dijo Diego en una carta.
El astro del fútbol tenía 41 años en ese entonces.
En la presentación hecha por sus abogados en los tribunales de Comodoro Py, Mavys afirmó sobre sus días porteños: “Es importante para mi destacar que durante mi estadía en Argentina, en 2001, en donde permanecí durante dos meses y medio, no se me permitía salir sola de los hoteles en que me alojé, ni tampoco de un departamento ubicado en Capital Federal en dónde permanecí, habiendo siempre personas encargadas de que permaneciera allí. Durante la totalidad de mi permanencia en el país, sólo pude realizar dos actividades que elegí (una a comprar y otra al zoológico), aunque siempre acompañada por una persona hasta mi regreso”.
“Del mismo modo, en Argentina, y aún siendo menor de edad, fui presionada a realizarme una operación de aumento de mamas, la que se realizó en el país sin autorización de ninguna persona responsable por mí. En las mismas circunstancias me suministraron drogas en el país, las cuales me acarrearon una adicción durante muchos años. Las secuelas de lo que viví perduran hasta hoy”, siguió.
Mavys también apuntó en su presentación que la cadena de responsabilidades que la convirtieron en una supuesta víctima podría ir mucho más allá de Coppola y otros. Apuntó, precisamente, a la Dirección Nacional de Migraciones en aquel entonces, que habilitó por lógica su entrada al país.
“Agrego, asimismo, que entiendo se debe investigar también la conducta de los funcionarios de la Dirección Nacional de Migraciones que autorizaron mi ingreso y egreso a la Argentina, en tanto era menor, viajé absolutamente sola, y no contaba con documentación suficiente para hacer dichos cruces. El ingreso y el egreso fueron coordinados con una persona con la que hablé al llegar. Esto me hace estar convencida de que existió una connivencia entre funcionarios públicos cubanos y argentinos para permitir mi traslado e ingreso”, aseveró.
Mavys fue meticulosa en su caja de recuerdos. Conservó hasta las tarjetas magnéticas del Hilton y estudios prequirúrgicos que se realizó, presuntamente, antes de recibir los implantes mamarios pagados por Maradona. Los documentos tienen un nombre: Juan Carlos Pintos Barbieri, hoy de 64 años, cirujano plástico, con un centro de salud, según su propio sitio web, registrado en la calle Beruti.
Hoy, todo este material se constituye como una prueba que podría ser presentada y considerada por la Justicia federal argentina. En sus relatos, Álvarez aseguró que Maradona la introdujo en la cocaína siendo una adolescente:
“Gracias a él conocí cosas que no hubiera podido conocer. Pero también viví cosas que me afectaron y al día de hoy me siguen afectando. Los nervios, dejaba una adicción y caía en otra. Estuve un tiempo para poder liberarme del todo. Fue muy duro”, dijo.
El vínculo de Maradona con Álvarez se fue enfriando al punto de perderse definitivamente y no tuvieron más contacto. Según interpretó la cubana, puede deberse a su negativa a participar en orgías organizadas por el deportista.
Gastón Marano, su abogado, aseguró:
“Ella ahora tiene que atender cuestiones familiares porque tiene una hija un poco mas chica que la edad que tenía ella cuando su relato. Está llevándolo adelante, tiene el apoyo incondicional de su familia”, dijo el letrado y sobre por qué ahora ella se dispuso a hablar, dijo: “Quiere cerrar una herida de su vida, no lo pudo contar antes porque estaba aterrorizada por Fidel (Castro) y Maradona y ahora que los dos murieron y su hija esta por tener esa edad, no quieren que nadie mas pase lo que ella”.
Entre los acusados se encuentran Guillermo Coppola, Mariano Israelit, Omar Suárez -cara visible del local nocturno Cocodrilo-, Carlos Ferro Vieira, entre otros que acompañaban al Diez en sus días de Cuba. Suárez, por su parte, se presentó en Comodoro Py con un abogado tras diversas declaraciones en programas de televisión donde le pidió “perdón” a la víctima, que fue traída a la Argentina para recibir implantes mamarios a pedido de Diego cuando todavía era una adolescente.
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