La muerte de Daniel Cipolat, el argentino de 60 años que fue encontrado enterrado en el jardín de la casa de su asistente personal en Mexico, envuelve una cantidad de dudas y sospechas que, hasta ahora, nadie puede develar. Su familia todavía no sabe de qué murió, ni cuándo. Tampoco si se trata de un homicidio o si la causa de muerte es otra. Mientras tanto, la principal sospechosa, Linda Uribe, que además de empleada era la pareja del hombre, está desaparecida y la Justicia mexicana la busca intensamente. El único dato que le aportó a la familia es un certificado de defunción que se cree que es falso porque contiene datos erróneos.
Hoy, Infobae accede a este sospechoso documento.
“Daniel se fue a vivir a Mexico hace ya siete años. Él se dedica a dar charlas sobre actividad cósmica. Tenía una buena relación con sus cuatro hijos y, aunque no tenían un trato diario, siempre se ponía en contacto con ellos. Hasta que el 28 de agosto nos enteramos por redes de que tenía COVID y nunca más nos pudimos contactar. Sumamente extraño”, dice una fuente cercana a la familia.
Ese día, en las redes sociales de Cipolat, apareció una publicación en la que contaba que había contraído la enfermedad. “Esta vez me tocó a mí. Salí positivo de COVID variante Delta”, comenzó el mensaje.
“¿Qué les puedo decir? Ahí, viendo al cuerpo a ver qué hace. Por lo pronto, no responde a ninguna medicación. Sigue su proceso tremendamente debilitante y molesto. No tengo miedo, estoy abierto para cualquier desenlace y lo que deba ser. Estoy transitando por mi noveno día. Para mí todo está siendo digitado a través de la tecnología de microondas. Cuando todo haya terminado, si estoy para contarlo, daré mis conclusiones. Los abrazo con mi corazón. ¡Cuídense!”, concluyó.
Cuando los hijos de Cipolat vieron esto intentaron comunicarse con su padre pero les fue imposible. Su teléfono celular estaba apagado y los mensajes de WhatsApp ya no llegaban. Al mismo tiempo, los seguidores de Cipolat, que generó una amplia reputación como conferencista, alertaron en los comentarios que ese posteo no parecía escrito por él.
Antes esta situación, que comenzaba a tornarse extraña y, al mismo tiempo, desesperante, los hijos lograron conseguir el teléfono de una mujer llamada Linda Uribe que sería la asistente personal más cercana de su padre.
“La contactó uno de los hijos por WhatsApp para preguntarle si sabía porque el papá no contestaba y la respuesta fue terrible. Le dijo que había fallecido justo esa misma mañana de Covid. Nadie lo podía creer”, cuentan desde la familia.
Lo cierto es que cuando intentaron encontrar más detalles al respecto, la mujer se mostró indiferente. “A veces respondía y a veces no o tardaba muchísimo, lo que nos desesperaba demasiado”, dice uno de los hijos. Cuando ya el fastidio, mezclado con tristeza e incredulidad, comenzaba a crecer, Uribe les envió un certificado de defunción.
El documento, al que accedió Infobae en exclusiva, pertenece a la Secretaría de Salud de Quintana Roo, el estado al cual pertenece la ciudad de Cancún, donde vivía Cipolat. Luego se pueden leer los datos personales, su fecha y lugar de nacimiento y, más abajo, las causas de la muerte.
“Infarto miocardio. Angina de pecho”, es lo que se lee como la supuesta causa de muerte.
Pero lo más llamativo del acta tiene que ver con los datos del médico que figura como quien da fe de la muerte. Junto con el nombre y el cargo (que se resguardan en esta nota) figura un número de teléfono. Ese contacto no corresponde con un centro de salud o un médico. A partir de ahí, y al no tener un sello del profesional firmante, comenzaron las sospechas de que el certificado es falso.
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