Un juicio contra la organización narco Los Monos por balaceras contra jueces, policías y edificios judiciales –una causa sin precedentes en el país– concluyó este jueves en Rosario con condenas al líder de la banda, Ariel Máximo “Guille” Cantero, y otras seis personas que participaron en la planificación y ejecución de una saga de atentados ocurridos entre mayo y agosto de 2018. El capo narco recibió 22 años de prisión, y ya acumula un total de 84 años de cárcel entre las siete sentencias en su contra, tanto del fuero provincial como el federal.
Durante el debate oral y público se expusieron los motivos por los que se hicieron esos ataques a tiros, que tenían por finalidad atemorizar a funcionarios judiciales en sus resoluciones.
“Los hechos objeto de este juicio no reconocen precedente en nuestro país. En un lapso de cerca de 90 días se llevaron adelante doce ataques con armas de fuego. Ataques que no tuvieron como objetivo principal a personas, sino a las instituciones que estas personas representan como integrantes de un poder del Estado, y de ahí lo paradigmático. Un poder el de la violencia y el miedo confrontando, desafiando y negando el poder del Estado, que no es otro que el de la sociedad en su conjunto”, afirmó la jueza Hebe Marcogliese en la previa a la lectura del fallo de primera instancia.
“Guille” Cantero, de 33 años, fue condenado por planificar siete de los atentados investigados por la Fiscalía: dos balaceras a domicilios del juez Ismael Manfrin; una al Centro de Justicia Penal; y cuatro a casas en las que vivió la magistrada Marisol Usandizaga, hija del ex intendente de Rosario Horacio Usandizaga.
De acuerdo a la acusación de los fiscales Matías Edery, Gastón Ávila, Miguel Moreno y Aníbal Vescovo, las balaceras se dieron en un marco puntual: “Guille” Cantero aún no tenía firme la única pena que lo privaba de la libertad, conocida como Megacausa Los Monos, cuya resolución estaba a punto de ser tratada en la Cámara de Apelaciones en lo Penal. Esto, además, se dio en un contexto en el que la Justicia federal había determinado trasladar al temible narco a un penal federal, sacándolo de la unidad penitenciaria de Piñero.
El fiscal Miguel Moreno dijo en su alegato de clausura que los atentados tuvieron “doble o triple finalidad”. “En primer lugar, los ataques a la Policía de Investigaciones y al Ministerio Público de la Acusación fueron para interrumpir las investigaciones sobre balaceras que habían tomado fuerza; también para modificar la postura acusatoria que Fiscalía iba a tomar ese mismo día ante la Cámara de Apelaciones en el juicio”, agregó.
Moreno enfatizó que con los atentados se “reclamó impunidad para Cantero. ¿Tenía sentido pretender la impunidad en ese momento con las causas que tenía en curso? Entendemos que sí, porque en ese momento la única sentencia condenatoria (22 años de prisión) por la que estaba privado de la libertad era la causa Los Monos. Si se revocaba (el fallo), el panorama mejoraba mucho para Cantero”.
Por último, ese fiscal remarcó que hubo también un “interés económico”. Por parte de los que participaron en los atentados por el dinero que recibieron como recompensa, y por parte de “Guille” Cantero porque aún la Justicia provincial no tenía resuelta la situación del destino de los bienes decomisados a la banda narco.
Uno por uno, los condenados
En la investigación iniciada en Fiscalía por los atentados fueron imputadas once personas. Cuatro aceptaron juicios abreviados y recibieron condenas por los atentados. Son Claudio “Churro” Canavo (17 años, por balaceras y un homicidio); Tobías Barrios (5 años y 6 meses); José Alberto Castillo (5 años y 6 meses); Aldana Mazzeo (3 años).
Los restantes siete acusados también fueron condenados, pero en el juicio oral y público que comenzó el pasado mes y culminó este jueves. El tribunal de primera instancia, integrado por los jueces Hebe Marcogliese, Pablo Pinto y Rafael Coria, dictaron 22 años para “Guille” Cantero; 20 años para Matías César; 20 años para Lucía Uberti; 12 años para Daniel “Teletubi” Delgado; 11 años para Leandro “Chulo” Olivera; 8 años para Leonel Fernández; y 7 años para Damián Chávez.
Algunas cuestiones técnicas: Ariel Máximo Cantero fue declarado, además, reincidente, ya que se encuentra condenado a 6 años y 8 meses de prisión por haber amenazado de muerte vía telefónica desde el penal federal de Rawson al juez Edgardo Fertitta, que había denegado su traslado a Santa Fe. Por ese motivo, hoy le unificaron las dos resoluciones y acumuló un total de 28 años y 8 meses de cárcel.
Otro que recibió unificación de pena es Daniel Alejandro “Teletubi” Delgado, de 31 años. Ya se encontraba condenado como coautor del Triple Crimen de Villa Moreno, ocurrido en enero de 2012 en Rosario, por lo que ahora la pena total es de 33 años.
La cadena de planificación
El fiscal Gastón Ávila aseveró en una de las jornadas del juicio contra Los Monos que “Guille” Cantero canalizó la organización de todos los atentados a través de tres “células criminales” que hacían los trabajos por encargo. Las tres bandas están vinculadas a la venta de droga: el fiscal mostró fotos de los teléfonos de los seis acusados donde se ve cómo pesaban y fraccionaban marihuana y cocaína.
Las tres “células criminales” que reportaban al líder de Los Monos tenían un nexo: Lucía Estefanía Uberti, quien se encargaba de la logística de los ataques, el pase de mano de las armas y el ocultamiento de evidencias.
Una de las células es la “banda de Alvear”, según afirmó el fiscal. Es la que está liderada por Daniel Delgado y está integrada por Uberti, Damián Chávez, Leonel Fernández, Matías Fernández, Gustavo Peralta, Claudio Canavo y Aldana Mazzeo. Otra es la banda “de Quintana”, encabezada por Matías César y su primo Tobías Barrios. La última es la de Leandro Olivera.
“La violencia es el único modo de defender el negocio ligado a las drogas y de mantener el espacio de comercialización. De ahí que el denominador común de estos líderes en su habilidad para conservar el territorio en el que se mueven, el sostenimiento de la confrontación con quienes intentan disputarlo, y su capacidad para reclutar y mantener la mano de obra necesaria, quienes por dinero o la posibilidad de escalar en la jerarquía de la estructura se encargan de materializar toda clase de actos violentos, desde amenazas hasta homicidios”, sostuvo la jueza Marcogliese antes de leer el veredicto.
Marcogliese luego agregó: “Aspiramos a que este sea un punto de inflexión a partir del cual se ponga un freno definitivo a las organizaciones que ponen en vilo a las instituciones democráticas. Para ello es necesario el compromiso de todos los poderes del Estado, de la sociedad intermedia y de la ciudadanía. Que, entre otras estrategias, se ofrezca a los jóvenes un futuro atractivo al cual es posible llegar a partir del estudio, la capacitación y el trabajo, evitando que sean cooptados como moneda de fácil intercambio por estas organizaciones”.
Uno por uno, los atentados
Los primeros dos atentados fueron el 29 de mayo de 2018 en Italia al 2100 y en Montevideo al 1000, contra domicilios en los que vivió el juez Ismael Manfrin, quien condenó a Cantero a 22 años de prisión por la Megacausa Los Monos. Al día siguiente, se hizo efectivo el traslado del líder de Los Monos al penal federal de Resistencia, Chaco.
Los ataques no cesaron con el traslado del capo narco. El 30 de junio fue baleada la casa del policía Ariel Lotito, quien declaró en el juicio por la Megacausa Los Monos. Por ese hecho resultó condenado Tobías Barrios a 5 años y 6 meses de prisión.
Un día después fue baleada la casa del policía Luis Quevertoque, que también declaró contra Los Monos en el juicio de la Megacausa. Ese mismo uniformado posteriormente fue condenado como miembro de otra banda, la de Esteban Alvarado.
El 13 de julio, atacaron a tiros a los custodios y a la casa del padre del juez Juan Carlos Vienna, quien dio inicio a la Megacausa durante su paso por el juzgado de instrucción N° 4 cuando regía el viejo sistema procesal penal en Santa Fe.
A la funcionaria judicial que más atacó la banda es a la jueza Marisol Usandizaga: balearon cuatro domicilios en los que vivió ella o familiares, ubicados en Libertad al 300, Buenos Aires al 1700, Dorrego al 1600 y Zeballos al 2500.
Una vez designado el tribunal de apelaciones que iba a revisar el fallo de la Megacausa Los Monos, la banda narco atentó contra el ex domicilio de la camarista Gabriela Sansó (San Luis al 1400, el 13 de agosto) y de Carolina Hernández (Tarragona 700 bis, el 5 de agosto).
En tanto, el 4 de agosto fue atacado el Centro de Justicia Penal por primera vez; el 14 de agosto la sede de Fiscalía y el 26 de agosto arrojaron una granada de gas lacrimógeno a la sede de la Policía de Investigaciones. Éste último hecho fue llevado adelante por un chico de 14 años de forma estratégica: por la implicancia penal menor, por tener menos de 18 años, y porque era más barato que pagarle a Damián Chávez, que pedía 20 mil pesos por ese atentado.
Un dato llamativo fue resaltado por los fiscales en el juicio y por la jueza Marcogliese a la hora de leer el veredicto: los primeros atentados se hicieron en simultáneo. Fueron los dirigidos al juez Manfrin, Usandizaga y edificios judiciales. El objetivo, de acuerdo a la acusación y lectura de la magistrada, era “dificultarle” la tarea a la Policía para lograr rápidas detenciones.
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