A diez días de haberse cumplido 15 años de la segunda desaparición de Jorge Julio López, la unidad que interviene en los procesos por delitos de lesa humanidad y que investiga esta causa, relevarán 66 tumbas en el Cementerio de La Plata, cuyo origen e identidad se buscará establecer para determinar o descartar que se trate del ex preso político de la dictadura.
La investigación se está realizando con todos los cementerios de la jurisdicción de la Cámara Federal de La Plata, pero los esfuerzos se centraron en la ciudad donde ocurrió el hecho. También se extendió a todas las morgues judiciales y policiales del país, para lo cual se pidió colaboración a las distintas justicias provinciales.
El relevamiento está relacionado con cuerpos NN ingresados a la necrópolis platense a partir del año 2006. El trabajo es realizado por investigadores del Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas, según confirmó a la agencia Télam una fuente de la Unidad Fiscal especializada.
Desde la pesquisa señalaron que “ahora hay que cotejar la información con la justicia penal bonaerense en los casos en los que hubiera una causa abierta, no todos lo tienen, y constatar una por una las actas de defunción en el Registro Provincial de las Persona; eso permitirá obtener sexo, circunstancias de fallecimiento, quizá rasgos personales y otros datos que nos permitan ir por descarte”.
El albañil Jorge Julio López desapareció el 18 de septiembre de 2006, cuando estaba previsto que se presentara en el Salón Dorado del Palacio Municipal de la capital provincial para escuchar los alegatos del juicio contra el represor Miguel Etchecolatz.
Allí él había testificado a fines de junio de ese año, en uno de los testimonios más relevantes para lograr condenar al ex jefe policial y a quien pudo identificar como quien participó del operativo en el que fue secuestrado e integraba el grupo que les aplicaba torturas a los detenidos en un centro clandestino.
Días atrás Rubén López, uno de los hijos del hombre desaparecido, recordó a Infobae: “Mi vieja le decía ´no vayas a declarar’. Era por miedo de que le pasara algo, teníamos miedo de que le pasara algo a nivel mental, de que se desequilibrara, no pensamos que lo podían secuestrar”.
El lunes, cuando Hugo, el hermano de Rubén, se levantó, Jorge Julio López ya no estaba en la casa. En un primer momento, nadie sospechó que podía tratarse de un secuestro. La familia cree que alguien lo engañó para que saliera de la casa, porque lo acordado era que esperaría allí a que llegara Gustavo, el sobrino, para llevarlo junto con Hugo en su auto hasta el Palacio Municipal.
“Esa mañana unas cinco personas vieron a mi viejo en la calle, cerca de casa. La última que lo vio caminando fue una señora de una verdulería, en la calle 137 entre 66 y 67″, reconstruyó Rubén.
A partir de allí, nadie más lo vio, aunque después se pudo determinar que había caminado otras dos cuadras desde ese lugar.
En la primera vez, a López lo habían secuestrado la noche del 27 de octubre de 1976 durante un gran operativo en Los Hornos, junto a otros militantes peronistas y a la cabeza de los grupos de tareas que se desplegaron esa noche estaba el director de Investigaciones de la Policía Bonaerense, Miguel Etchecolatz, hombre de extrema confianza del jefe de la fuerza, coronel Ramón Camps.
A López lo habían mantenido secuestrado durante casi seis meses en cuatro de esos centros clandestinos, los conocidos como Cuatrerismo, Pozo de Arana, Comisaría Quinta y Comisaría Octava.
Allí había sido torturado y también había presenciado varios asesinatos, entre ellos los de sus compañeros de militancia en Los Hornos, Patricia Dell’Orto y Ambrosio Francisco de Marco.
López había sobrevivido y el 4 de abril de 1977, cinco meses y cinco días después de su secuestro, fue “blanqueado” y puesto “a disposición del Poder Ejecutivo” en la Unidad 9 de La Plata, de donde fue liberado el 25 de junio de 1979.
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