Mykel M., de 39 años, nacido en Venezuela, parece ser un hombre movedizo. Registrado en la AFIP como chofer, había trabajado como taxista para un propietario de vehículos como monotributista, registró domicilios en la calle Carlos Calvo y en Floresta a pocas cuadras de la cancha de All Boys, tomó deudas con bancos y empresas de microcrédito que dejó impagas. Su historia en el delito parece nula. Los registros judiciales porteños no muestran condenas de primera instancia o fallos de Cámara en su contra. Pero esta semana, el Departamento Delitos Económicos de la División Defraudaciones y Estafas de la Policía de la Ciudad lo arrestó por un truco triste: comprar artículos de primera necesidad -pañales, latas de atún, mayonesa- así como varias botellas de whisky importado en un supermercado de Balvanera.
Mykel, según la acusación en su contra, ya había atacado a esa cadena de supermercados con otra serie de compras online, una mucho más opulenta. Un gerente denunció ante la Fiscalía en lo Penal, Contravencional y de Faltas N° 39 que había recibido tres pedidos fraudulentos de alto valor. El mismo usuario compró vinos, whiskys, gaseosas y varios electrodomésticos. Al notar elementos sospechosos, los productos no fueron entregados. Quedó, sin embargo, el nombre con el que se hizo la transacción. Coincide, por ejemplo, con el de un trabajador de una empresa de café que vive en la zona de Rafael Calzada.
Tiempo después, el 22 de septiembre, el falso comprador insistió con un nuevo pedido. Usó otra vez la misma identidad, pero con un pedido mucho más modesto: seis latas de atún, cuatro paquetes de pañales, seis paquetes de mayonesa de medio kilo. También, pidió whisky, varias botellas de Johnny Walker Black Label y Chivas Regal que encarecía el pedido para una factura de 45 mil pesos, según confirmaron fuentes del expediente a Infobae.
Entonces, la Justicia y la Policía de la Ciudad optaron por una estrategia para atraparlo.
Así, montaron una entrega controlada, una estrategia que suele usarse, por ejemplo, en negocios de contrabando de drogas enviadas por correo.
En la playa de estacionamiento del supermercado ubicado en Balvanera los oficiales de la fuerza porteña se vistieron con el uniforme de los repartidores y se dirigieron a la calle Méndez de Andes al 1800. Allí se había programado la entrega del pedido. Allí, Mykel fue detenido cuando recibió el pedido.
El acusado, curiosamente, tenía una foto en su celular del DNI de su víctima, al cual le había usurpado su identidad. También tenía la foto de su tarjeta de crédito.
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