La ronda de declaraciones testimoniales en el expediente que investiga las causas de lo que la Justicia considera el presunto homicidio de Diego Armando Maradona continuó esta semana con Rocío Oliva. La ex pareja del Astro declaró durante amás de una hora y habló sobre el comienzo de su relación con Diego y sus problemas de salud. Además respondió preguntas sobre “Charly” Ibáñez, el ladrón prófugo vinculado a su familia que ofició de asistente del Diez y fue detenido la semana pasada.
Al comenzar su declaración testimonial, Oliva explicó a los fiscales del caso -Laura Capra, Cosme Iribarren, Patricio Ferrari, liderados por el fiscal general John Broyad- y a los abogados de las partes cómo llegó a la vida de Maradona:
“Lo conocí en Mar del Plata, en el año 2011. En el 2013 nos pusimos de novios y fuimos a vivir a Dubai, hasta el 2018 aproximadamente. En el 2020 casi no tuve contacto con él. Desde que rigió el aislamiento por la pandemia no pude tener contacto más allá de algunos mensajes preguntando cómo estaba y cómo iban sus cosas. La última vez que lo vi fue cuando comenzó la pandemia. Quise entrar a verlo a su country, en el que estaba en Bella Vista, pero la guardia no me dejó pasar por las medidas de aislamiento. Me contacté con él dos veces más pero por mensaje, o mediante una llamada, pero nada más. Las conversaciones eran sobre cómo estaba”.
Por otra parte, la actual panelista de TV se refirió a su relación con el principal acusado de la causa, el neurocirujano Leopoldo Luque: “Una vez en 2019, cuando Diego regreso de México, y vivía en Tigre tuve contacto. Él había pasado a saludar a Diego, fue un ‘hola’ y nada más. Y luego cuando Diego se operó la rodilla en la Clínica Olivos, una vez que fui a verlo, estaba Luque con él. Eso fue todo el contacto que tuvimos”.
En el peritaje al teléfono del médico, que consta en la causa y fue difundido por Infobae, existe, sin embargo, algunas comunicación de audio entre Maradona y Luque donde se escucha la voz de fondo de Oliva haciéndole consultas al médico sobre algunos problemas de salud de Diego.
Otro de los ejes por los que transitó la declaración de la ex de Maradona tuvo que ver con su relación con Carlos “Charly” Ibáñez. Se trata del hombre que asistió a Maradona y que, según se lo acusa, le brindaba marihuana y alcohol. Durante su estadía con Diego pesaba sobre su cabeza una pedido de captura nacional emitido por un juzgado de Morón fechado en el 2017 por robo. Desde el entorno más cercano del ex futbolista, aseguraron siempre que Charly llegó a Diego de la mano de Rocio, ya que tenían algún parentesco familiar.
Ahora, ella lo desmiente.
“Sí lo conozco, pero no es de mi familia. Lo conozco de cuando él ingresó a la vida de Diego. Fue en un cumpleaños que vino con la novia, que ella sí era prima de mi padre fallecido. Ah charló con Diego, y tuvieron buena onda. A partir de ahí lo empecé a ver seguido, pero era siempre invitado por Diego”, explica Oliva.
Además, Roció agregó que siempre tuvo “contacto normal” con Ibáñez. Esta versión tiene su contra parte, como pasa casi con todos los temas en el mundo Maradona. Varios de los allegados de Diego, que lo acompañaron hasta su muerte aseguran que él y Charly se encerraban en la habitación para hablar largas horas con Rocío por videollamada.
Cuando llegó el momento de las preguntas de los abogados, Mario Baudry, querellante por Diego Fernando, hijo menor de Diego, le preguntó por las palabras de Matías Morla en la que, de alguna manera, la responsabilizaba de la muerte del campeón mundial. El ex apoderado había dicho en el canal América que Maradona murió por “Rocío Oliva, la cuarentena y la parte médica”.
“Nadie muere de amor, y está más que descartado que no tuve nada que ver con el deceso”, contestó Rocio.
Antes de finalizar la declaración, los fiscales le preguntaron si Diego se hacía chequeos médicos durante la estadía de ambos en Dubai: “Si, en la clínica Canadian. Los resultados quedaban en casa, en la habitación. Me consta que siempre le daban buenos resultados. Los médicos le decían que tenía la salud de un tipo de 20 años. Le decían que estaba para jugar al fútbol. Iba periódicamente a hacerse los controles y se dejaba atender perfectamente por los médicos. Para mí era un toro. Siempre estaba bien”.
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