Tras un juicio abreviado, el hermanastro del líder de una organización criminal de la ciudad santafesina de Rosario investigada por homicidios y narcotráfico fue condenado a cuatro años de prisión. La causa: tomar el control de la banda tras el arresto de su familiar en 2019.
Según lo establecido en la condena, Gustavo Fernando Ramos, un transportista de 48 años, se puso al frente de la gestión de una red de sociedades comerciales, vehículos e inmuebles pertenecientes a la asociación ilícita por la que está señalado el jefe narco Esteban Lindor Alvarado.
El juez Hernán Postma homologó un juicio abreviado acordado entre los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra y la defensa de Ramos, en el que el acusado admitió haber formado parte de un grupo con fines delictivo y fue por ello que obtuvo una disminución de la pena.
Los fiscales consideraron que Ramos “actuó contando con el dominio del hecho, perteneciendo de manera estable y consciente a la organización criminal” y “resultó ser, como reconoce en este acto, un engranaje más de la compleja organización de Esteban Alvarado”.
Ramos fue acusado de tomar la gestión de las nueve sociedades de su hermano -o controladas a través de testaferros- por medio de las cuales los fiscales consideran que Alvarado daba apariencia lícita a dinero que obtenía de su actividad delictiva.
Además, tenía la misión de confeccionar la documentación de los bienes y quienes irían a figurar como titulares, fijaba sus precios para ofrecerlos al mercado, ordenaba operaciones con moneda extranjera, pago y negociación de cheques y determinaba los servicios que cada sociedad debía facturar según informó el diario La Capital de Rosario.
También Ramos obtenía inmuebles en los que habitaban los miembros de la banda, guaradaban los autos que utilizaban para operar, daba dinero a las personas que brindaban información a la banda, manipulaba facturación y pagos mezclando fuentes de rentas lícitas e ilícitas.
Según informó Télam, para Edery y Schiappa Pietra existió un uso fraudulento de las empresas porque muchos de los socios, domicilio y personal de las mismas eran coincidentes o se cruzaban entre una sociedad y otra.
Por su parte, Alvarado, enfrentado desde hace años a la narcobanda “Los Monos”, cumplió una condena por robo de autos hasta fines de 2018, aunque siempre fue señalado como jefe de uno de los grandes grupos narco de Rosario y este año irá a juicio por el presunto transporte de media tonelada de marihuana en uno de sus camiones desde Rosario hacia la Patagonia. En febrero de 2019 fue detenido en un camping de la localidad cordobesa de Embalse Río Tercero, tras estar prófugo en una causa por homicidio.
A su vez, está imputado con prisión preventiva como instigador del crimen de un prestamista, jefe de una asociación ilícita y lavado de activos y su hermanastro Ramos había sido imputado en junio de 2019 como quien lo reemplazó en la gestión del negocio ilícito, que Alvarado habría continuado desde la cárcel.
El pasado lunes 6 de agosto el nombre de Alvarado volvió a sonar tras el asesinato de un mecánico, Carlos Argüelles, que formó parte de su banda pero luego declaró en su contra bajo la figura de imputado arrepentido y por este crimen además fueron imputadas cuatro personas, entre ellas una chica cuya pareja, que está presa, comparte pabellón en la cárcel de Piñero con personas vinculadas a la banda.
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