La escena parece sacada de alguna serie de las que retratan descarnadamente la realidad carcelaria pero no es ficción, sino pura realidad. En una comisaría de La Matanza, un grupo de presos golpean a un compañero, lo obligan a arrodillarse, lo humillan y finalmente, según la denuncia de otros reclusos, le cosen la boca.
Toda la secuencia fue registrada en dos videos y una fotografía que los mismos agresores grabaron con sus celulares y subieron a redes sociales desde su celda. En una de las filmaciones se ve cómo obligan a la víctima de las agresiones a pedirle perdón a un tal “Joel” mientras recibe una golpiza. Todo se habría desencadenado, aparentemente, por una traición amorosa entre dos bandas de delincuentes.
“Esto es lo que se vive en muchos lugares donde se alojan detenidos. La violencia no sólo se ve en la calles sino que crece en los penales. Es el reflejo de la sociedad. En este caso el golpeado cayó sólo en la comisaría y se encontró con varios integrantes de una banda contraria, que lo conocían, y lo sometieron aparentemente porque estuvo con la novia de uno de ellos”, explica a Infobae una fuente cercana al caso.
Ocurrió, supuestamente, a mediados de julio de este año. En el primero de los videos, de 2:30 minutos de duración, se observa al recién llegado con remera blanca y bermudas negras, identificado como Lucas, arrinconado contra una pared y otro preso vestido de negro, llamado Fernando, en clara actitud amenazante: primero le muestra dos facas, una en cada mano, y luego le tira una al piso, un viejo código tumbero para invitarlo a combatir.
“¿Vamos a pelear o no vamos a pelear? ¿Qué vamos a hacer? Dale guacho. Agarrala”, desafía el detenido más agitado en referencia al cuchillo que le ofreció a su contrincante. Finalmente, Lucas no logra tomar el arma a tiempo y termina de rodillas, con el otro recluso que amenaza con acuchillarlo.
Al menos cuatro detenidos más observan la situación: uno registra todo con su teléfono.
Sobre el final, le acercan el teléfono a la cara para que le pida perdón a “Joel”. Lo hace varias veces en medio de insultos y más golpes. Luego lo obligan a juntar sus pertenencias: “¿Esta es toda tu mugre?. Juntala y raja de acá, amigo”, le gritan. Sin embargo, antes de que termine el video, se las roban.
En el segundo video, subido a la red social Facebook, se observa a Lucas, el mismo preso sometido en la primera grabación, esta vez sin remera. Nuevamente lo fuerzan a pedirle perdón a “Joel”. Antes lo agarran del pelo y lo golpean. “¿El más puto de dónde sos vos?”, le pregunta retóricamente el que lo sostiene de la cabeza. “De la Achira”, responde tres veces entre los cachetazos. Se refiere al asentamiento Las Achiras, ubicado en Villa Celina, La Matanza, muy cerca del Mercado Central.
Según una fuente que estuvo presente en el momento de las agresiones, todo se desencadenó por celos.
“Ellos se conocen porque son todos del mismo barrio. Aparentemente, el pibe nuevo estuvo en pareja con una chica que es la ex de este tal ‘Joel’ que es el líder de la banda. Cuando se enteraron, lo sometieron y por eso lo obligaban a pedir perdón. No tuvo chances de defenderse porque estaba solo y los otros eran como cinco”, asegura.
No solo los videos fueron subidos a internet. También una fotografía. En ella se ve la boca, supuestamente de Lucas, cocida con hilos manchados de sangre. Otros detenidos que estaban en la comisaría aseguran que fue la misma banda que, no conforme con los golpes que le propinaron y se ven en los videos, cometieron esta salvajada.
Dos meses después del hecho, ya casi ninguno de los protagonistas del hecho está en la misma comisaría. La víctima de las agresiones fue llevada a otra dependencia ubicada en el Mercado Central mientras que el resto fue trasladado a un penal bonaerense.
Infobae intentó lograr una respuesta de fuentes oficiales sobre el tema, para saber si hay una investigación en curso que permita esclarecer el caso. No existe información al respecto en fiscalías de la jurisdicción. También se consultó a fuentes policiales y de los organismos de seguridad provinciales, que tampoco dieron su versión sobre el tema. Sin embargo, fuentes que tienen conocimiento de la situación afirman su existencia y aportan el material que ilustra esta nota, con precisiones sobre dónde ocurrió el hecho.
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