“Repugna a las más elementales reglas humanas la conducta del denunciante Héctor Alberto Resnik, apodado ‘Tiño’”. Con estas palabras, el fiscal general de Puerto Madryn, Daniel Báez, cerró un dictamen en el que desestimó la existencia de un delito en la denuncia que el empresario del sector turístico hizo contra un empleado suyo, a quien echó luego de que él le comunicara que estaba enfermo de cáncer. Para justificar el despido, Resnik inventó un robo, según concluyó el investigador judicial. Por lo que ahora afrontará una causa en su contra por la mentira.
Resnik es dueño de la empresa Southern Spirit, que a la vez trabaja con el Yellow Submarine, un barco semisumergible que navega en las aguas de Puerto Pirámides, el epicentro nacional del avistaje de ballenas, en Chubut. El hombre que fue denunciado es Juan Pablo Martorell. Tiene 42 años y hasta antes de la pandemia por coronavirus era el capitán de esa embarcación.
Durante los últimos diez años, Martorell trabajó para Resnik, pero a partir de la pandemia la relación se empezó a deteriorar por falta de pago de premios y la intención del patrón de hacerles firmar a sus empleados la renuncia.
Todo empeoró en abril de 2021. Martorell fue diagnosticado en Córdoba, su provincia natal, con cáncer de tiroides con metástasis. El trabajador avisó de la situación a Southern Spirit y como respuesta recibió una carta documento que lo exhortaba a presentarse a trabajar en una fecha indicada. El empleado respondió con el certificado médico y, además, agregó un reclamo de pagos pendientes y la deuda que tenían con él desde 2015 por falta de aportes jubilatorios.
Resnik respondió que no existían las deudas de tal aporte. “Y esa misma semana va y paga los aportes y me avisa que contrató a otro capitán pero mantiene la relación laboral y toma conocimiento de mi enfermedad”, contó a Infobae Martorell, ya con una mejoría de su salud.
Mientras tanto, los médicos le sugirieron a Juan Pablo que lo mejor sería operarse cuanto antes. Él pidió extender el plazo unos días porque cumplía años uno de sus dos hijos. “Y ese mismo día del cumpleaños de mi hijo me entero que entran a allanar mi casa en Puerto Pirámides”, relató.
La casa de Martorell había quedado al cuidado de una vecina, mientras el hombre hacía el tratamiento en Córdoba. Un llamado de la mujer le advirtió que la Policía de Chubut estaba adentro con una orden judicial. Agentes de la fuerza de seguridad provincial respondían a una denuncia de Resnik contra Martorell del 20 de julio por el robo de herramientas y equipos de la embarcación Yellow Submarine.
El allanamiento y el hallazgo de parte de lo denunciado como robado en la casa de Martorell fue noticia en algunos medios locales, que afirmaron que el empleado era un ladrón. Sin embargo, para el fiscal Báez, la denuncia fue “inconsistente”. El investigador remarcó en su dictamen al que accedió Infobae que Resnik afirmó que “entre fines de diciembre de 2020 y el 20 de julio” le robaron varios elementos que el empresario enumera. “En ocho meses el denunciante no advirtió los faltantes de los elementos que luego con precisión denunciar como sustraídos”, remarcó Báez, como primer indicio de la mentira del empresario.
¿Cómo fue que Martorell se convirtió en sospechoso del falso robo? Al día siguiente de la denuncia, otro empleado de Resnik fue “casualmente” a visitar a la vecina de Martorell a retirar un pedido de perfumes, pero la mujer no estaba en su casa sino en la de Juan Pablo. Cuando el hombre la fue a buscar allí encontró la caja con parte de las herramientas incluidas en la denuncia del día anterior. “Aquí surge la segunda inconsistencia”, indicó el fiscal con cierta ironía.
“Yo resguardaba las herramientas porque son elementos que se usan en la embarcación. Como el barco no tenía cámaras de seguridad ni personas que lo cuidaran, yo los guardaba en mi casa porque estaban a mi cargo”, comentó Martorell, quien además agregó: “Era uso y costumbre que los empleados podíamos disponer de las herramientas porque en el pueblo no hay ferreterías”.
El trabajador denunciado contó que Resnik, de hecho, sabía que él tenía las herramientas. “Lo usó para denunciarme por robo”, explicó Martorell. El empleado puso como ejemplo el préstamo que su patrón le hizo de una herramienta de corte. De ese hecho, hay mensajes de WhatsApp que demostraron ante los investigadores que el capitán del Yellow Submarine había recibido los objetos con el consentimiento del dueño de la empresa.
Por eso el 30 de julio, cuatro días después de recibir una carta documento en la que Resnik lo despide, Martorell denunció ser víctima de una falsa denuncia. Aportó documentación, relató las circunstancias laborales y entregó los teléfonos para que chequearan los mensajes entre Resnik y él.
El fiscal Báez comprobó también que existía un conflicto laboral entre las partes. “Después de la temporada de ballenas él me quedó debiendo dinero, cada vez que yo intentaba tener una charla por este tema, me decía que no podía hacerle reclamo en medio de la pandemia. Además de eso, en lugar de cumplir con la ley, que era suspender a los empleados y pagar el 75% del salario, nos pagaba $ 8.000 por mes más el ATP. Con ese dinero era imposible sobrevivir en la Patagonia, era menos de la mitad de nuestro sueldo”, contó Martorell y admitió que por eso tuvieron “una discusión muy fuerte”.
Pero la prueba clave de la falta de delito fue la declaración de un policía que participó del allanamiento, quien confirmó que Resnik le dijo que el motivo de la denuncia era echar a Martorell.
“Me la vi complicada en el momento, porque era evidente lo que estaba haciendo Resnik. Acá nos conocemos todos y he recibido 200 mensajes en Facebook que se solidarizaron conmigo porque saben quién es él y de lo que es capaz, gente que no tengo idea quién es, pero que lo conocen a mi jefe. Es un empresario muy habilidoso, con mucho poder adquisitivo, pero en la Justicia se dieron cuenta de que cruzó un límite”, comentó Martorell.
“Así los hechos descriptos, me permiten objetivamente desestimar el presente caso por inexistencia de delito, no sin antes mencionar que repugna a las más elementales reglas humanas la conducta del denunciante Héctor Alberto Resnik”, cerró su dictamen Báez.
Resnik, en cambio, dijo a este medio que está indignado con la actitud de Martorell y con la resolución del investigador. “Es una barbaridad el dictamen del fiscal. Nunca en toda la historia de nuestra empresa despedimos a una persona y no tenemos juicios laborales. Fue un caso muy especial el de Juampi”, comentó el empresario.
El propietario de Southern Spirit insistió: “Cuando estábamos por arrancar esta temporada notamos que faltaban ciertas cosas en el predio. Hice una denuncia”. Así, Resnik contradijo la versión de su ex empleado: “No estaba consensuado el préstamo de las herramientas sino que hubo un conflicto previo por el tema porque las cosas no estaban donde deberían estar. Dijimos que las herramientas debían estar en el predio y que las debía manejar otra persona. Juan Pablo dijo que necesitaba las herramientas. Yo le dije que no podían estar en la casa de nadie. Que si él que las necesitaba, que las use, pero que las devolviera al predio”.
“Desde el momento que le pidió a sus empleados que renuncien para salvar su empresa, que tiene ganancias millonarias, la verdad, que no me parece para nada honesto Resnik, sino todo lo contrario. Es una persona miserable, su falta de humanidad, su modo de actuar, fue devastador para mí y para mi familia. Estoy muy decepcionado”, comentó Martorell y resaltó el trabajo de los investigadores, que limpiaron su nombre de la denuncia: “La Justicia actuó como tenía que actuar, y te da la satisfacción de que trabajaron bien. Uno descree a veces, pero cosas así dan ganas de seguir viviendo”.
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