Doce integrantes de la banda de “Dumbo”, un capo narco prófugo que operaba en el barrio Mugica de Villa Lugano, en Capital Federal, están cada vez más cerca del juicio. La fiscal federal María Alejandra Mangano pidió el elevamiento de la causa al debate oral en la que están involucrados los acusados, por haber formado parte de una organización destinada principalmente a la distribución y comercialización de sustancias estupefacientes.
La banda de Raúl Martín Maylli Rivera, conocido por su apodo “Dumbo”, un prófugo por el cual se ofrecen $ 5 millones de recompensa, ostentaba el dominio territorial en un sector del barrio Padre Múgica, en especial en la zona de la Platea 11, en el sector central del asentamiento Bermejo de Lugano y en la Villa1-11-14. Los investigadores están listos para comprobar en el juicio las operaciones que los imputados realizaron en la zona al menos entre el 16 de noviembre de 2018 y el 16 de junio de 2021.
Para Mangano, que llevó la investigación junto a la PROCUNAR, el ala de la Procuración dedicada a investigar delitos de narcotráfico a cargo del fiscal Diego Iglesias, se encuentra probado a partir del secuestro de drogas, armas y municiones, cuadernos con planillas de organización, además de escuchas telefónicas, tareas de campo, declaraciones de preventores, testigos, fotografías y filmaciones. “Cada uno de los integrantes de la organización cumplía un rol diferente dentro de ella, con un fin en común, beneficiarse económicamente a través de la venta de sustancia estupefaciente”, escribió la fiscal en el requerimiento de la elevación a juicio del expediente.
Los acusados son Arturo Andia Ormeño, sindicado como el “número 2″ de “Dumbo” en la organización; Renzo Alexis Saval Soria; José Andrés Fernández Muñoz; Kurt Bruno Casanova Chambergo; Roberto Javier Recinas Rojas; Nick Gerald Guido Alcalde; Juan Rolando Sono Hereña; Noel Palomino Reyes; Jorge Walter Vázquez, Víctor Hugo Auccapuri San Miguel; y los menores T L M V y J M M., quienes al momento de ser dertenidos “tenían a su disposición el arsenal”.
Según la investigación, los imputados tenían definidas por lo menos cinco funciones dentro de la organización, que iban desde la mano armada, a la que llamaban “chaleco”, los custodios a los que mencionaban como “pierna” o el vendedor de las drogas, denominado “pulpo”. Los detectives de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal Argentina (PFA) descubrieron estos términos en una especie de “libro diario” secuestrado en uno de los procedimientos efectuados en el marco de la causa que lleva adelante el juez federal Julián Ercolini.
La banda llevaba un registro detallados de sus operaciones, según consignó el juez de la causa en el procesamiento de los acusados. En un cuaderno tenían cuatro tipos de anotaciones. Había planillas de asistencia semanal, donde se registraban intervinientes y funciones, y en general, la venta producida: A, por “alto”, en relación a la cocaían y F, por “faso”, en relación con la marihuana. Una planilla de gastos, donde se registran diferencias entre las erogaciones de casa y de la gente, y en general, se restan a una suma total. Otros registros donde se mencionan distintas personas y montos. Y una más sobre contabilidad de lo que se vende y del restante, y también del material que entra, que se pesaba con “ropa” (envoltorio) y “s/ropa” (sin envoltorio).
En esas anotaciones aparecen los términos “Chaleco”, para la “mano armada” encargada de brindar seguridad; “Marcador”, para los que daban “aviso mediante silbidos, gritos, o señas” si se acercaba la Policía o alguna persona o vehículo que les llamara la atención; “Cocina”, para los que fraccionaban las drogas para su posterior comercialización; “Pierna”, quienes oficiarían de custodia del vendedor; y “Pulpo”, para quienes finalmente vendían las sustancias.
Además, a través de tareas de campo realizados por personal policial encubierto, los detectives observaron “potenciales compradores de drogas, que esperaban en las inmediaciones de la cancha de fútbol (donde habitualmente jugaban niños) y de la Platea 11 y seguían indicaciones de un marcador”. Así, mediante señas, el marcador les indicaba que se acercaran al sector donde se encontraba para mandarlos hacia las vías del ferrocarril que separa los barrios Bermejo e Inta, donde fueron detenidos varios de los acusados.
De acuerdo a la acusación, los principales roles los tenían Arturo Andia Ormeño, alias “Sonrisa”; Renzo Alexis Saval Soria, o “Puñete”; y Kurt Bruno Casanova Chambergo, conocido como “Bruno”; y el menor J M M o “Tincho”, quienes “cumplían funciones como encargados y responsables de supervisar las actividades de comercialización de drogas, fraccionamiento, recaudación de dinero y seguridad no solo del jefe sino de toda la organización”.
La organización criminal mantenía dominio territorial en el Barrio Padre Mujica, en el asentamiento Bermejo y en el Barrio Obrero; especialmente controlaba el sector ubicado entre la platea 11 y el pasillo –en forma de “L”- ubicado dentro del barrio Bermejo. Para ello impusieron y se valían del aporte de personas que oficiaba como “satélites”, el uso de armas de fuego y de los “marcadores”, algunos de ellos menores de edad, que se ubicaban en diferentes sectores de puntos de venta, quienes “utilizaban equipos de comunicación para alertar sobre las personas que ingresaban al barrio como sobre la presencia de personal de las fuerzas de seguridad”, según consignó la fiscal.
Los integrantes de la banda se manejaban con custodios –que portaban armas de fuego entre su ropa y exhibían a transeúntes de forma intimidante-; quienes también brindaban seguridad dentro del barrio. Las drogas era acopiadas y fraccionadas en departamentos utilizados por la banda ubicados en la Platea 11 –Fases 2 y 3- del barrio Padre Mugica; desde los cuales luego trasladaban al barrio Bermejo y a otros sitios cercanos para su comercialización; tarea en la que participaban también menores de edad. En la Platea 11 la organización guardaba el dinero producido por la venta al menudeo.
“Queda claro que el comercio de estupefacientes era realizado de modo organizado, con la participación de menores de edad, y en diferentes puntos de venta dispuestos en las inmediaciones de la zona; siendo el principal punto de venta debajo de un toldo que se ubicaba frente a una cancha de futbol emplazada en el barrio”, señaló Mangano en su requerimiento.
La investigación determinó que Ormeño sería el que más conocimiento tendría de armas de fuego y habría pertenecido a las fuerzas militares en la República del Perú, mientras que Renzo Saval Soria -junto a “Dumbo” y “Bruno”- habrían integrado la organización de venta de drogas que controlaba la Villa 1-11-14 liderada por Marcos Estrada González.
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