Se reactivó el caso por la desaparición de Mariela Bessonart: encontraron documentos enterrados y su marido está otra vez en la mira

La mujer fue vista por última vez hace 16 años en la ciudad cordobesa de Villa María. Qué pasa en el expediente

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Mariela Bessonart desapareció el 28 de septiembre de 2005 en Villa María Córdoba (Archivo)
Mariela Bessonart desapareció el 28 de septiembre de 2005 en Villa María Córdoba (Archivo)

El caso de Mariela Bessonart (38), la mujer que desapareció misteriosamente hace 16 años en la provincia de Córdoba sin dejar un solo rastro, se convirtió en uno de los mayores misterios de la historia policial reciente. Tras años de un expediente paralizado, en los últimos días hubo un giro inesperado: el reciente hallazgo de papeles y documentos de 2005 enterrados en una fosa, más la aparición de dos testimonios y nuevas pericias, permitieron a la fiscal Juliana Companys reactivar la investigación y poner nuevamente los ojos sobre Rodolfo Delpino, el ex marido de la víctima y único imputado en la causa.

El hombre estaba acusado por el delito de privación ilegítima de la libertad calificada. Pero con los nuevos elementos encontrados, la fiscal decidió esta semana ampliar la imputación a homicidio calificado por alevosía, aunque por el momento seguirá en libertad. Según confirmaron fuentes judiciales a Infobae, la decisión de Companys se basó en tres elementos.

El primero, el más relevante, ocurrió la semana pasada. Fue después de un rastrillaje ordenado por la funcionaria que se llevó a cabo en un campo en las afueras de Los Zorros, una pequeña localidad ubicada a menos de 50 kilómetros al norte de Villa María, que hasta el año pasado era propiedad de Delpino.

Allí, luego de excavar casi dos metros de profundidad, encontraron los nuevos documentos que elevan las sospechas contra el ex marido. Según fuentes del caso, se trata de recibos de compras de agroquímicos que datan del año 2005, fecha en la que Mariela fue vista por última vez. Del operativo participaron efectivos de la Policía Federal, Policía Judicial, Gendarmería Nacional, personal del Ministerio de Seguridad de la Nación y de la fiscalía que lidera Companys.

La documentación enterrada en la fosa del campo no es lo único que complicaría al imputado. Hay otros elementos que fueron incorporados a la investigación. De acuerdo con las fuentes consultadas por este medio, se incorporaron dos testimonios al expediente que no habían podido ser tomados anteriormente.

Uno de ellos es el del sacerdote Carlos María Diez, párroco de la localidad de Tío Pujio, un pequeño pueblo a 18 kilómetros de Villa María donde, de acuerdo con los primeros datos de la investigación, Delpino fue visto el día que desapareció su ex esposa.

Mariela era madre de tres chicos cuando fue vista por última vez (Archivo)
Mariela era madre de tres chicos cuando fue vista por última vez (Archivo)

Después de su mención en los medios cordobeses, el cura Diez emitió hoy un comunicado en el que explicó el motivo de su declaración ante la fiscal. El sacerdote dijo que considera necesario manifestar que no ha aportado ningún dato (a su entender y por desconocimiento absoluto de los hechos) ante la misma que pudiera fundamentar la ampliación de la imputación”.

Además, aclaró que el vínculo que lo une al acusado “se reduce exclusivamente a la relación comercial por ser inquilino de uno de los campos de Yucat (propiedad de Delpino)”, del cual tiene a su cargo la administración. Además, recordó que le hizo una visita en el penal de Villa María cuando estuvo detenido, en la que no se habló del hecho sino “para resolver el destino del dicho campo”.

El otro testimonio es el de la ex intendente de La Posta y actual legisladora suplente por el departamento Río Primero, Elizabeth Ema Franco. Según se desprende de la investigación, la mujer es la actual pareja de Delpino y por lo que trascendió, la relación con la mujer habría sido el principal motivo por el que Bessonart y su ex marido se separaron un año antes de la desaparición.

Finalmente, lo que llevó a agravar la imputación sobre Delpino fue una pericia sobre un teléfono celular de la víctima que no se había podido hacer anteriormente. Al parecer, el análisis sobre ese aparato aportó datos de gran relevancia para la causa. Por lo pronto, el imputado seguirá en libertad pero deberá presentarse en los tribunales para ser notificado de su nueva situación.

La última vez que Mariela fue vista con vida fue el 28 de septiembre de 2005. Según declaró Delpino cuando todas las sospechas estaba puestas sobre él, ese día la llevó en su auto hasta el centro de Villa María para realizar trámites bancarios. Para ese momento, la pareja ya estaba separada. El hombre dijo que la dejó a unos 50 metros de la sucursal del Banco Nación y que él siguió para hacer otra diligencia también relacionada con un tema bancario. Todo habría ocurrido poco después del mediodía. Desde entonces nadie más la vio. Nunca más contestó su celular y desapareció sin dejar un solo rastro.

Ese mismo día, después de que supuestamente se despidiera de Mariela y según lo que se relató en la crónicas policiales de aquel momento, a Delpino lo vieron en Tío Pujio, en el camino a Los Zorros, donde hay un pantano. Hay una franja horaria entre que la dejó en el banco y cuando fue visto presuntamente en esta localidad que ni el propio hombre supo explicar. Algunos meses después de la desaparición, varias pertenencias de la mujer fueron encontradas inexplicablemente en un camino cerca de Alta Gracia, a más de 120 kilómetros de Villa María.

Rodolfo Delpino, el acusado de la desaparición de su ex mujer (Archivo)
Rodolfo Delpino, el acusado de la desaparición de su ex mujer (Archivo)

El fiscal de Villa María Gustavo Atienza fue quien llevó adelante la instrucción por la desaparición de Mariela Bessonart. Desde el minuto cero creyó que el responsable era su ex marido. Por eso, luego de varios indicios y testimonios recolectados, imputó al ex marido por el delito de privación ilegítima de la libertad, agravada por el transcurso del tiempo y ordenó su detención el 30 de agosto de 2006, once meses después de que se denunció que su ex mujer había desaparecido.

Antes el caso ya resonaba en la sociedad cordobesa. De hecho, en abril de 2006 se realizó una masiva marcha para reclamar por su aparición en la que incluso participó Juan Carlos Blumberg. Además, el entonces gobernador, José de la Sota ofreció una recompensa de $100 mil para quien aportara datos sobre la mujer.

Lo cierto es que Delpino quedó en libertad por orden del Superior Tribunal de Justicia de Córdoba un año después, haciendo lugar al pedido de los defensores del imputado. Finalmente, en mayo de 2012, la Justicia Civil de Villa María, luego de un pedido de los hijos de la mujer, Gisela, Franco y Marcos Delpino, dictaminó que Mariela había muerto el mismo día de su desaparición. El motivo es porque no se supo nada más de ella y su cuerpo jamás fue encontrado.

Tres años después, en 2015, cuando se cumplieron diez de la desaparición, el expediente contra Delpino por la privación ilegítima de la libertad se elevó a juicio oral, que nunca se realizó. La causa permaneció prácticamente inactiva durante algunos años hasta que en 2020, la fiscal Companys heredó el expediente luego de la jubilación de Atienza.

Qué dice la defensa

Infobae dialogó con el abogado Gerard Gramática, quien junto a Débora Ferrari, defiende al ex marido acusado. Según dijo el letrado, “no hay fundamente jurídico” para la decisión tomada por la Fiscalía de Villa María. “Hace 16 años que estamos discutiendo la misma circunstancia fáctica que es la desaparición de Mariela Bessonart. Al comienzo se le imputó un delito bastante grave, que era una sustracción, después se atenuó ese delito a una privación ilegítima de su libertad con la misma prueba y con la misma prueba 16 años después estamos imputando uno de los delitos más graves del Código Penal”, criticó.

Sobre las declaraciones del cura y de Franco, Gramática aseguró que todavía no conoce su contenido y que lo que sabe es por lo que se conoció a través de los medios cordobeses. Lo que sí indicó que es que en el caso del sacerdote, se trata de un testimonio que no había estado antes en el expediente. La pareja de Delpino, en cambio, ya había declarado hace varios años. En ese sentido, sostuvo que “es difícil pensar que, 16 años después, un testimonio pueda ser muy distinto a cuando la memoria estaba fresca”.

Mariela y Delpino se conocieron cuando aún eran muy jóvenes (Archivo)
Mariela y Delpino se conocieron cuando aún eran muy jóvenes (Archivo)

Finalmente, el abogado pidió terminar “con la tortura de tantos años” hacia su cliente y destacó que todo este tiempo se mantuvo a derecho. Ahora, Gramática analiza los pasos a seguir pero según adelantó, cree que en los próximos días se presentará en los Tribunales junto a su defendido.

Bessonart y Delpino comenzaron su relación cuando tenían eran muy jóvenes. Ella tenía 16 años y él 21. Mariela quedó embarazada al año y luego se casaron. Se fueron a vivir a Los Zorros, donde está el campo en el que se realizaron las excavaciones de la semana pasada.

En el año 2000, de acuerdo con lo que se supo después de que se volvió público el caso, el hombre comenzó la supuesta relación extramatrimonial con Franco hasta que fueron descubiertos por la propia Bessonart en 2003. Ese fue el final del matrimonio. Un año después se separaron y en 2005, año de la extraña desaparición, obtuvieron la sentencia de divorcio.

La familia de Mariela siempre apuntó contra Delpino. Decían que el hombre, pese a estar separados, “siempre la molestó y no la dejaba en paz”. Aseguraron que siempre la celaba. Gladys, la hermana de la mujer, se convirtió en querellante tras la muerte de su mamá Teresa.

Todavía busca a su hermana.

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