Primero explicó que le habían dicho que iba a evaluar con regularidad a Diego Maradona mientras estuviera con internación domiciliaria en la casa de Tigre. Sin embargo, el neurólogo Jorge Eduardo Macia luego les aclaró a los fiscales de San Isidro que vio una sola vez al paciente, que estaba “lúcido” y “orientado en tiempo y espacio”, pero que nunca más lo llamaron.
Ante los fiscales que investigan la muerte de Maradona, Macia (58) contó que fue contratado por Medidom, la empresa en la que la prepaga tercerizó la internación domiciliaria de Maradona, para hacer una evaluación neurológica del paciente en la casa del barrio privado San Andrés de Tigre.
En ese contexto, el neurólogo explicó que concretó una única revisión al paciente. Fue el 12 de noviembre de 2020, o sea, al día siguiente de que Maradona fuera externado de la Clínica Olivos, donde había sido sometido a una neurocirugía por un hematoma subdural.
Macia contó que en esa visita a la casa de Tigre, donde Diego moriría el 25 de noviembre pasado, él concurrió junto al médico clínico Pedro Di Spagna, quien aún no fue llamado a declarar ni como imputado ni como testigo en la causa.
“Evalué a Diego Maradona, estaba lúcido: lo que significa que estaba ubicado en tiempo, en persona y en espacio. No encontré en el examen déficit motor, eso, aclaro que es el equivalente a que no le faltaba fuerza en ningún miembro, ni brazo, ni pierna. Tampoco le encontré déficit sensitivo ni signos extrapiramidales, que son los signos que presenta la enfermedad de Parkinson”, explicó el neurólogo en su declaración, a la que accedió la agencia de noticias Télam.
Así, el médico contó que el paciente estaba en una habitación donde había “una cama de dos plazas, un sillón cómodo, donde se encontraba Maradona sentado”. También dijo que “tenía una cómoda a la derecha y enfrente de él, un televisor muy grande en el que él miraba fútbol”.
Durante la declaración, Macia relató que en esa visita habló con el “sobrino” de Maradona, Jonathan Espósito, y que, además, había “alguien de enfermería”. También recordó que toda la evaluación que hicieron con su colega, Di Spagna, “duró entre media hora y una hora”, y que no vieron “ninguna enfermedad aguda que lo pudiera complicar”.
Los reportes a Forlini
El neurólogo detalló que, previo a la visita a la casa de Tigre, habló con la médica Nancy Forlini, coordinadora de la internación de Maradona para la prepaga e imputada en la causa donde se investiga la muerte de Diego.
Según los dichos del neurólogo, Forlini le aclaró que “necesitaba una evaluación”, pese a que el paciente “tenía médico tratante”, y que “no decidiera tratamientos” porque de eso estaban a cargo los médicos particulares.
Macia les explicó a los fiscales que, tras la evaluación a Maradona, se comunicó con Forlini para reportarle cómo lo había visto y que ella le pidió un informe. El neurólogo dijo que se lo envió unos días más tarde.
“La idea era que, si yo iba y encontraba algo en lo que no coincidía yo, eso se lo tenía que manifestar en el informe para que ellos tomaran la decisión. Yo a Diego Armando Maradona no le encontré nada”, reiteró.
En otro tramo de su declaración, Macia recordó: “Lo que me dijeron de la prepaga es que lo iba a evaluar regularmente, y nunca más me llamaron. Fui solo esa vez”.
Es que esa visita del clínico Di Spagna y del neurólogo Macia fue la única evaluación médica realizada por parte de profesionales enviados por la prepaga y Medidom a la casa del barrio San Andrés, ya que en otras oportunidades que quisieron ir a evaluarlo, no se pudo por pedido del entorno de Maradona para que no se lo invada.
Cuando los fiscales les preguntaron cómo fue la evaluación, Macia detalló: “En cuanto a la ubicación, se le pregunta al paciente quién es, dónde está y cuál es la fecha; y Maradona me contestó correctamente”. También agregó que no tenía déficit motor “en ningún lado”, así como tampoco en las “vías sensitivas”.
Cuando le preguntaron si había evaluado a Maradona según los parámetros de la llamada “escala de Glasgow”, dijo que no, que eso se utiliza en otras circunstancias, pero aclaró: “Yo encontré un paciente lúcido con un Glasgow 15/15”, lo que significa “que está lúcido, despierto, que moviliza los miembros y que respira espontáneamente”.
Más testigos
Enrique Esteban Barrio (51) y Germán Dornelli (35), jefe y empleado, respectivamente, del área administrativa de la prepaga a cargo de la operativa y la logística de cuidados domiciliarios para los afiliados, fueron convocados a testificar en la causa porque figuran en los mails donde se ordenó el servicio para Maradona.
Los fiscales les exhibieron uno de esos correos electrónicos donde se autorizó para Maradona un servicio que consistía en “enfermería 24 horas, preferentemente hombres, con dos personas en cada guardia, médico diario y seguimiento neurológico cada 15 días”.
Barrio aclaró frente a los fiscales que “esa orden se cambió y el médico fue solicitado de manera semanal, a pedido de la gerencia médica, por un acuerdo que se había hecho con la familia”.
El mismo testigo le aclaró a los fiscales que el servicio en la casa de Maradona no fue una internación sino “cuidados domiciliarios”.
“Nosotros no brindamos internación domiciliaria, brindar eso sería un servicio idéntico al de un sanatorio y eso no es posible. En los cuidados domiciliarios se pueden brindar algunos equipos ortopédicos, de oxígeno, que no sean de alta complejidad, equipos de enfermería para lo que es aplicación y control de medicación, pero no se puede armar una terapia intensiva en un domicilio”, agregó.
La ronda de testigos continuaba en la Fiscalía General de San Isidro. Así, será el turno del médico Fernando Villarejo, jefe de la Unidad de Terapia Intensiva de la Clínica Olivos; Pablo Dimitroff, director médico de esa clínica; la psiquiatra de la prepaga Marcela Waisman; Rocío Oliva, la última pareja que tuvo Maradona; y el abogado Víctor Stinfale.
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