Emanuel Chávez, alias “Gordo Juan”, alias “Chicharrón” o “Gordo Chicharrón”, es un especialista del hampa. Sabe que detrás de ciertas cosas feroces, groseras, siempre hay un trabajo fino.
La Dirección contra el Crimen Organizado de la Policía Bonaerense allanó su casa en la zona de Francisco Álvarez en Moreno, por órdenes de la fiscal Ximena Santoro de la UFI N°7 de Quilmes, con apoyo de la Comisaría 3° de la zona. Le encontraron varias cosas difíciles de explicar, como un chaleco de policía, 14 precintos, tres DNI tarjeta, cinco celulares y un revólver Taurus Special calibre 38. Pero los autos eran el problema. Un Renault Clio estacionado en la vereda tenía los números de chasis y motor adulterados. Tenía una cédula para ese Clio. Era falsa. Tenía un nombre de mujer: Paula Venosa. Había puertas de un Volkswagen Polo en otro lugar de la casa; los números de serie indicaron que el auto al que pertenecían tenía un pedido de secuestro activo.
Así, la Bonaerense se lo llevó a una comisaría de la zona, lo hicieron posar, mostró sus viejos tatuajes, un poco desgastados. Era el último de su banda en caer, acusado por Santoro de hurto y robo de vehículos, encubrimiento. Lo habían vinculado a otro detenido de estirpe, preso hace semanas.
Nazareno Fernández es hijo de Elbio Oscar Fernández, apodado “El Rey del Corte”, un mítico desguazador y regente de desarmaderos. “Chicharrón” se negó a declarar ante la fiscal Santoro. Quienes lo llevaron a la cárcel creen que Chávez y Fernández junior se conocieron “del palo, de movidas así”, de “trabajar con coches”.
Esta vez, “Chicharrón” fue acusado de ser una línea de provisión: lo imputaron por robar varios autos de alta gama para abastecer de vehículos de fuga a una violenta banda de ladrones que atacó seis veces entre La Plata y Berazategui. Los “rompepuertas”, los llamaron. Tenían el hábito de montar falsos allanamientos, una práctica común en el delito, pero “los rompepuertas” eran fieles a su apodo. Entraban a los gritos, literalmente con un ariete. Desvalijaban las casas. Si podían, le robaban el auto a su víctima también. Algunos golpes eran más desastrosos que otros. El 10 de noviembre pasado, la banda se enfrentó a tiros en una entradera con un policía jubilado, el dueño de la casa. Huyeron en un Toyota Etios que volcó en su huida.
Un dato de calle que llegó a la Comisaría 3° de Moreno fue lo que lo traicionó. La versión indicaba que había dejado su casa en Berazategui, para refugiarse en Álvarez, en un terreno usurpado. No solo eso, se sospechaba que vendía terrenos usurpados también. Así, montaron una vigilancia encubierta en falsas camionetas de Edesur. Finalmente, el ladrón salió.
La supuesta mecánica de “Chicharrón”, según investigadores, era sencilla: levantar autos en la calle, enfriarlos, adulterar números, gestionar sus papeles falsos. Iba a buscar los autos que robaban y enfriaban en la calle en, precisamente, autos robados, marcas como Mercedes Benz. Cámaras de seguridad de Quilmes lo filmaron en la calle, imágenes que son particularmente incriminadoras. Lo acusan de cinco robos de autos a lo largo de la zona sur, con Fernández hijo como cómplice, pero su historia es mucho más larga. Una ficha en manos de la Justicia a la que accedió Infobae
En enero de 2004, Chávez había sido involucrado en un expediente por tentativa de homicidio y robo calificado, un caso de la UFI N°10 de Lomas de Zamora. Dos años después, en abril de 2006, otro robo calificado, también en Lomas, investigado por la UFI N°15. En junio de 2014 fue acusado en Quilmes de ser parte de una asociación ilícita.
En septiembre de 2019, la UFI N°3 de Berazategui lanzó un pedido de captura en su contra. El delito: robo a mano armada. Su banda se había enfrentado a tiros con la Bonaerense tras robar una Toyota Hilux en La Plata. “Chicharrón”, curiosamente, logró huir a pie.
SEGUIR LEYENDO: