El 10 de julio de 2018, Ángela del Carmen Esquivez, una jubilada de 79 años, murió de un paro cardíaco en medio de una entradera en su domicilio en la localidad bonaerense de González Catán, partido de La Matanza. La mujer fue hallada sin vida por su hijo después de no tener noticias de la mujer durante varias horas. La vivienda estaba desordenada, con cajones revueltos, alhajas tiradas y el mate en una posición en la que Esquivez nunca lo dejaba. Sin embargo, ninguna puerta había sido forzada. En ese momento, los investigadores levantaron dos huellas dactilares, pero nunca llegaron a analizar a quién pertenecían.
Durante los más de tres años que pasaron desde la muerte de la jubilada, los familiares de Esquivez denunciaron que alguien había ingresado y robado la escritura de la propiedad de la anciana. Pero la causa fue archivada y quedó guardada en un cajón en la UFI Temática Homicidio de La Matanza. Pocos días atrás, el fiscal Federico Medone, de esa fiscalía, encontró el caso y decidió finalmente enviar a analizar esas huellas que habían sido encontradas en la casa de Esquivez, ubicada en Andonaegui al 5300.
El resultado que lanzó el estudio fue revelador: los rastros pertenecían a Susana Elizabeth Gómez, de 45 años, moza, según ella misma, y oriunda de la ciudad misionera de Oberá. Cuando los detectives colocaron los datos de la mujer en el registro de antecedentes, la historia comenzó a cerrar. Gómez contaba con dos causas en su contra por el mismo delito, el conocido popularmente como entradera. Una de ellas ocurrió en Misiones poco antes del crimen de Esquivez y la otra poco tiempo después, en La Matanza. Por lo que quedó acusada como la principal sospechosa de haberle provocado el paro cardiaco a Esquivez.
Según sostuvieron fuentes del caso a Infobae, la mujer era una especie de “viuda negra”. Se relacionaba con personas mayores, ganaba su confianza y luego daba el golpe: ingresaba a su casa y robaba. En algunas oportunidades, si bien aún no se pudo corroborar, los detectives sospechan que la mujer drogó a alguna de sus víctimas.
De este modo, el fiscal Medone ordenó a la DDI de La Matanza que siguiera el rastro de Gómez. Finalmente, ayer la mujer fue encontrada y detenida en la ciudad de La Plata. Luego fue trasladada a sede judicial, donde se negó a hablar y quedó alojada en un calabozo, acusada por el crimen de Esquivez.
Pocos días atrás ocurrió un hecho similar, cuando una mujer fue detenida en Olivos, acusada de haber drogado y asaltado a un hombre en su departamento de la localidad bonaerense de Vicente López. Le robó dinero en efectivo y electrodomésticos.
Después de cenar solo por su cumpleaños, la víctima regresó a su casa a pie. En ese momento se cruzó presuntamente con Carla Soledad Carballo Romero, de 39 años, en la calle. Según confirmaron fuentes judiciales a Infobae, ambos intercambiaron miradas y comenzaron a dialogar. El hombre la invitó a su domicilio y ella le respondió que antes tenía algo que hacer y después podía ir.
Y así fue. Intercambiaron teléfonos y Carballo Romero a las pocas horas descendió de un vehículo en la puerta de su casa. De acuerdo a los detectives del caso, ambos subieron al departamento del hombre y allí ella sacó de entre sus pertenencias una petaca de licor. Él le dijo que solo tomaba vino, entonces prefirió tomar agua. En ese momento, él se dirigió al baño y rápidamente volvió a la escena. Ella le propuso brindar. Y brindaron.
Según indicaron las fuentes del caso, tras beber el agua, el hombre se desvaneció y mientras estaba dormido, la mujer le robó varios electrodomésticos, una TV 32 pulgadas, celulares, las llaves de la casa y 30 mil pesos en efectivo. Luego escapó del departamento y se llevó los objetos arrastrándolos con una manta. Pocos días después, fue detenida en su domicilio ubicado en Olivos.
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