Bernardo Ángel Viglierchio (83), un militar retirado que combatió en la Guerra de Malvinas, y su esposa Ana María Uria (83), fueron encontrados sin vida por su hijo en un departamento del barrio porteño de Colegiales. La escena era escalofriante: el hombre tenía un disparo en la boca y su arma sobre el cuerpo, y la mujer un tiro en el pecho. Ambos estaban tendidos sobre la cama y no faltaba ningún elemento de la casa. Por eso, la única hipótesis que se manejó desde un primer momento es que se trató de un femicidio seguido de suicidio. Sólo faltaba dilucidar por qué y al parecer los investigadores tienen la respuesta.
Las pruebas de dermotest concluyeron que el único que presentaba residuos de pólvora en las manos, producto de los disparos, era Viglierchio. En ese sentido, para los investigadores no hubo duda de cómo fue la secuencia. Primero el ex militar le disparó a la mujer y después se acostó, insertó el arma en su boca y se quitó la vida. Así por lo menos lo reveló una fuente judicial a la agencia Télam.
Pero no fueron los únicos datos que recibió el fiscal a cargo de la causa, Santiago Vismara, quien a partir del testimonio de testigos pudo reconstruir el presunto móvil del hecho. Primero fue el hijo de la pareja, quien en una primera manifestación informal realizada a la Policía, reconoció que sus padres estaban “deprimidos”. De esta manera, empezó a considerarse que haya sido un pacto suicida. Restaba entonces saber la razón detrás de esa supuesta depresión.
En los últimos días y con la declaración de allegados, el fiscal -titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 2- descubrió dos posibles motivos detrás de todo el hecho: una grave enfermedad padecida por la mujer y una estafa bajo la modalidad del “cuento del tío” que la pareja sufrió hace poco tiempo.
“Hace tres semanas fueron víctimas de una estafa en la que entregaron una importante suma de dinero y eso los había afectado muchísimo, sobre todo a él. Pero además, el hombre estaba muy preocupado y angustiado por una enfermedad que tenía la señora. Creemos que ese combo pudo ser el desencadenante de todo”, dijo la fuente citada por la agencia de noticias.
El hecho se descubrió el viernes pasado por la mañana cuando al departamento ubicado en la calle Ciudad de la Paz al 1.447, entre Virrey Olaguer y Feliú y Virrey Arredondo, llegó una cuidadora y como nadie la atendió ni le abrió la puerta llamó al hijo de la pareja, un hombre de 45 años, quien se acercó con las llaves y encontró a sus padres heridos.
Cuando llegó el familiar, ambos estaban con los signos vitales debilitados. Sin esperar, llamó al 911, a la comisaría vecinal 13C y una ambulancia del SAME. Minutos después los oficiales y los médicos constataron que tanto Viglierchio, un capitán de fragata que participó del conflicto bélico con Gran Bretaña como parte de la dotación del portaaviones ARA 25 de Mayo, y Uria ya estaban muertos.
La autopsia confirmó además las heridas que se observaron al momento del hallazgo de los cuerpos: la esposa presentaba un único balazo en el pecho, a la altura del esternón y su esposo un tiro en la boca.
El fiscal dispuso en ese momento el trabajo en el lugar de los peritos de la Unidad Criminalística Móvil, que se revise el lugar en busca de notas o mensajes y ordenó remitir los cadáveres a la morgue. Según registros consultados por Infobae, Viglierchio y Uria, ambos jubilados, no registraban deudas a su nombre.
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