Una de las enfermeras que cuidó a Diego Armando Maradona, durante su internación domiciliaria en la casa donde finalmente murió a los 60 años el pasado 25 de noviembre, declaró que sintió que “nunca” recibió “directivas” sobre cómo tratar al Diez.
Daiana Loreley Cáceres, de 27 años, es enfermera del Hospital Evita de la localidad bonaerense de Lanús. Cuidó a Maradona en la casa del barrio privado San Andrés de Tigre en dos oportunidades: el sábado 14 y el domingo 22 de noviembre de 2020.
Cáceres se presentó el lunes en la Fiscalía General de San Isidro donde, según informaron fuentes judiciales, ante la pregunta puntual de los fiscales Cosme Iribarren, Patricio Ferrari y Laura Capra respecto a de quién recibía ordenes o consejos para desarrollar su tarea de la mejor manera, respondió: “Siento que nunca recibí directivas”. La joven enfermera aclaró que la psiquiatra Agustina Cosachov, quien se encuentra imputada en la causa, solo le dio “algunas”.
También señaló que los coordinadores de los enfermeros: Nancy Forlini y Mariano Perroni, ambos imputados en la causa, eran parte de un chat de WhatsApp donde se reportaban las novedades del estado de salud de Maradona pero que solo se limitaban a responder “ok, gracias por avisar”. A la vez aseguró que el ex campeón del mundo con la Selección Argentina se dejaba tomar los signos vitales “sin ninguna objeción” y que incluso en una oportunidad él mismo se lo solicitó.
La segunda vez que Cáceres cuido a Maradona fue tres días antes de su muerte. Según dijo, en aquella jornada estaba “bastante edematizado” en los “miembros superiores”. Sin embargo, como no solía verlo con frecuencia, no lo reportó.
Por otra parte, la médica de 27 años indicó que el entorno del 10 le pidió que “no se lo invada demasiado” y que “no lo moleste”: “Esto me lo decían Jonathan Espósito (sobrino del ex futbolita) y la señora que cocinaba (Romina Milagros Rodríguez, alias ‘Monona’)”. No obstante aclaró que “nadie se opuso” a que realice sus tareas. ”Yo creo que me lo decían porque ellos lo conocían y si lo invadíamos iba a estar de mal humor”, supuso, y confirmó que acató la orden: “Lo respeté, me quedaba afuera, no estaba encima de él”.
En la Fiscalía de San Isidro se presentó el lunes la otra enfermera: Cynthia Elizabeth Córdoba. La mujer de 38 años trabaja en el Hospital Argerich de la Capital Federal, es pareja de Perroni, y según su testimonio fue a la casa del ex director técnico de Gimnasia y Esgrima La Plata en “cinco o seis” oportunidades durante “algún turno noche, los fines de semana y feriados”.
La declaración de Córdoba coincide en gran parte con la de Cáceres. Aseguró que “se le impidió ejercer su función de enfermería cuando Monona y/o Jony le decían que no moleste a Diego Maradona, que no entre tanto a la habitación y que lo deje dormir”.
La enfermera aclaró que de todas formas ingresaba para hacer su trabajo que era “suministrar la medicación psiquiátrica”. “Pese a no estar indicado, le controlaba los signos vitales”, acotó. Córdoba reportaba todo en el grupo de WhatsApp mencionado anteriormente.
Si bien explicó que las indicaciones las recibía de Forlini, también declaró que en los primeros días mantuvo conversaciones con Cosachov hasta que la coordinadora de los enfermeros le “prohibió” volver a contactar a la psiquiatra. La testigo recordó que ello sucedió el 14 de noviembre, día en el que Maradona “se despertó un poco agresivo” y le pidió que se vaya.
Córdoba también mencionó que advirtió en el paciente “los miembros inferiores edematizados” y que dicha circunstancia se la informó vía chat a Forlini. Sin embargo no recibió “ningún tipo de indicación médica”.
Con información de Agencia Télam
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