El sábado pasado, un grupo de efectivos de la comisaría 7º de Glew llegó hasta un galpón marcado en la localidad bonaerense de Longchamps, partido de Almirante Brown. Ahí, patearon la puerta e ingresaron. Adentro había unas 70 personas que observaban eufóricos como en un precario ring armado con frazadas sucias y chapas, dos gallos peleaban a muerte mientras por atrás apostaban dinero por quién iba a ser el ganador del combate ilegal.
Una vez que la Policía ingresó, la secuencia frenó y algunos intentaron escapar, pero todos terminaron detenidos. Del mismo modo que el responsable del evento clandestino, Pablo Obando Sarate, boliviano, de 48 años, un conocido hombre de la zona que organiza riñas de gallos. En los papeles, Obando Sarate, figura como empleado del municipio de Lomas de Zamora.
Así en el predio, ubicado en la calle Alfonso XIII al 2100, los policías encontraron 54 gallos preparados para pelear, una balanza digital, una pizarra con anotaciones, un reloj que marcaba el tiempo de los rounds y púas y punteras, para afilar las garras de los animales peleadores. Incluso, 40 jaulas para trasladarlos. Los policías dieron aviso al Juzgado Correccional N° 7 de Lomas de Zamora, a cargo del juez Carlos Esteban Gualtieri, quien ordenó aprehender a Obando Sarate acusado como el principal responsable por las peleas clandestinas junto al resto de las personas que se encontraban en el galpón.
También se dio aviso al Centro Municipal de Sanidad Animal y Zoonosis del Municipio de Almirante Brown, para que ponga de inmediato en resguardo a los animales por el maltrato sufrido en el contexto del juego clandestino. Mientras tanto, los sospechosos fueron trasladados a sede policial. Sin embargo, no quedaron detenidos y a las pocas horas fueron puestos en libertad. Lo mismo ocurrió con Obando Sarate: volvió a su casa. Pero ahora con dos imputaciones sobre él: por apuestas clandestinas y maltrato animal.
En la tarde de hoy, Infobae se comunicó con el hombre y dijo: “No quiero tocar más ese tema. Lo que tenía que pasar, ya pasó. No maté a nadie. No soy ningún delincuente como la gente anda diciendo por acá. Soy un tipo laburador. Me despierto a las 7 de la mañana y vuelve a las 9 de la noche de lunes a lunes. Nada más”. Luego, cortó la comunicación.
Sin embargo, en sus redes sociales, el hombre no parece esconder su afición por las riñas de gallos. Ahí se lo observa posando junto a sus amigos, con sus gallos como trofeos. Incluso, en una de esas fotos, una de las personas que está con él lleva puesto un gorro con las iniciales TMT (The Money Team), la marca del multi campeón invicto de boxeo: el norteamericano Floyd “money” Mayweather.
De este modo, las riñas de gallos clandestinas entremezcladas con las apuestas ilegales son habituales. En 2019, por ejemplo, la Comisión contra el Juego Clandestino del Ministerio de Seguridad lideró una redada contra 28 locales ligados a la organización de José Gil, detenido en 2017, acusado de ser uno de los mayores potentados del negocio negro de las apuestas, con un Chevrolet Camaro entre sus posesiones. En mayo de ese año, el hermano de un ex comisario fue detenido por regentear otra red centrada en el juego ilegal en Internet. Adrián Almaraz, cuya pareja fue implicada en su trama, fue otro nombre célebre del rubro.
Números de la Comisión contra el Juego Clandestino indican 371 procedimientos contra garitos y recaudadores de apuestas en los últimos seis años, con 446 detenidos y la incautación en efectivo de 24.637.418, pesos, 799.532 dólares y 10.195 euros.
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