Ricardo Fornasieri, un empresario bonaerense de 58 dedicado supuestamente al negocio de las frutas y verduras, fue interceptado el jueves por la noche por dos personas que le dispararon con armas largas en el aeródromo de Berazategui, cuando descendía de su avión privado Beechcraft. Según las pericias encargadas por la fiscal Silvia Borrone, encargada de investigar el hecho con la UFI N°4 de la jurisdicción, se produjo un enfrentamiento armado que incluyó 20 disparos de armas como un fusil FAL.
Lo curioso es que, según declaró la víctima, sólo le robaron dos cajones de frutas de su producción.
Sin embargo, a la Justicia esta versión no le cierra. No le creen del todo. “A nadie lo ametrallan por dos cajones de naranjas”, dice una fuente clave del caso. Los investigadores del caso sospechan que el botín pudo ser otro y que detrás del hecho hay una trama oculta aún sin resolver. Del hecho también fue víctima el cuidador del lugar, el Aero Club Río de la Plata, aunque ninguno de los dos resultó herido.
Esta mañana, Fornasieri se presentó a declarar en la DDI de Berazategui tras ser citado por Borrone. Lo hizo de buen ánimo, sin esquivar el llamado judicial, con “espíritu colaborativo”, asegura una fuente del caso.
El perfil de Fornasieri ciertamente llama la atención. Domiciliado en Florencio Varela, registrado en los rubros de aeronavegación de la AFIP, según el Boletín Oficial conformó a fines de los ‘90 una firma dedicada a la venta de frutas y verduras. También es parte de una SRL que en teoría opera en el negocio de viajes y el cambio de moneda. Sin embargo, el dato más curioso en su trama viene del Banco Central. En 2020 se le impuso una “multa de $22.915.200 (pesos veintidós millones novecientos quince mil doscientos) e inhabilitación por el término de 4 (cuatro) años”, según figura en una circular del BCRA emitida a entidades financieras.
Lo vinculaban a una firma llamada Financiar SA que según un expediente iniciado en 2005 “firmaban pagarés al realizar operaciones pasivas” y “mutuos de garantía hipotecaria” con una cartera de “documentos a pagar” de más de 6 millones de pesos. Fornasieri, supuestamente, firmaría pagarés “para garantizar la operación”. Todo esto “sin autorización para intervenir en la oferta de demanda de recursos”, asegura el documento del BCRA que relata la sanción en contra del empresario.
Fornasieri fue definido como “presidente” junto a otros dos socios.
La firma misma fue multada por más de 76 millones de pesos.
Sin embargo, no se sospecha de una “bajada” de dinero negro en el aeródromo de Berazategui. El olfato va por otro lado. No se encontró droga en la avioneta, fuentes del caso afirman que un grupo de perros de la Bonaerense entrenados para rastrear estupefacientes se excitaron fuertemente al subir, lo que indicaría un posible rastro. Como prueba, es casi nulo: que un perro antinarco se emocione no es tomado como un resultado positivo a la hora de justificar un pedido de indagatoria. Sin embargo, la reacción fue vista con interés por la Justicia. Los perros entrenados no ladran porque sí.
Fornasieri aseguró de manera informal en un primer contacto con la Policía que él sólo se escondió ante la agresión y el robo, los peritajes determinaron que también se produjeron disparos desde adentro del avión hacia afuera porque se hallaron restos de material balístico, por lo que el empresario también podría haber disparado según las sospechas iniciales. Sin embargo, su arma no fue encontrada.
El empresario, en esa primera declaración, no dijo nada sobre haber tirado supuestamente él mismo, o sobre esas balas que salieron de la avioneta.
SEGUIR LEYENDO: