Trabajo esclavo y contrabando desde Brasil: así operan las mafias que venden ropa trucha de lujo en la Ciudad de Buenos Aires

Una investigación reveló una inquietante ruta desde la frontera de Misiones hasta Buenos Aires con compras de quintas y logos de grandes marcas estampados a último momento

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Video: el showroom de la ropa trucha en Puerto Madero.

Desde elegantes showrooms ubicados en Puerto Madero hasta manteros en pleno centro, la ropa trucha que ingresa todos los días a la Ciudad de Buenos Aires se vende de varias formas. Se encuentra fácilmente con apenas una búsqueda por redes sociales o un recorrido callejero. En ese millonario mercado negro se puede encontrar de todo: desde zapatillas con logos de marcas deportivas reconocidas a nivel mundial hasta carteras con etiquetas de exclusivas compañías europeas, todo falso. Detrás de ese negocio se camuflan verdaderas mafias organizadas con contactos aceitados que consiguen traer la mercadería desde el exterior o generarla en talleres clandestinos donde pueden coserse productos como zapatillas Nike falsificadas además, explotan trabajadores en condiciones infrahumanas.

En una investigación elaborada por la fiscal porteña Celsa Ramírez, se identificaron varios orígenes de la ropa trucha que llega a Buenos Aires: containers provenientes de China que son ingresados de manera ilegal por el puerto, elaboración en casas o galpones usurpados y encomiendas que salen de Brasil, pasan por Misiones y siguen una ruta que las deposita en manos de manteros, en redes sociales o en showrooms ilegales como Importado Baires, que estaba ubicado en un edificio de la calle Alicia Moreau de Justo al 700 en Puerto Madero y ofrecía sus productos desde una cuenta de Instagram, que contaba con la promoción de varios famosos. En su catálogo ofrecía productos Versace y Dolce & Gabbana, con famosos como Ulises Bueno que mostraban sus productos, que fue allanado este año por la Policía de la Ciudad y la AGC tras una investigación de Ramírez. Este último método es el que más creció en el último tiempo y al que la Justicia le presta más atención.

Según los datos recopilados por Infobae de distintos expedientes, la ropa falsificada que llega de Brasil se confecciona en fábricas ubicadas en dos ciudades que limitan con la provincia de Misiones, Santo Antonio y Dionisio Cerqueira. “Allí se elabora mercadería variada desde remeras o camperas hasta zapatillas y gorras. Todo de manera legal hasta que, por izquierda, alguno de los compradores solicita que a su cargamento le pongan el logo de alguna de las marcas más renombradas y es ahí donde se convierte en ropa falsificada”, explica un investigador.

Hasta las etiquetas: las bandas
Hasta las etiquetas: las bandas clonan con detalle.

Las fábricas están emplazadas en esas dos ciudades brasileñas por una cuestión estratégica: pasar de un lado al otro la frontera seca con Argentina es muy sencillo. Incluso, una delegación policial que fue enviada especialmente a la zona para investigar la situación se sorprendió cuando notó que existen grandes quintas privadas que, insólitamente, están sobre la frontera misma, es decir mitad en Brasil y mitad en Argentina.

“Las bandas de traficantes suelen comprar estos terrenos de propiedad privada para pasar de un país a otro sin que nadie les pida un solo documento. Ingresan con la mercadería al campo en cuestión por el lado de Brasil y salen por el de Argentina como si nada. Algo, por supuesto, sumamente irregular”, explica a este medio uno de los efectivos que participó de la misión en Brasil.

Una vez que la mercadería -ya falsificada con el logo de la marca impreso- ingresa a suelo argentino, suele acopiarse en las localidades misionera de San Antonio e Irigoyen, lindantes con Brasil. También se eligen zonas un poco más alejadas como El Dorado. Allí se almacenan en grandes depósitos mientras se termina de diagramar el esquema para llevarlas a Buenos Aires. En la mayoría de los casos, la ropa viaja a través de micros de larga distancia.

Inspección: la ropa viaja en
Inspección: la ropa viaja en micros de larga distancia hacia Capital.

En uno de los expedientes donde se investiga este delito, figura el desglose de un trabajo de inteligencia que una de las fuerzas federales realizó en la terminal de ómnibus de El Dorado. Un agente fue hasta la plataforma 5 y se hizo pasar por un interesado en despachar mercadería “por izquierda” y registró la respuesta del chofer de uno de los colectivos, perteneciente a una importante compañía que suele publicitarse a nivel nacional.

“Si no tenés papeles no pasa nada, vos traeme todo y veo cuánto es. Si es mucho lo dividimos en varios envíos para que no te lo agarren los gendarmes, ¿entendés? No te arriesgue a perderlo todo. Podés armar paquetes chicos y mandar varias veces la ropa, para llamar menos la atención. Si no tenés factura, corrés un riesgo pero muchas veces llega todo lo más bien”, respondió el chofer al agente encubierto.

Una vez que la logística está armada, los bultos con la mercadería trucha son cargados en las bodegas de los micros con destino directo a la Ciudad de Buenos Aires. En la mayoría de los casos llega sin mayores problemas a destino, aunque puede fallar. El 14 de junio pasado, dos micros de larga distancia fueron interceptados cuando transitaban por la General Paz, a la altura de Mataderos. En su interior, los efectivos hallaron ropa trucha por un valor de 17 millones de pesos, casi 300 bultos fueron secuestrados.

Documento: el chofer de micro
Documento: el chofer de micro de Misiones hace su oferta.

“Cuando la mercadería logra evitar todos los controles, llega a manos de los contrabandistas que solicitaron el encargo y puede tener dos destinos. La venta callejera a través de manteros, la mayoría de ellos senegaleses indocumentados que son traídos por las mismas mafias, o la venta en showrooms donde la clave es la promoción por redes sociales utilizando a famosos o influencers para publicitar los productos”, explica una fuente judicial al tanto de las múltiples investigaciones que hay en curso.

En una investigación realizada a mediados de marzo, se detectó que varios futbolistas de River, Boca y el cantante Ulises Bueno, promocionaban, a través de Instagram la cuenta de Importado Baires. En sus perfiles, los famosos agradecían mercadería que supuestamente les regalaban y hasta posaban para las fotos, con un banner de fondo, en el showroom ubicada en Puerto Madero.

La fiscal Ramírez corroboró que la mercadería que se ofrecía desde esa cuenta era falsificada y se allanó el lugar. Los agentes de la Policía de la Ciudad y la AGC encontraron más de 2.200 prendas que iban desde zapatillas imitación Dolce & Gabbana hasta remeras Nike y buzos Adidas. Aunque la lista de marcas falsas va más allá: se encontraron etiquetas como Louis Vuitton, Chanel, Gucci, Fendi, Moncler, Christian Dior y Balenciaga.

No era la primera vez que sucedía algo así. A comienzos de febrero, la Justicia clausuró otro local de ropa falsa con marcas de alto vuelo, como Ray Ban y Versace, llamado D10, con famosos como “El Turco” García y El Polaco, que publicitaban sus productos en redes sociales.

Importado Baires: Ulises Bueno en
Importado Baires: Ulises Bueno en Instagram.

Más allá de esta operatoria, la cara más cruel de las mafias dedicadas a la venta de ropa trucha se ve en los talleres clandestinos que existen en la Ciudad y en el Conurbano. En su mayoría se trata de casa con garage o galpones donde se montan estructuras que tienen como principales damnificados a los trabajadores, la gran mayoría extranjeros.

“Las personas son captadas de distintas maneras pero, por lo general, aquellos que manejan este oscuro circuito incentivan a los extranjeros que ya están acá a que traigan a sus familiares de sus países con promesas que luego no se cumplen. Luego se van pasando entre ellos a los trabajadores de un taller al otro. Todo en condiciones infrahumanas. Acá se conjuga además el delito de trata de personas”, explica una fuente que participó de varios allanamientos.

A mediados de julio, la Policía de la Ciudad desbarató tres talleres clandestinos ubicados en Lugano, Flores y Mataderos donde se fabricaban zapatillas truchas de Nike y camisetas de la selección argentina. Los dueños, un boliviano de 41 años y una argentina de 32, quedaron detenidos por ser los encargados del lugar. Los efectivos secuestraron máquinas de coser, telas, una estampadora y, lo peor de todo, colchones. Las personas que trabajaban, vivían ahí en una situación de precariedad extrema.

Esta semana, la misma fuerza allanó galerías en Liniers y Balvanera, donde estos artículos se repiten hace años. Se secuestraron 120 gorras, 115 relojes, 180 mochilas, 2.043 cosméticos, 120 perfumes, 180 pares de zapatillas y 3.000 prendas de ropa deportiva, en total unos 5.758 productos cuyo valor asciende a 14.210.000 pesos.

Los precios de la ropa falsificada pueden variar según la fiabilidad de la copia. Se pueden conseguir falsificaciones de baja calidad por un 80% menos que el productor original. Por ejemplo, unas zapatillas Nike, que en un shopping se consiguen por $13 mil, en el mercado negro pueden encontrarse por $4 mil.

Aunque, según los relevos que hizo la Justicia, se venden también copias muy fieles a las originales que salen apenas unos pesos menos que el producto bueno. Una cuenta de Instagram que fue investigada vendía zapatillas Dolce & Gabbana por $90 mil, apenas unos miles menos que la original.

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