Mauricio Morera, de 53 años, jefe del servicio de radiología del Hospital Centenario de la ciudad de Rosario fue asesinado de dos disparos el lunes al mediodía en el garage del edificio donde vivía en la calle Ituzaingó al 100 por una persona que, aparentemente, estaba esperando su llegada para cometer el crimen.
La fiscal que investiga el caso, Gisela Paolicelli, de la Unidad de Homicidios Dolosos de Rosario, aseguró a que Morera “ingresaba con su vehículo y un compañero de trabajo. Cuando llegaron al estacionamiento, se encontraron con una persona que lo estaba esperando ahí. Sin mencionarles nada, sin exigirles dinero ni efectos personales, simplemente le disparó”.
De acuerdo a información oficial a la que accedió Infobae, el especialista médico recibió dos disparos, uno en la zona del tórax y otro en la cabeza. Se estima que el arma utilizada fue un calibre 22 largo.
En tanto, la fiscal advirtió que, según el testimonio del acompañante de Morera, el asesino intentó efectuar más disparos contra el cuerpo de la víctima pero el arma se trabó. También dijo que fue apuntado por el homicida antes de que emprendiera la fuga.
Hasta el momento se desconoce cómo hizo el asesino para ingresar y para salir del garage del edificio. Según las primeras averiguaciones, el estacionamiento tiene un acceso de puerta con llave propio, aunque también se puede acceder a través de la entrada principal del edificio.
Aún se analizan los posibles motivos por los que el jefe de radiología del hospital Centenario pudo haber sido asesinado aunque las primeras sospechas radican en un conflicto de las relaciones interpersonales del médico.
Según informaron fuentes policiales a Infobae, al momento de ser asesinado, Morera mantenía un encuentro dentro del vehículo junto a su acompañante.
Asimismo, en simultáneo al crimen, dentro del departamento de ese edificio, se encontraba la pareja oficial de Morera. Se investigan, de acuerdo a información del caso, las relaciones interpersonales del radiólogo.
Parte del hecho fue presenciado por otro testigo, que se encontraba mirando la entrada del edificio, desde una ventana de un domicilio de la misma cuadra. Tanto él como el acompañante de Morera no pudieron dar demasiados detalles sobre el homicida: era un hombre de mediana estatura que vestía todo de negro, que tenía una capucha puesta sobre su cabeza y que además tenía puesto un barbijo, también negro.
Lo que pudo corroborar la fiscal Paolicelli de acuerdo a los primeros datos recogidos es que el objetivo definido del ataque era el jefe de Radiología. No se trató de un intento de robo ni un acto de un homicida fuera de sus cabales. Por lo cual, se presume que el asesino conocía de antemano a la víctima o pudo también haberse tratado de un sicario que recibió la orden de asesinar a Morera.
Por su lado, en las redes sociales, algunos compañeros de trabajo publicaron mensajes de despedida y homenajes.
“Me siento triste... Nos arrebataron a un Compañero de Trabajo. Mauricio Morera ... Lo vi la semana pasada e hicimos un chiste que siempre hacíamos... Me puso la mano en el hombro y yo tomé su brazo y nos dijimos que nos alegraba vernos bien. Jamás pensé que iba a ser la última vez que te vería sino te hubiera abrazado más fuerte. Qué terrible tu asesinato. Descansa en Paz, Mauri”, escribió una mujer en Facebook.
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