Gonzalo Calleja vio por última vez a su familia en su casa familiar el domingo pasado en Paraná. Era el cumpleaños de Maia, su cuñada, la pareja de su hermano mayor. No vieron nada distinto a lo de siempre, nada que les preocupara. Sabían de lo que hacía Gonzalo, su actividad lateral. “Era contador de una constructora, esa era su actividad principal, trabajaba en la parte contable de esa empresa”, relata Maia a Infobae. “Como trabajo menor, realizaba cambio”, continúa. “No era su fuente de ingresos principal, desconocíamos a quién le cambiaba o qué volúmenes manejaba, pero siempre trabajaba con conocidos, o recomendados, no le cambiaba a quien no conociera”, asegura Maia.
Calleja, de 29 años, habló por última vez con su novia el miércoles último. No hubo ninguna otra señal. Se lo esperaba en su gimnasio de costumbre, que llegara a ver a sus amigos.
Nada.
Ayer jueves por la tarde, la Policía de Entre Ríos encontró su cadáver en un descampado. Su Ford apareció abandonado a unas ocho cuadras. “Había 9 mil dólares en la guantera”, confirma una alta fuente de la investigación. Poco después, el padre y el hermano de Gonzalo reconocieron el cuerpo en la morgue judicial de Oro Verde.
En su casa, los Calleja no encuentran una respuesta. “No podemos responder, lamentablemente, qué pasó. Evidentemente lo han engañado, Gonza no iba a ese lugar solo ni por casualidad”, continúa Maia.
Mientras tanto, la división Homicidios de la Policía de Entre Ríos lleva adelante la investigación: doce allanamientos se llevaron a cabo en la zona del hallazgo del auto, el Barrio 1° de Julio. Ya declararon en la causa su hermana, su novia, varios amigos. Por lo pronto, dada la plata en la guantera, se descarta el robo, asegura una fuente clave. Un ajuste de cuentas por la actividad cuevera se convierte en la principal hipótesis. El perfil comercial de Calleja no revela deudas, al menos, no en blanco.
También se espera que comience la autopsia en el curso de esta mañana en la morgue de Oro Verde. La causa de muerte, a simple vista, también es un misterio.
A pesar de que una asfixia o estrangulación fue la primera hipótesis, el cuerpo a simple vista no tenía signos de violencia, ni puñaladas ni disparos. Lo llamativo para los forenses fue una marcada rigidez en manos y pies. Las causas probables, hasta que se confirme el resultado, son muchas: asfixia, convulsión, una sobredosis de estupefacientes o un infarto. No se sabe si murió de forma violenta o de forma natural. Lo que digan los forenses aquí será la clave.
El caso de Calleja remite a otro reciente en la historia policial argentina, un símbolo del lado oscuro del negocio del dólar libre: la muerte del financista, cuevero y cambiador de cheques Mariano Benedit, hijo de una familia dedicada al negocio financiero. La Policía Federal había encontrado su cadáver con un tiro en el cráneo entre la maleza de la Reserva Ecológica de Costanera Sur el 17 de diciembre de 2014, la bala había entrado en el costado derecho de su cabeza, cinco centímetros por encima de su oreja. Había un casquillo junto a él, lo encontraron poco después en un rastrillaje junto a la Bersa 9 milímetros registrada a su nombre.
¿Lo mataron? ¿Le dijeron que se mate? ¿Alguien lo mató y disfrazó la escena? No parecía. El dermotest en sus manos reveló la presencia de pólvora, su celular y su computadora fueron encontrados junto a él. Las cámaras de seguridad que tomaron su recorrido no mostraban a nadie más. Registros judiciales consultados por Infobae revelan que la causa fue archivada por inexistencia de delito.
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