Dylan F. tenía 16 años. Este lunes por la noche, en circunstancias y por motivos que aún se investigan, Dylan tomó una pistola marca Bersa calibre 22 y le disparó en la cabeza a su padrastro Michael Veizaga Ferrufino, de 49 años, quien cayó muerto al instante en el piso del comedor de la casa de su mujer en el partido bonaerense de Esteban Echeverría.
De acuerdo a la primera reconstrucción del hecho, en ese momento el medio hermano de Dylan, Alan Gustavo Vargas, de 20 años -que también estaba en la casa ubicada en la calle Salgari al 1200 del barrio 9 de Abril-, bajó corriendo las escaleras para ver qué había ocurrido.
“Vamos a matarnos juntos”, le dijo el adolescente. Después le apuntó con la pistola a la cara y le disparó en el rostro.
Luego, Dylan se dirigió a una habitación de la casa que también funcionaba como depósito, apoyó el arma con la que había asesinado a su padre y herido a su hermano en la sien y se suicidó de un disparo que quedó alojado en su cabeza.
Su hermano Alan, gravemente herido, con una bala en el pómulo izquierdo alcanzó a marcar el 911 en su teléfono y pidió ayuda. Tras la llegada de efectivos de la Comisaría 3° de Transradio y personal de Policía Científica, Alan fue trasladado de urgencia al Policlínico Municipal Sofía T. de Santamarina, donde fue operado y continúa internado fuera de peligro.
En el lugar se presentó también Agustín Alejandro Vargas, hijo y hermano de las víctimas, con domicilio en la misma casa que Dylan, en la localidad de Ingeniero Budge, en Lomas de Zamora y a 40 cuadras del lugar donde ocurrió el crimen.
Alejandro presta servicio desde 2018 en la División Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas de la Policía Bonaerense en La Matanza y fue informado por un superior sobre lo que había ocurrido. El agente, sin embargo, aseguró en diálogo con los investigadores que desconoce el motivo por el cual Dylan, su hermano menor, podría haber hecho lo que hizo.
La causa por averiguación de causales de muerte quedó ahora en manos del fiscal Mariano Bonilla de la Fiscalía del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil N° 6 de Lomas de Zamora, que ordenó la realización de autopsias y una serie de diligencias en la escena del crimen para esclarecer lo que ocurrió. Entre ellas, según confirmó a Infobae una fuente con acceso al expediente, el secuestro del arma homicida, de la que aún se investiga su información registral.
Hasta ahora, el hermanastro que sobrevivió fue el único en declarar y manifestó que no existían episodios de violencia de su hermano hacia ningún integrante de la familia ni ningún conflicto que hiciera suponer que podría pasar lo que ocurrió. Los vecinos de la familia ratificaron esto, ninguno lo identificó como un chico conflictivo. Su hermano sí mencionó, sin embargo, que Dylan había contado que tenía problemas en el colegio y pocas amistades.
Su padre Michael, albañil, con familia oriunda de Bolivia, fue despedido en redes sociales por amigos y parientes que compartieron un crespón negro en señal de luto por su fallecimiento. “Hoy siento mucho tu partida, hermano, siempre estarás con nosotros, no puedo aceptar como tu luz se apagó, aún tenías mucho por vivir a lado de toda la familia”, escribió uno de sus sobrinos.
También lo despidió en su perfil de Facebook Sandra, su esposa y madre de los dos jóvenes involucrados en el hecho, donde ocurrió el parricidio e intento de fratricidio. “Me tocó la desgracia. Se murieron mi marido y mi hijo y mi otro hijo está internado”, explicó la mujer a una amiga que le preguntó qué había pasado.
Unas semanas atrás, Sandra había comentado una foto de Michael, donde revelaba que la pareja había pasado algunas dificultades. “Tenemos que luchar aunque estemos lejos estamos uno para el otro. Ya nos caímos pero siempre nos levantamos. Seguiremos luchando por nuestra familia, no pienso tumbarme otra vez por nadie. Nosotros somos solos y mis tres hijos a pesar de todo siempre estaremos juntos”, había escrito en referencia a Veizaga y sus hijos Dylan, Alan y Alejandro.
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