La condena a 2 años de prisión efectiva que recibió ayer Ángel “Pato” Cabrera por violencia de género contra su ex pareja fue sólo el principio de un largo camino judicial que deberá atravesar el golfista. Sucede que tiene por delante al menos dos juicios orales más por las denuncias que le realizaron otras ex novias, también por haberlas agredido. Mientras tanto, alejado del lujo de otras épocas, pasa sus días en un pabellón común del penal de Bouwer, donde fue visitado por sus hermanos, algunos de sus hijos y por su nueva pareja. Todavía no se anotó en ningún curso y recién se está aclimatando a sus nuevos compañeros, casi todos internos de baja peligrosidad.
Luego de haber escuchado este miércoles, de manera presencial en los tribunales de Córdoba, la condena por violencia de género contra su ex pareja Cecilia Torres Mana, Cabrera volvió al módulo MD1, pabellón E4 de la cárcel cordobesa de Bouwer, donde vive desde que fue extraditado desde Brasil. Hace dos días que se está aclimatando a ese lugar, porque apenas llegó del exterior tuvo que cumplir con una cuarentena de 15 días en la enfermería del penal.
En ese pabellón está acompañado de otros reclusos que están catalogados internamente como de baja peligrosidad, ajenos por completo a la violencia. Es que la mayoría están detenidos por delitos económicos, son ladrones de guante blanco. El golfista es de los pocos que está en ese lugar con una causa relacionada a la violencia física.
Desde que salió del aislamiento recibió varias visitas. Según fuentes penitenciarias, lo visitaron sus hijos, también algunos de sus hermanos, su manager Manuel Tagle y su nueva pareja, la abogada Yamila Álvarez. La mujer es la encargada de cuidar la casa que el golfista tiene en la zona de Villa Allende, a unos 30 kilómetros de la capital cordobesa. En su visita le llevó algunos elementos de higiene y ropa.
“Cabrera no tiene ningún tipo de privilegio. Está en un pabellón común conociendo a quienes son sus nuevos compañeros. No requirió que se le lleva nada extraordinario porque en la cárcel le proveen todo lo que necesita”, explica su abogado, Carlos Hairabedian.
Cabrera no tiene celular porque están prohibidos, pero sí puede acceder a un teléfono público para contactarse con su familia y su letrado defensor. Las visitas tienen un régimen estricto y los días van cambiando, aunque no pasan de una jornada habilitada por semana. También puede pedir visitas higiénicas, según establece el reglamento del penal, pero para eso deberá acreditar que la persona que lo visita es su pareja. El golfista aun no inició los trámites para solicitarlas.
La cárcel de Bouwer es un complejo penitenciario dividido en cuatro módulos, compuestos por pabellones y celdas individuales, que alberga a detenidos procesados y condenados, como Cabrera. Según los expertos, tiene una distribución y un sistema similar al del Complejo Penitenciario de Ezeiza.
Al mismo tiempo, en la fiscalía de violencia familiar, que comanda el fiscal Cristian Griffi, hay otras causas contra el golfista que se están moviendo con rapidez. Por un lado, más denuncias que hizo Torres Mana que tienen que ver con amenazas y desobediencia reiterada a las restricciones perimetrales. Lo mismo pasa con los expedientes iniciados a raíz de las presentaciones de Silvia Rivadero, ex esposa y madre de sus dos hijos, que lo denunció por amenazas.
También avanza la investigación por los delitos de lesiones leves, amenazas y coacción por la denuncia que hizo otra de sus ex parejas, Micaela Teresa Escudero, que estuvo al lado del deportista entre el 2014 y 2016.
A pesar de la condena, dictada en la tarde de ayer, la defensa de Cabrera insiste en que dentro de dos meses podrían pedir la libertad condicional del deportista: “Como la pena fue de dos años, a los 8 meses de prisión se puede hacer ese pedido. El lleva 6 encarcelado contando el tiempo que estuvo privado de su libertad en Brasil por lo que en breve podemos pedirlo y lo vamos a hacer”, explica el abogado del golfista.
En la justicia cordobesa aceptan que es cierto que puede acceder a ese beneficio dentro de 60 días, pero aclaran que además de la sentencia de ayer, Cabrera tiene dictada una prisión preventiva por otra de las causas de violencia de género.
Una vez que esté acomodado en su celda individual del pabellón que le tocó, Cabrera podrá optar por pasar las horas del día haciendo caminatas por los patios al aire libre, leyendo o desarrollando alguno de los cursos que tiene disponible el penal, como los de herrería, tornería, tapicería o el que sirve para aprender a armar una huerta.
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