Cárceles bajo fuego en Santa Fe: trasladaron a los presos más peligrosos tras la fuga del penal de Piñero

Entre la tarde de ayer y la madrugada de este viernes se fueron jefes de esa unidad penitenciaria delincuentes como Esteban Linor Alvarado, René Ungaro, Alan y Lautaro Funes, el peruano Julio Rodríguez Granthon y Brandon Bay

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Video: así fue la fuga de Piñero que alertó a las autoridades.

Seis pesos pesados del narcotráfico y del hampa rosarino fueron retirados de la cárcel de Piñero en las últimas horas y llevados a otros penales en Buenos Aires, según confirmaron fuentes oficiales a Infobae. La medida efectivizada entre la tarde de ayer y la madrugada de hoy es consecuencia de la osada fuga ocurrida en la cárcel santafesina el domingo pasado, un ataque externo con una ametralladora que terminó en un tiroteo con agentes del Servicio Penitenciario, un delincuente muerto y ocho fugitivos, cuatro ya recapturados.

Este jueves por la tarde, cuando se realizaba el conteo de presos en algunos pabellones de Piñero, fueron retirados rápidamente de sus celdas René Ungaro junto a Alan y Lautaro Funes. Los tres se encuentran condenados por conformar una asociación ilícita dedicada a extorsiones y usurpaciones de casas que luego fueron usadas con puestos de venta de droga. Se cree que Claudio Mansilla, uno de los ocho fugitivos, respondía directamente a Ungaro en el hampa.

Ungaro y los Funes se encuentran en juicio oral y público en la actualidad ante el Tribunal Oral Federal N° 1 de Rosario, acusados por el fiscal federal Federico Reynares Solari como organizadores de la venta de estupefacientes.

2018: Alan Funes tras ser arrestado por la Policía de Santa Fe.
2018: Alan Funes tras ser arrestado por la Policía de Santa Fe.

Sus prontuarios son ciertamente pesados, entre los criminales más célebres de la provincia. Alan está condenado a 35 años de cárcel por esa asociación ilícita y por el crimen de Marcela Díaz ocurrido el 16 de enero de 2018. La víctima era hermana de Rubén “Tubi” Segovia, líder de una banda narco asociada al clan Caminos, con quienes Funes y Ungaro disputaban territorio en la zona sur de Rosario.

René Ungaro, en tanto, está condenado a 11 años de prisión por el crimen de Roberto “Pimpi” Caminos, ex jefe de la barra brava de Newell’s. Por la asociación ilícita ya recibió 7 años de cárcel.

Lautaro Funes, alias “Lamparita”, por ahora solo tiene una pena en su contra: 7 años de prisión.

Los otros que fueron relocalizados en la madrugada de este viernes son también otros nombres sumamente célebres en el hampa rosarina: Esteban Lindor Alvarado, Brandon Bay y el peruano Julio Rodríguez Granthon.

Lindor Alvarado: capo en mudanza.
Lindor Alvarado: capo en mudanza.

Alvarado, condenado por la Justicia de San Isidro por robo de autos, recuperó la libertad en 2016. Estaba en prisión acusado de liderar una banda dedicada a extorsiones, balaceras, amenazas y lavado de dinero. Además, está imputado por ordenar el crimen de Lucio Maldonado, un prestamista de la zona sur de Rosario cuyo cuerpo fue encontrado boca abajo, maniatado con un tiro en la cabeza y entre sus prendas llevaba un cartel: “Con la mafia no se jode”. Los fiscales locales presumen que ese mensaje buscó despistar a los investigadores, ya que se trataba del sello de Los Monos a la hora de cometer balaceras con fines de extorsión.

Brandon Bay cobró notoriedad a fines de diciembre del año pasado, cuando se encontraron partes de cuerpos de dos hombres en dos contenedores de residuos de la zona sur de Rosario. El ex ministro de Seguridad Marcelo Sain sostuvo que, de acuerdo a investigaciones en curso, fue quien dio la orden de llevar adelante esa sanguinaria ejecución.

Bay fue imputado por la Fiscalía de la ciudad de San Lorenzo como jefe de la banda “Los Gorditos” junto con su tío Diego Bay, ex pareja de Vanesa Barrios –actual esposa de Ariel Máximo “Guille” Cantero, líder de Los Monos–. Esa organización, según la acusación, cometió dos crímenes entre el 25 y 28 de mayo de 2020 en San Lorenzo, balaceras y extorsiones.

Según la Agencia de Criminalidad Organizada del Ministerio Público de la Acusación, “Los Gorditos” operan en el barrio Tiro Suizo, en la zona sur de Rosario, y en las localidades vecinas de Capitán Bermúdez y San Lorenzo. En ese cordón industrial, de acuerdo a las escuchas telefónicas expuestas, Brandon Bay ordenó balaceras que resultaron fatales, donde las víctimas tenían 16 y 26 años. En una escucha telefónica reproducida por los fiscales Aquiles Balbis, Matías Edery y Luis Schiappa Pietra, Brandon Bay le ordena a su sicario: “Con la tarta, prrrrr, (sic) en la jeta. En la jeta. Sí, de ahí arriba (del auto), sin bajarse”.

Otro de los mafiosos reubicados es el peruano Julio Rodríguez Granthon, apodado “Coco” o “Perú”. Está procesado y con pedido de elevación a juicio en la Justicia federal como líder de una banda dedicada a la venta de cocaína en Rosario tras el operativo “Coronas Blancas” de la Policía Federal. Además, es uno de los imputados por el crimen del ex concejal Eduardo Trasante por haber hecho “gestiones” para conseguir el Peugeot 308 que luego usaron dos sicarios para ejecutar al pastor y ex edil en su casa de San Nicolás al 3600. A mediados de julio de 2020, los fiscales que investigan el crimen de Trasante, Matías Edery y Gastón Avila, aseguraron que la principal sospecha apuntaba a que “la orden” para concretar el asesinato provino “de adentro de la cárcel de Piñero”, desde un pabellón donde están detenidos jefes narco.

Hasta el momento permanecen cuatro prófugos del grupo de los ocho evadidos. Son Claudio Javier “Morocho” Mansilla –presunto líder de una banda narco de zona oeste–, Alejandro Candia, Martín Cartelli y Daniel Piscione. El fiscal Franco Carbone ya solicitó ante la Interpol la orden de captura internacional. En tanto, fueron recapturados Sergio Cañete, Joel Rojas, Alejandro Schmittlein y Ezequiel Romero.

Después de la fuga, las autoridades de Asuntos Penitenciarios anunciaron la construcción de un muro perimetral que, según declaró ayer el secretario del área Walter Gálvez “ya fue presupuestado y el expediente está en marcha”; sumado a recorridas ya hechas con personal del INVAP para instalar un nuevo sistema de monitoreo y scanners en toda la unidad, luego de que el comando de criminales cortara los alambrados con una amoladora.

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