Pasaron más de cuatro años para que Javier Cancinos tuviera alguna novedad sobre su hijo Santiago (14), un chico trans que había desaparecido una tarde de mayo de 2017 en la ciudad de Salta sin dejar un solo rastro. Fueron cuatro años de una intensa búsqueda por casi toda la provincia cuyo desenlace fue aún más dramático: los huesos del adolescente fueron encontrados de casualidad por un trabajador rural en una localidad muy cerca de la capital, muy cerca del lugar donde lo habían visto por última vez.
A menos de un mes del hallazgo, se dieron a conocer los primeros resultados de las pericias realizadas a los restos óseos de Santiago y de a poco comienza a revelarse el misterio de qué pudo haber sucedido. Según comunicó el Ministerio Público Fiscal (MPF) de Salta, un nuevo análisis odontológico realizado permitió establecer casi con seguridad la data de muerte. De acuerdo con las pericias, el adolescente murió casi al mismo tiempo de su desaparición y el fallecimiento no coincide con la fecha del hallazgo de los huesos.
Si bien era algo que los fiscales que investigan la muerte, Mónica Poma y Santiago López Soto, tenían prácticamente como certeza debido al estado en el que se encontraban los restos de Cancinos, necesitaban de la confirmación científica. Ahora, se sabe que el chico murió en 2017 y la familia esperó cuatro años para saberlo.
No fue lo único. El informe preliminar reveló además un detalle de gran valor para la investigación: de las pericias realizadas no se evidenciaron signos de violencia en el cuerpo de Santiago. Es decir, aparentemente, nadie atacó al joven. No habría sido un crimen. Sin embargo, lo que sí indicó el MPF oficialmente es que faltan más pericias para determinar con certeza por qué murió.
Infobae dialogó con Javier Cancinos para conocer sus impresiones luego del hallazgo de los restos y de los primeros resultados de las pericias, que a su vez ya le fueron informados por parte del fiscal penal Ramiro Ramos Ossorio, titular de la Unidad Fiscal que investiga la desaparición y muerte del menor. En ese sentido, el padre ratificó lo que dijo el MPF y lamentó que se tratara de su hijo, ya que, según expresó, siempre mantuvo la esperanza de encontrarlo con vida hasta el último momento.
“No se encontraron señales de violencia. El antropólogo forense revisó la escena y no encontró signos de ese estilo. Sin embargo, el informe de criminalística no lo tenemos y ahí se va a saber la causa de la muerte. Creemos que va a estar la próxima semana”, adelantó Javier, quien además no dudó en dar su hipótesis en función de lo que hasta ahora se sabe.
El papá de Santiago cree que su hijo se quitó la vida. “Por lo pronto no hay otra hipótesis que se maneja. Al no haber señales de violencia no quedaría otra opción”, dijo. Tras mantener la reunión con el fiscal Ramos Ossorio, de la que participó también Mónica Ovando, la mamá del adolescente, Cancinos le pidió al funcionario judicial las imágenes de la escena donde encontraron los huesos de su hijo.
“Les pedí las fotos de cómo encontraron los restos. Quería ver cómo estaba y cómo era el lugar”, contó.
El hallazgo se produjo en una zona de vegetación ubicada cerca de la Ruta 9, a la altura del kilómetro 12,5, cerca del río La Caldera, en la localidad de Vaqueros. Fue después de que un trabajador rural que se encontraba cortando maleza y limpiando el lugar viera una prenda y pequeños huesos mientras cumplía con su labor.
En el lugar, los efectivos de la policía encontraron otros elementos de gran importancia para la investigación que podrían servir como indicios para desentrañar el misterio de qué pasó con el chico. El más llamativo fue la aparición de varias sogas en la zona, alrededor de los huesos, que fueron secuestradas por los investigadores y que aún es sometido a pericias.
Según dijo el fiscal López Soto en su momento, en la escena se encontraron también varias prendas de vestir que pertenecían a Santiago. Al menos, así lo confirmó la familia. De acuerdo con el funcionario, correspondían al uniforme del colegio Belgrano, la escuela a la que concurría el chico antes de desaparecer. Este dato coincide también con los dichos de su padre a este medio, quien contó que cuando lo saludó aquella tarde de mayo por última vez, su hijo lucía la indumentaria de educación física de la escuela.
En ese sentido, el MPF les informó a Javier y Mónica que respecto a la causa de la muerte faltan más precisiones que se determinarán luego del análisis de los elementos que constan en la investigación y de las pericias de los objetos que se encontraron en el lugar del hallazgo. Por lo pronto, Ramos Ossorio precisó que ya coordina con la familia la entrega del cuerpo del menor para su inhumación.
En todas las comunicaciones oficiales del MPF, los fiscales se refirieron a Santiago con su nombre de nacimiento, Constanza Gala Cancinos. De hecho, así figuraba en el sitio de la organización Missing Children y también en la página oficial de personas desaparecidas del gobierno nacional, cuando aún era buscado.
Los fiscales aclararon que se lo mencionó de acuerdo al nombre legal al momento de la desaparición, sin desconocer la vigencia de la Ley de Identidad de Género, en relación a su autopercepción. Para Javier Cancinos, el papá de Santiago, el nombre era indiferente: solo quería encontrar a su hijo.
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