El móvil del doble crimen sería una deuda. Y una no muy alta. Esa es la principal hipótesis que manejan por estas horas los investigadores de la violenta muerte de Kevin (18) y Franco Álvarez (28), los dos hermanos mendocinos, cuyos cuerpos fueron encontrados el domingo último en un desagüe del Departamento de Maipú luego de 20 días de búsqueda.
La autopsia, según confirmaron fuentes judiciales a Infobae, reveló que se trató de una ejecución mafiosa: cada uno fue asesinado de un disparo calibre 22 en la cabeza y además los golpearon brutalmente en distintas partes del cuerpo como el abdomen y la espalda. Después los llevaron hasta la zona del desagüe, ubicada en inmediaciones de la calle Los Pinos, en la zona conocida como Rodeo del Medio. Allí, descartaron sus cuerpos.
“Por el agua y el frío, los cadáveres se mantuvieron en relativo buen estado”, indicó una fuente a este medio, con una investigación encabezada por la fiscal Andrea Lazo, lo que desmiente la versiones que indicaban que los restos estaban en un avanzado estado de descomposición. De hecho, los estudios de ADN se realizaron en poco tiempo y las identidades de los hermanos se pudieron conocer a las pocas horas del hallazgo.
Kevin y Franco habían desaparecido el pasado 7 de junio, cuando salieron de su casa, ubicada en Maipú, para cobrar un trabajo de albañilería que habían realizado en la localidad de Guaymallén. Fueron más de 20 días sin mayores novedades y una angustia feroz para Lidia Freites, la mamá de los jóvenes.
Los primeros resultados de la investigación se obtuvieron a los diez días de radicada la denuncia. Fue cuando un niño encontró en un callejón de la zona de Rodeo del Medio un teléfono celular junto al documento de identidad de Kevin Álvarez. También se halló ropa en el lugar, pero hasta ese momento los peritos no encontraron ningún otro elemento que pudiera aportar indicios sobre el paradero de los hermanos. Todo seguía siendo un misterio mientras Lidia declaraba en medios locales que a esta altura “ya había perdido las esperanzas”.
En un primer momento, la denuncia que hizo la mujer fue por averiguación de paradero, pero luego la declaración de distintos testigos dio cuenta de un intercambio de amenazas entre Franco y las personas con la que había hecho el trabajo de albañilería. Fue por eso que intervino la fiscal especializada en homicidios Andrea Lazo. A los pocos días, Lazo ordenó varios allanamientos, que incluyeron el último lugar donde fueron a cobrar el dinero, además de las declaraciones de más testigos.
Finalmente, este domingo, poco después de las 17 horas, una mujer notó la presencia de un cuerpo sumergido en el desagüe y observó un brazo y un pantalón color azul en medio de ramas. Avisó de inmediato al 911 y luego descubrieron los cuerpos de los hermanos Álvarez.
Ya con el hallazgo de los restos, más otros datos que pudieron obtener los investigadores, la fiscal Lazo ordenó la detención de cuatro sospechosos. Se trata de dos hombres que trabajaban en la misma obra en la que Franco se había desempeñado como albañil y otros dos vecinos. El rol de Kevin, el menor de los hermanos, aún no fue determinado. Las fuentes consultadas creen que habría pagado con su vida por el simple hecho de acompañar a su hermano a cobrar la deuda.
Para dar con los sospechosos fue importante también la triangulación de los datos de los celulares, que los ubicaron cerca del lugar donde habían encontrado los cadáveres. Según supo Infobae, entre el lugar de la obra en construcción y el desagüe hay pocos kilómetros de distancia. En los allanamientos llevados a cabo ayer, los policías secuestraron una camioneta Ford F-100 que será analizada para saber si fue usada para transportar los cuerpos desde lugar donde los ejecutaron hasta la zona donde los encontraron.
De acuerdo con las fuentes que tuvieron acceso a la causa, la zona del desagüe “es un lugar incómodo” para cometer un crimen y tiene casi la certeza de que primero los mataron y luego los descartaron.
Los investigadores también pudieron saber que Franco era un joven que mantenía cierto vínculo con pequeños vendedores de droga de la zona y era una persona de carácter. Esto, en principio, explicaría el intercambio de amenazas con las personas que le debían dinero. Según trascendió, se habla de que el monto que le adeudaban era de unos 14 mil pesos y que, incluso, le habría robado una planta de marihuana a uno de los detenidos en represalia porque no le habían pagado. Al parecer, estaba destinada a hacer aceite de cannabis para su hijo.
“Franco estaba en cuestiones más pesadas. Todo aún es materia de investigación pero el móvil sería el económico”, señaló la fuente.
Kevin, por su parte, había inaugurado una peluquería en su casa. Su mamá dijo que tenía la idea de agrandar el local y había estado hablando de eso con su hermano mayor unos días antes de desaparecer. Lidia -en coincidencia con lo que averiguaron los investigadores- dijo que efectivamente Franco tenía carácter más fuerte.
Por lo pronto, ninguno de los cuatro sospechosos fue indagado por la fiscal Lazo. La funcionaria tiene hasta esta tarde para definir su situación aunque cuenta con la posibilidad de prolongar por 24 horas más la detención. El expediente por el momento está calificado como averiguación de muerte, aunque se da por descontado que la acusación será más grave. Se intenta saber si los cuatro participaron premeditadamente en el doble crimen o si por ejemplo los dos vecinos arrestados tuvieron alguna participación secundaria y colaboraron en el traslado de los cadáveres hasta el desagüe. Sus identidades aún no fueron informadas y hasta el momento no se le encontraron antecedentes a ninguno.
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