En su declaración ante la fiscalía realizada esta tarde, el neurocirujano Leopoldo Luque presentó un largo escrito de casi 100 páginas y respondió una batería de preguntas. Aseguró que él no era el médico de cabecera de Diego Maradona aunque las pruebas dicen lo contrario. Además pidió que se realice una nueva junta médica.
“Lo primero que quiero manifestar es que lamento profundamente el deceso de DAM. Era mi paciente y mi amigo”. Con esta frase comienza el escrito que presentó este mediodía Luque en el marco de su declaración indagatoria en la causa que investiga la muerte de Maradona. No fue casualidad que la citación del neurocirujano haya sido la última de las siete que se tomaron en el expediente, ya que los fiscales consideran que es el más implicado en la causa y estratégicamente lo dejaron para el final. El imputado aseguró que no fue el médico de cabecera del Diez aunque las evidencias muestran lo contrario. Además respondió preguntas de los investigadores y sostuvo que si bien él sugirió la internación domiciliaria no fue quien la coordinó.
Luque entró a la Fiscalía General de San Isidro, donde se investiga la causa, apenas unos minutos antes de las 12 con un impecable saco azul y anteojos de sol. Su llegada estuvo envuelta en un fuerte operativo de seguridad que incluyó un cordón de la Policía Bonaerense para que el médico ingresara sin tener contacto con la prensa. Apenas se sentó en la sala especialmente acondicionada para la ocasión, pegada a la puerta de ingreso, aclaró que iba a presentar un escrito y que estaba dispuesto a responder las preguntas de los fiscales Laura Capra, Patricio Ferrari y Cosme Iribarren, coordinados por el fiscal general John Broyad.
En su escrito, al que pudo acceder de forma completa Infobae, el neurocirujano aclara que conoció a Maradona en 2016 pero que comenzó a tratarlo en 2019 y hace un detalle de los estudios que le ordenó con foco en los exámenes cardiológicos que, según consta en el expediente, no presentaron mayores inconveniente. Todos estos chequeos fueron realizados varios meses antes de la muerte, salvo el último, efectuado en la Clínica IPENSA de La Plata, que data de septiembre de 2020, dos meses antes del fallecimiento. Si bien como aclara Luque el ecocardiograma dio bien, no cuenta que los médicos de esa clínica le ofrecieron hacer un estudio mucho más complejo y él desestimó esa idea.
Luego menciona un punto crucial de la investigación. En los meses previos al cumpleaños 60 de Diego, tanto él como la doctora Agustina Cosachov planificaban una internación en un centro de rehabilitación. Estaba todo encaminado hasta que Luque envió un mensaje con la frase “cambio de planes”. Los fiscales creen que alguien llamó al médico para retrasar esa situación por la inminencia del festejo del cumpleaños de Maradona en la cancha de Gimnasia y los acuerdos comerciales que ya estaban pactados. Luque dio otra versión con respecto a esa situación.
“Quiero remarcar que los días previos, la Dra. Cosachov y yo conversamos y nos planteamos la posibilidad de proponerle a Diego una internación en un centro de rehabilitación, plan que cambió por su falta de voluntad y por el cambio favorable que notamos en un video que su secretario Maxi nos envió, entrenando con un personal trainer, que había llevado su hija Gianinna”.
Con respecto a la previa de la internación domiciliaria, en los primeros días de noviembre, Luque explica que desde la Clínica Olivos recomendaron una internación en un centro de rehabilitación pero que “no obtuvo ni el consentimiento de su familia ni del paciente”. Y agregó: “La Dra. Cosachov y yo sugerimos, conforme se venía evaluando y había sido solicitado formalmente, una internación domiciliaria y les explicamos los riesgos del fracaso de la misma”.
En los párrafos siguientes del documento de 85 páginas, el médico imputado se desliga por completo de su posible responsabilidad en la internación domiciliaria: “Yo no formaba parte de la misma ni mucho menos estaba a cargo de la misma. Carezco de la estructura, habilitación, inscripción y conocimientos para hacerlo. Lo mismo para supervisarlo”.
“Mi función específica durante la internación domiciliaria fue el seguimiento neuroquirúrgico del paciente. Esta función estaba absolutamente clara y era sabida tanto por el resto de los profesionales actuantes como por su familia. Siempre me encontré dispuesto a colaborar cuando me lo requirieran, esto debido a la buena relación que mantenía con DAM”, explica Luque.
Uno de los puntos más resonantes de la junta médica estuvo en las conclusiones donde los especialistas afirmaron que a Maradona se lo “echó a su suerte”. Luque también se defiende de esa acusación: “Es claro que yo no abandoné al paciente ni su tratamiento (durante la internación domiciliaria, que tan solo duró 14 días, fui a su domicilio en 4 oportunidades y llevé el control postquirúrgico en su domicilio) pero transferí su atención clínica y psíquica a especialistas más idóneos que yo, y con la estructura necesaria, tanto en su salud mental como en su salud física”.
A pesar de que numerosos especialistas consideraron que la internación domiciliaria de Diego era sumamente deficiente y carente de la aparatología necesaria, Luque asegura que las veces que fue a la casa de Tigre “nada de lo observado me daba indicios que el actuar del personal de la internación domiciliaria no tuviera dichas características”. En varios puntos del escrito Luque, al igual que hizo Cosachov el viernes, apunta contra la empresa de medicina prepaga, puntualmente contra la nexo Nancy Forlini.
Con respecto a los síntomas que evidenciaba Diego antes de su muerte como la hinchazón, advertidos por casi todas las personas que fueron a visitarlo esos días, Luque asegura que él no los notó: “Si bien hubo mensajes personales, donde personas del entorno del paciente me alertaron acerca de una supuesta hinchazón los días 17 y 18 de noviembre, ambos días concurrí a su domicilio y no observé la supuesta hinchazón. No tranquilo con esto, volví a su domicilio el día 20 de noviembre y tampoco lo noté hinchado”.
“Jamás me representé el resultado. Los estudios realizados en vida al paciente no daban cuenta de que el mismo tuviese enfermedad renal crónica, enfermedad hepática e insuficiencia cardíaca”, agregó.
Más adelante Luque confiesa, como lo hizo en su declaración espontánea de hace algunos meses, que no fue él quien operó a Maradona del hematoma subdural. Explica que fue Víctor Stinfale el que le transmitió el deseo de la familia de que fuera otro el médico encargado de la cirugía: “El día pactado se hace presente en la Clínica el Dr. Stinfale, quien me refiere que lo hace en nombre de la familia y me ordena que no lo opere. Respetando lógicamente el pedido, la operación la llevó a cabo el Dr. Ariel Sainz, aunque participé de la misma junto con tres neurocirujanos, pero no como el cirujano principal”.
En el documento que elaboraron los fiscales el 19 de mayo pasado con las imputaciones formales, el principal apuntado fue sin dudas Leopoldo Luque. En el escrito los investigadores lo tratan directamente como “médico de cabecera” de Diego y son especialmente duros en cuanto a su trabajo en los últimos meses de vida del ex capitán de la Selección.
Además hacen especial hincapié en lo que sucedió el 18 de noviembre del año pasado, 7 días antes de la muerte de Maradona. Ese día un médico clínico enviado por la empresa de medicina prepaga llegó hasta el Country San Andrés pero fue echado por los asistentes de Diego: “Personalmente tuvo la oportunidad de evaluar (los síntomas y signos compatibles con una afección cardíaca), circunstancia que no llevó a cabo ni por sí ni por medio de los profesionales que concurrieron el día 18 de noviembre de 2020, a quienes invitó a retirarse sin llevar a cabo el examen médico que los convocaba”.
La otra acusación que pesa sobre la cabeza de Luque, además de todo lo concerniente al tratamiento de Maradona, tiene que ver con la falsificación de la firma del Diez. Cuando la Justicia allanó la casa del neurocirujano se encontró con un documento en el que supuestamente Diego enviaba una carta formal a la Clínica Olivos pidiendo su historial médico y al pie de la hoja estaba su rúbrica. Junto a este papel se encontraron otros dos con la firma de Maradona garabateada, como si alguien la hubiese estado practicando.
Los peritajes caligráficos que se realizaron concluyeron que efectivamente se trataba de una firma falsificada de Diego. En el documental de Infobae “La muerte de Maradona: sus últimos días” se revela que, según dice el propio Luque en un chat, habría sido su esposa la que finalmente falsificó la firma.
Con la declaración de hoy se completó el cronograma de indagatorias que incluyó a los siete imputados que tiene la causa. Ahora los fiscales deberán completar las pocas medidas de prueba que faltan con miras al posible pedido de elevación a juicio oral que no parece estar tan lejos en el horizonte.
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