En la tarde del domingo, poco después de las 17, al menos ocho detenidos se escaparon del penal de Piñero en la provincia de Santa Fe, en una de las fugas penitenciarias más osadas de la historia reciente. El escape fue registrado por un detenido desde su celda, filmado en video y viralizado por WhatsApp.
“Ahí se van los guachos, se re tomaron el palo”, dice el preso que filma mientras se ríe. “A la mierda la visita de mañana”, se lamenta luego con ironía. Lo que se ve en el video es elocuente: al menos ocho detenidos de uno de los penales más icónicos y violentos de la provincia ganaron el alambrado, trepando un cerco para luego atravesar otro en medio de los disparos de penitenciarios que suenan en el aire.
Fuentes oficiales en la provincia confirmaron el número de evadidos a Infobae. Las versiones coinciden en que se trató de un ataque externo para liberar a varios detenidos: se cree que el alambrado exterior fue cortado con una amoladora. Se habla de una figura central en la trama del ataque, un “pesado” llamado Claudio Mansilla. Los violentos llegaron en dos vehículos. Se encontró un Peugeot abandonado en el kilómetro 16 de la Ruta N°14, sobre la que está ubicada la cárcel, a 250 kilómetros de la ciudad de Rosario. Dentro del auto se encontraron vainas servidas.
También se emplearon ametralladoras. Hay al menos un muerto, producto del fuego cruzado con los vigilantes de las garitas. Su identidad no fue confirmada, pero se sospecha que es uno de los miembros del grupo comando que intentó tomar por asalto la cárcel.
Claudio Javier Mansilla, según fuentes del caso, tiene un parentesco con Alejandro Isaías Núñez, alias “Chuky Monedita”, un joven capo narco de 25 años que está preso en una celda del pabellón 4 de Piñero, donde cumple una condena unificada a 15 años y 6 meses de prisión, ya que por un lado fue sentenciado por haber matado a un joven –identificado como Cristian Machuca– el 22 de enero de 2015 en el barrio Tablada. Por otra parte, “Chuky” firmó un juicio abreviado por portación ilegal de arma de guerra, robo calificado y amenazas.
Mansilla, por su parte, tendría vínculos en el hampa con René Ungaro, otro temible capo, el matador de “Pimpi” Caminos, capo de la barra de Newell’s, asesinado en 2010.
Por lo pronto, las autoridades constataron que Mansilla, alias “Morocho”, de 38 años, fue soltado por el grupo comando: irónicamente, estaba en juicio por un doble crimen cometido en Rosario y mañana debía enfrentar una audiencia judicial. También está acusado de una violación a la ley de drogas. Tiene casi 19 años de ingresos y salidas del sistema penitenciario santafesino a sus espaldas: su primera entrada data de abril de 2002. En 2007 ya había escapado de una salida transitoria. En su actual fichaje, enfrentaba en juicio por el doble asesinato de Leonel Bubacar (18) y Kevin Neri (16), ocurrido en 2018. El fiscal había pedido 25 años de cárcel.
Los otros siete fugitivos también fueron identificados, con perfiles mixtos, ladrones, secuestradores, asesinos y extorsionadores. Son Alejandro Andrés Candia, Sergio Martin Cañete, Alejandro Antonio Schmittlin, Exequiel Rodolfo Romero, Joel Isaías Rojas, Martin Alejandro Cartelli y Daniel David Piscione.
Martín Cartelli, de 48 años, el de edad más avanzada del grupo, estaba encerrado desde 2017. Fue condenado por robo a mano armada, secuestro y lesiones leves en la zona de Rosario, dos penas de ocho y cuatro años respectivamente. Su conducta, en la ficha penitenciaria a la que accedió este medio, está marcada como “ejemplar”, algo que sin duda pesa en los tribunales a la hora de pedir un beneficio como salidas laborales o transitorias. Alejandro Antonio Schmittlein, un ladrón oriundo de Casilda, fue acusado de matar a un policía para ocultar otro delito, con entradas y salidas de la cárcel desde 2006.
La fuga en sí es investigada por el fiscal Franco Carbone de la Unidad de Flagrancia. Su colega Gastón Avila lleva adelante el expediente por la muerte del delincuente que cayó en el tiroteo con los penitenciarios apostados en las garitas.
Con información de Federico Fahsbender y Agustín Lago
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