Cayó “el Gordo Ale”, señalado como el líder de la “Banda de la Cuarentena”: un peligroso grupo dedicado a secuestros extorsivos durante el aislamiento

Fue detenido ayer por la PFA en la ciudad de Corrientes mientras iba a a bordo de su camioneta. La investigación estuvo a cargo de la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos (Ufese), comandada por el fiscal federal Santiago Marquevich. Se le imputan seis de estos hechos

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"El Gordo Ale", tras su
"El Gordo Ale", tras su detención en la ciudad de Corrientes

La Policía Federal detuvo en las últimas horas a un pesado en el mundo del hampa: cayó en la provincia de Corrientes Hugo Alejandro Álvarez alias “el Gordo Ale”, señalado como el líder de “la Banda de la Cuarentena”, organización que concretó seis secuestros extorsivos en la zona oeste del Conurbano durante el 2020. Álvarez de 45 años era el último prófugo que quedaba por atrapar como parte de la banda. La investigación, a cargo de la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos (Ufese), comandada por el fiscal federal Santiago Marquevich, contó con análisis de redes sociales, escuchas telefónicas, cámaras de seguridad y tareas de campo.

Álvarez está acusado de delitos complejos: secuestros extorsivos, asociación ilícita y robo en poblado y en banda. De este modo, los investigadores obtuvieron el dato de que “el Gordo Ale” podía estar escondido en la ciudad de Corrientes. La información que había llegado a oídos de los detectives hablaba de una domicilio ubicado en el barrio San Gerónimo como el escondite de Álvarez Allí, entonces, se dirigieron efectivos de la División Operativa central de PFA y se apostaron en silencio. Siguieron todos sus movimientos. Y ayer, cuando el sospechoso salió de la casa y se subió a su camioneta Toyota Hilux, fue seguido. En medio del camino, los agentes le cruzaron los móviles para tapar un posible escape y lograron su detención: fue depositado en un calabozo.

Álvarez, por su parte, era el último eslabón que quedaba suelto de esta temible banda a la que se le imputan seis secuestros extorsivos concretaros en la zona oeste del Conurbano entre marzo y octubre de 2020. En ese mes, la Policía Bonaerense había detenido a cuatro de sus miembros: Alejandro Emanuel Fatú, alias “El Mono”, un virtual NN nacido en 1989, mecánico de oficio según él mismo, oriundo de Isidro Casanova. Sergio Javier Vandamme era un poco mayor que él, 42 años, oriundo de Monte Grande, también decía ser mecánico. Mario Raúl Pérez, un changarín de Rafael Castillo de acuerdo a su propio cuento, que cobra asignaciones universales por hijo y un beneficio para acceder a una garrafa. Y Gloria Isabel Benítez, de 42 años, pareja de Vandamme, con una densa tintura rubia en el pelo, correntina, comerciante, asegura ella.

El momento de detención del
El momento de detención del "Gordo Ale"

Estos criminales triunfaron en un delito de pesados en el tiempo más duro del aislamiento preventivo y obligatorio. Incluso se cree que estarían vinculados al asesinato del policía Iván Leonel Triveño, de 25 años, ocurrido el 31 de julio de 2020 durante un intento de robo de un camión de gaseosas, el cual es investigado por la UFI de Homicidios de La Matanza.

El primer secuestro se concretó en marzo, pero la mecánica de la banda estaba aceitada. Los seis hechos que se le imputan fueron todos similares.

La primera víctima fue un empresario oriundo de Ramos Mejía, 35 años, socio en una firma que controla una concesionaria. Ocurrió el 9 de marzo de 2020 por la mañana. Lo cruzaron en Haedo mientras viajaba en su Mini Cooper, sus captores estaban a bordo de una Ford EcoSport: dos encapuchados forzaron al empresario a subir a la EcoSport mientras otros se llevaban el Mini Cooper, ambos grupos conectados por handies. Los llamados extorsivos fueron al socio del empresario, a través de su propio celular. Finalmente cobraron: 6400 dólares y tres mil pesos en un bolso entregado bajo un puente en La Matanza. La víctima fue liberada ilesa.

Las primeras detenciones
Las primeras detenciones

7 de mayo del año pasado, otra vez atacaron: otro empresario, porteño, 45 años, dedicado al negocio de los neumáticos. Lo abordaron mientras iba en su Volkswagen Tiguan. Lo ataron con precintos y lo hicieron gritar mientras le negociaban 500 mil pesos a su esposa por teléfono. Su mujer le dijo que no tenía esa plata. Terminaron por soltarlo en Morón. Antes le robaron su vieja MacBook, tal vez por despecho. El próximo golpe les saldría mejor.

Pocos días después, el 19 de mayo, cuando se llevaron a un escribano de 65 años mientras llegaba en su camioneta Jeep en Ituzaingó, pleno mediodía. Bajaron armados de su Volkswagen T-Cross y se lo llevaron a punta de pistola, también a su Jeep. Negociaron a toda velocidad mientras circulaban por el Acceso Oeste con la esposa del escribano: lo liberaron cerca de la cancha de Deportivo Morón después de la entrega de 7 mil dólares y 40 mil pesos.

El premio gordo llegó el 11 de agosto, otro hombre de negocios que viajaba en un Audi Q5 y al que capturaron con una camioneta Honda HRV como auto de apoyo en la bajada de Brandsen de la Autopista Oeste. Lo soltaron cerca de un conocido supermercado de la zona. Una hora y media de cautiverio: 160 mil pesos y 30 mil dólares.

Las patentes robadas e intercambiadas eran otro clásico del grupo, con Fatú junto a Mario Pérez, según la imputación de Marquevich. Vandamme y Gloria supuestamente proveían la logística. Chapas tomadas de vehículos en la calle, siempre de vehículos de alta gama, eran empleadas en el secuestro siguiente. En marzo pasado, el fiscal Marquevich elevó a juicio oral la causa sobre estos cuatro miembros, luego de que la Sala I de la Cámara Federal de San Martín confirmara varios de los puntos de la acusación de Marquevich a fines de diciembre pasado. Mientras tanto, Álvarez espera para ser indagado por el fiscal.

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