La fortuna siempre favorece a los audaces. En junio de 2020, un grupo de siete desesperados entró al campo de polo La Enriqueta en las afueras de La Plata para llevarse un botín de pesos y dólares. El asalto comando fue primero hacia la casa de los petiseros, los cuidadores de los valiosos caballos, reducidos a culatazos. Así, comenzaron a saquear y amedrentar a los presentes a golpes, para luego huir en dos autos que estaban en el club, que robaron allí mismo. No parecían rateros comunes, aseguró una víctima: su discurso era articulado, parecían contar con inteligencia previa, incluso sabían el nombre del dueño del lugar.
La banda ya había definido su perfil para ese entonces: se habían especializado en atacar campos y estancias de las afueras platenses, como una suerte de cuatreros gauchos del conurbano del siglo XXI. Eran robos feroces y sin piedad. En uno de sus asaltos, cometido en City Bell en agosto de 2020, ataron a una nena de diez años frente a su padre. La menor andaba en patines poco antes de que llegaran los ladrones: la redujeron con los patines puestos, en medio de una crisis de llanto, mientras despojaban el lugar.
El robo a La Enriqueta fue uno de varios. En marzo de 2020 atacaron la Estancia Puesto Viejo en la Ruta 6. Cuatro hombres en chalecos antibalas, guantes y máscaras maniataron a la dueña del lugar para llevarse plata, teléfonos, computadoras, electrodomésticos. Junio fue un mes movedizo: fueron por otras estancias como la Santa Mónica en Cañuelas para llevarse efectivo y tres vehículos, luego entraron por la fuerza a la Santa Teresita en la Ruta 52, para llevarse más vehículos y plata, siempre encapuchados, con armas cortas y largas.
Esta semana, cuatro de ellos fueron arrestados, luego de una investigación del fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta de la UFI N° 16 de La Plata con la Dirección de Investigación Contra el Crimen Organizado de la Policía Bonaerense, con más de una decena de allanamientos en zonas como Almirante Brown, Guernica, La Matanza y Longchamps.
Lo que les encontraron fue, básicamente, heavy metal.
Cayeron con un revólver calibre 38 especial, marca Taurus con la numeración parcialmente suprimida, otro 22 marca Custer, un 32 largo marca Doberman con la numeración limada, una escopeta Centauro 16/70, chalecos, granadas de gas, handies, cuchillos de carnicero y más de cien balas.
Los cuatro detenidos no son los únicos en estar tras las rejas: Franco Centurión ya había sido arrestado por Condomí Alcorta en otra causa por homicidio meses atrás, por la que continúa preso.
Sin embargo, queda otro jugador por arrestar, prófugo y “recontra guardado”, asegura una fuente clave de la causa. Es el jefe de la organización, conocido como “Marito”. Su ficha de antecedentes es larga, con delitos registrados en La Plata y en su periferia desde 1997, con el Código Penal casi completo en su lista de imputaciones.
En 1997 tuvo su debut, precisamente en el campo, una ficha por robo de ganado del Juzgado N° 7 platense. Dos años después se graduó a homicidio en ocasión de robo en otra jurisdicción, Lomas de Zamora. Luego apareció en Mercedes a fines de 2002, causa por robo agravado. Un año más tarde atacó nuevamente en Lomas de Zamora, otro robo a punta de pistola.
En 2007 le llegó su primera condena, esta vez en La Plata, seis años de cárcel por ladrón. Dos años más tarde, insólitamente, registró causas por robos, hurtos y secuestros extorsivos entre Quilmes y La Plata. Su pedido de captura continúa vigente.
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