Cuando los fiscales que investigan la muerte de Diego Maradona bajo la calificación de homicidio simple con dolo eventual presentaron el esquema de declaraciones indagatorias para los siete imputados que tiene la causa, dejaron para el final a los tres más complicados: el psicólogo Carlos Diaz, la psiquiatra Agustina Cosachov y el neurocirujano Leopoldo Luque. Ayer miércoles fue el turno del primero de ellos. El psicólogo Diaz habló ante los investigadores durante casi 8 horas y respondió más de 100 preguntas. En su declaración, interrumpida al final porque comenzó a llorar, aseguró que su intervención fue “exitosa” porque Diego murió sin alcohol ni drogas en su cuerpo. Además, aseguró que no participó de ningún plan criminal y que su participación no tuvo influencia en el desenlace fatal.
Diaz estuvo acompañado por su abogado defensor Diego Olmedo y comenzó su relató explicando que llegó a la vida del Diez de la mano del apoderado legal Matías Morla. En su discurso, aprovechó para atacar en reiteradas oportunidades a la junta médica del caso que lo complicó fuertemente: “Indudablemente, los miembros de la junta médica no tienen ningún tipo de conocimiento en esta problemática (adicciones) y plantean, entre otras barbaridades, que un paciente con un trastorno de personalidad debe ser internado”.
Luego hizo referencia a la conocia reunión en la Clínica Olivos, un día antes de la externación del astro, de la que participaron los hijos de Diego, Verónica Ojeda, los médicos Luque, Cosachov y hasta Víctor Stinfale. Diaz se preocupó en resaltar que “hubo un consenso total y absoluto para llevar adelante una internación domiciliaria, que era la mejor alternativa posible en ese momento”.
En el resto del relato, el psicólogo hizo un detalle pormenorizado de las veces que visitó a Diego en Tigre resaltando una y otra vez que los encuentros eran “magníficos” y que Maradona lo recibía con “una excelente predisposición”. Por otro lado justificó la decisión de echar a los acompañantes terapéuticos que estaban con Diego: “En ese momento en particular, no eran indispensables los acompañantes terapéuticos y podían aumentar la resistencia del paciente al tratamiento”.
Diaz fue el último del staff medico de Diego en sumarse a su tratamiento. El psicólogo fue presentado oficialmente en el círculo íntimo el 26 de octubre. Desde un primero momento tomó decisiones no sólo en cuanto a la salud mental de Diego sino también en lo que hacía a cuestiones más específicas como medicación y el tipo de internación domiciliaria que debía llevarse a cabo.
Los fiscales describieron su rol en la imputación formal que realizaron a mediados de mayo: “Asumió las responsabilidades inherentes al tratamiento psicológico de Diego Armando Maradona, con poder de decisión y control respecto del temperamento psicológico coordinado con las pautas médicas y psiquiátricas a adoptar respecto del paciente”.
Al respecto de este punto en su indagatoria de ayer, Diaz explicó que “en el marco de un trabajo interdisciplinario, los psicólogos lógicamente no podemos prescribir ningún tipo de fármaco, pero si podemos intercambiar opiniones con los médicos. Esto lo aclaro por que la junta médica dijo que me metí en cuestiones que excedían mi campo. La sugerencia que le hice fue respecto de una posible medicación que a los psiquiatras con los que yo trabajo les funcionó con pacientes con perfiles similares a los de Maradona”.
En cuanto a la acusaciones, los fiscales señalaron que Diaz se metió incluso hasta en las relaciones familiares de Diego. “Fue involucrándose el ámbito de actuación profesional de la psiquiatra Cosachov, y avocándose incluso a tomar decisiones hasta entonces ajenas a su incumbencia profesional al punto que su poder de decisión sobre la persona de Diego Armando Maradona trascendió lo puramente médico, para extenderse a las relaciones del paciente con sus familiares”, afirmaron en su escrito.
La segunda parte de la imputación a Diaz es, quizás, la más fuerte. Allí los investigadores le endilgan haber ocultado información de la salud de Diego a la familia: “Aprovechó su esfera de poder sobre el paciente para aislarlo de su familia, manipulando a esta última, proponiéndoles que todo lo que estaba sucediendo era producto de la libre y espontánea decisión de Maradona, alegando para ello que “necesitaba espacio”. En definitiva, no hacía más que ocultar la información relativa al verdadero cuadro de salud de Maradona”.
Cuando los fiscales le consultaron en la indagatoria sobre la relación entre Diego y sus hijas, Díaz fue contundente: “Gran parte del malestar anímico de Maradona se debía a las disputas familiares”
Casi al final de su declaración, realizó una especie de reivindicación de su trabajo en ese mes que trató a Maradona al asegurar que “luego de décadas de sufrimiento y esclavitud con los consumos, él pudo finalizar su vida libre de todo tóxico y comprendiendo que otra manera de vivir era posible”.
Una de las preguntas finales, estuvo a cargo del abogado defensor. Basándose en la imputación, le consultó a su defendido cual podría ser el benefició obtenido al morirse Maradona. Diaz respondió entre lágrimas: “Bajo ningún punto de vista formé parte de ningún plan delictivo para matar a Maradona. Desde ese momento, todo ha sido caótico en mi vida. Mi mamá está con problemas de salud por ver las barbaridades que dicen los medios de comunicación, yo perdí mi trabajo. Entiendo que el fallecimiento de Maradona me desprestigia día a día, más allá del enorme esfuerzo que vengo haciendo desde hace mucho años para tratar de ayudar a los pacientes más estigmatizados y rechazados por el sistema de salud”. Luego de esto, la indagatoria se suspendió momentáneamente por el estado del acusado.
El esquema de indagatorias se completará el viernes cuando se presente Agustina Cosachov. El lunes próximo será el turno de Leopoldo Luque, el imputado más complicado de la causa.
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