Tras más de dos semanas de intensa búsqueda, la Justicia mendocina continúa tras el rastro de los hermanos Franco Jesús y Kevin Álvarez, de 18 y 28 años, quienes desaparecieron el pasado 7 de junio cuando salieron de su casa, en la localidad de Maipú, para cobrar un trabajo de albañilería que realizaron. Desde entonces no se sabe de ellos.
Así, los detectives del caso continúan con la búsqueda de los hermanos luego de que las pericias sobre los últimos elementos encontrados no arrojaron nuevos indicios para la causa que lleva adelante la fiscal de Homicidios, Andrea Lazo.
Según indicaron fuentes judiciales a Infobae, el pasado jueves un niño encontró en un callejón en el distrito de Rodeo del Medio un teléfono celular junto al documento de identidad de Kevin. Esos elementos fueron analizados por los investigadores del caso. Incluso se halló ropa en el lugar: los peritos no encontraron ningún elemento que puedan aportar sobre el paradero de los hermanos.
El hecho ocurrió el 7 de junio, cuando Franco y Kevin fueron por el cobro de un trabajo de albañilería realizado en la localidad de Guaymallén, y desde entonces no hay novedad sobre el paradero de ellos.
Los padres, con el correr de las horas realizaron la denuncia en la Oficina Fiscal Nº 16 como averiguación de paradero y luego, a raíz de testimonios sobre supuestas amenazas sobre uno de los hermanos, paso a la División de Homicidios, a cargo de la fiscal Lazo.
Las autoridades indicaron que cualquier persona que pueda aportar datos fehacientes sobre los paraderos de Franco y Kevin Álvarez debe comunicarse al 911.
De este modo, la fiscal ordenó, pocos días atrás, varios allanamientos con el objetivo de dar con los hermanos. Los operativos incluyeron el último lugar donde fueron a cobrar el dinero además de las declaraciones de testigos. Mientras tanto, se esperan nuevas medidas.
Por otro lado, Yamila Cialone, la madre de Guadalupe Belén Lucero, la niña desaparecida en San Luis hace ocho días, se presentó esta mañana en el Poder Judicial para ampliar su declaración tras haber recibido un llamado telefónico en el que, según indicó, habría “escuchado la voz” de su hija, dijo su abogado.
Esa situación generó que la marcha programada para las 11 hacia Terrazas del Portezuelo, donde funciona la Casa de Gobierno de San Luis, para reclamar por la aparición de Guadalupe se redireccionara para acompañar a Erik Lucero, el padre de la niña, al edificio judicial.
El hombre llegó hasta allí junto a su abogado Héctor Zabala y una docena de vecinos del barrio 544 Viviendas, en el sur de la ciudad, donde fue vista por última vez Guadalupe en la tarde del pasado lunes 14 de junio jugando con otros niños en la puerta de la casa de su abuela.
Pasado el mediodía, la mamá abandonó el edificio judicial en compañía de su abogado, Santiago Olivera Aguirre, quien en un breve intercambio con la prensa admitió que la mujer “había recibido el llamado” en el que supuestamente habría “escuchado la voz” de la niña como una prueba de vida.
El episodio se sumó a una situación de confusión que ocurrió esta mañana, cuando los medios nacionales que están cubriendo la desaparición de la niña reflotaron una “pista narco” a partir de mensajes de WhatsApp que recibió Yanina hace unos días, que ya habían “sido peritados y descartados por la justicia”, informó a Télam Zabala.
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