“La única certeza que manejamos es que la nena está retenida por alguien, no hay posibilidad a esta altura de que se haya perdido”, razona una alta fuente de la investigación por la desaparición en la provincia de San Luis de Guadalupe Lucero Cialone, de solo 5 años, vista por última vez el lunes por la tarde en la capital provincial mientras jugaba con sus primos en la puerta de la casa de un familiar.
En las últimas horas se realizaron 47 nuevos allanamientos en distintos domicilios pero sin ninguna pista firme, todos fueron por llamados de la gente que creyó haber visto a la nena. El juez Ariel Parrillis analiza ahora el contenido de los celulares de la familia y mira cada vez con más interés una hipótesis que llegó a sus oídos y que está siendo investigada: un posible ajuste de cuentas vinculado al narcomenudeo.
“Hay una persona muy relevante del entorno de la nena que acercó a nosotros esta teoría, esta hipótesis de que la desaparición tendría que ver con un ajuste de cuentas relacionado a la droga porque uno de los familiares más cercanos a ella es adicto. No hay mucho más detalle al respecto por el momento porque es materia de investigación. Es algo que llegó a nosotros aunque primero que nada está el hecho de encontrar sana y salva a Guadalupe. Esa es la prioridad y después vamos a investigar el resto”, explica una fuente con acceso al expediente.
Mientras las horas pasan y la búsqueda se vuelve cada vez más desesperante, la Justicia de San Luis tiene poco y nada en cuanto a pistas. Tampoco lograron elaborar una reconstrucción certera de cómo fue el momento en que se llevaron a Guadalupe. Los únicos datos que constan en el expediente, por el momento, son los testimonios de los primitos de la nena que estaban jugando con ella y que tienen su misma edad. Ellos contaron que una mujer a la que, como pudieron, describieron como “grande” se la llevó. Sin embargo, en la tarde de hoy se les tomará testimonio nuevamente a otros vecinos que viven cerca y que podrían haber visto algo.
Por ahora, solo eso: no existe ninguna otra pista.
Los investigadores se basan en tres pilares para orientar la búsqueda. Por un lado, los testimonios de los familiares, vecinos y allegados que aportaron datos con respecto a posibles conflictos o peleas que pudieran desencadenar un secuestro. “Las relaciones de la familia de la nena no eran las mejores. Había muchas peleas. Esto no quiere decir que la desaparición esté relacionada pero es un dato más a tener en cuenta ante la incertidumbre igual que la pista narco”, explica una de las fuentes de la causa consultada por Infobae.
En segundo lugar, están los datos que arrojan los peritajes a los teléfonos de la familia que se secuestraron el mismo lunes y de los cuales ya se extrajo la información. Los investigadores creen que en el análisis de los mensajes y las llamadas podría encontrarse algún dato. Por último, se despliegan trabajos de inteligencia en el territorio de búsqueda. Agentes de la policía local y federales están intentando recabar información en las zonas más calientes de la localidad en cuanto a delincuencia. “A esta altura cualquier dato por más mínimo que sea vale oro”, razonan en los tribunales puntanos.
El juez Parrillis, titular del Juzgado Penal N° 2, habló en conferencia de prensa y alertó de que Guadalupe podría estar en cualquier parte de la provincia: “Puede suceder que a Guadalupe la dejen en algún lado, en algún espacio público inclusive. Estén atentos a movimientos raros, si ven un niño en la calle… Puede ser que haya sido dejada. Inmediatamente hay que dar comunicación”.
Este martes se activó el Alerta Sofía del Ministerio de Seguridad de la Nación con el fin de solicitar a la ciudadanía colaboración para dar con el paradero de Guadalupe, y permitir que más agentes se aboquen a la búsqueda. Alrededor de 400 oficiales, en su mayoría de las Regionales N° 1 y N° 2 de Villa Mercedes, trabajan con el objetivo de hallar pistas sobre su paradero.
En la zona de la desaparición no hay cámaras de seguridad que puedan brindar algún tipo de imagen del posible captor. Los elementos certeros en el expediente escasean. A casi 72 horas de la desaparición, a pesar del esfuerzo judicial y policial, la búsqueda se hace prácticamente a ciegas.
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