Este martes, T.R., una joven brasileña de 17 años, vio la oportunidad y no dudó. Aprovechó una distracción en el domicilio donde estaba viviendo y trabajaba contra su voluntad desde hacía varios meses, en la calle Bustamante al 2400 de la localidad bonaerense de Villa Celina, y escapó. Corrió unas diez cuadas en búsqueda de ayuda hasta que se encontró con dos policías, a los que les contó la pesadilla que atravesaba, un caso de trata de personas pergeñado por quien era su novio.
Según denunció T.R., todo comenzó hace poco más de cuatro meses, cuando su ahora ex pareja, un hombre de 28 años identificado como Jimmy García, de nacionalidad boliviana, la terminó de convencer para que abandonara a su familia en la ciudad de San Pablo y viniera a la Argentina. La joven aceptó la propuesta con la ilusión de iniciar una nueva vida y con todo lo que una decisión así implica, como por ejemplo en su caso aprender un nuevo idioma, ya que se expresa poco en castellano. Sin embargo, al poco tiempo de arribar al país comenzó el calvario.
La chica contó que García la despojó de sus pertenencias y desde entonces la obligó a trabajar en esa misma vivienda, donde funcionaba un taller clandestino de costura. Dijo que todo se había tratado de un engaño para explotarla laboralmente. En ese contexto, buscó la manera de huir del encierro.
Recién ayer pudo salir de la casa sin que nadie se diera cuenta y corrió. Cruzó la autopista Ricchieri y a metros de la intersección de Blanco Encalada y Camino de la Virgen María, ya en la zona de Villa Madero, vio a un patrullero y les relató todo a dos policías.
La joven fue trasladada a la Comisaría Oeste 6ª de Villa Madero, donde radicó la denuncia. En el caso intervino la doctora Lorena Pecorelli, de la Ayudantía Fiscal de Apremios Ilegales, Severidades y Vejaciones del Departamento Judicial La Matanza, quien dispuso que se certifique el lugar donde la joven era esclavizada para allanarlo en urgencia.
Ese operativo se llevó a cabo durante la mañana de este miércoles. Efectivos de la Policía Bonaerense irrumpieron en la vivienda y detuvieron a García. En el lugar encontraron y secuestraron la documentación de la menor de edad, que estaba bajo poder del acusado. Se espera que el arrestado declare mañana en calidad de imputado por el delito de trata de personas y explotación laboral.
A comienzos de este año, el Estado subastó tres casas que funcionaban como talleres clandestinos en el Bajo Flores con motivo de compensar económicamente a las víctimas. “No teníamos descanso, trabajábamos todos los días. Nos levantábamos a las 5 ó 6 de la mañana […] me hacían trabajar en la casa […] No me daban desayuno porque me decían que no había avanzado nada, entonces no desayunaba y a veces ni almorzaba, le daba de corrido. Muchas veces me quedé sin desayunar y sin almorzar. Recién comía a las 12 de la noche en la cena”, contó una de los 34 hombres y mujeres de nacionalidad boliviana que eran explotados en esos lugares.
Otra de las víctimas aseguró: “Me encerraba en un cuarto que había muchas camperas con broches. Yo brocheaba desde las 5 de la mañana hasta las 10 de la noche. (…) A mí no me dejaban ninguna llave. Me venían a recoger a las 10 u 11 de la noche. Trabajaba de lunes a domingo”.
Una tercera persona sometida y reducida a servidumbre también relató: “Mi hijo estaba encerrado (…) todo el tiempo, jugando con unos juguetes, porque decía que no podíamos estar con los niños porque teníamos que trabajar […] A veces […] se lo llevaba [en referencia a M A K], al lavadero, a comprar [..], yo lo llevo, me decía, para que a mí no me molestara para que yo trabajara más. Capaz lo abusaba […] él no quería ir con él (…) tenía miedo”.
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