Unos días después de que detuvieran a un médico trucho que ejerció ilegalmente durante al menos 4 años y llegó a ser director de una clínica en Lavallol, este miércoles cayó otro hombre que se hacía pasar por profesional de la salud y trabajaba en un sanatorio de Quilmes.
Se trata de Jorge Daniel Zapata, de 61 años, con domicilios registrados en San Justo y Villa Luzuriaga, y que, de acuerdo a datos de la ANSES, tuvo diferentes empleos a lo largo de su vida: trabajó en una fábrica de plástico y en una empresa de seguridad privada. Y desde septiembre del año pasado se desempeñaba -de modo ilegal- en la Clínica Materno Infantil Brandsen.
En el centro sanitario se presentaba como supuesto profesional de especialidades como traumatología, pediatría y clínica. Atendía a niños y adultos que se iban a tratar, hacía recetas y extendía certificados utilizando sellos apócrifos de distintos médicos reales.
Tenía, además, un método de trabajo particular: ejercía la actividad en forma esporádica y en horarios discontinuos. Eso mismo llamó la atención de la Justicia, que inició una investigación a raíz de varias denuncias en redes sociales, donde usuarios señalaban a un presunto profesional que atendía de manera alternada en distintos centros de salud de la zona.
Así, personal de la DDI de Quilmes de la Policía Bonaerense comenzó las tareas de seguimiento y un grupo de agentes actuó de encubierto y simuló ser pacientes para filmar a Zapata en acción. Tras varias semanas de investigación, ayer allanaron el sanatorio y detuvieron al falso médico. El caso está en manos el fiscal Jorge Saizar, titular de la UFI Nº 5 de Quilmes, quien imputó al acusado por el delito de ejercicio ilegal de la medicina, usurpación de títulos y honores y encubrimiento agravado.
Pero además hubo un par de sorpresas luego de la detención: por un lado, se constató que Zapata cuenta con un pedido de captura del Tribunal Oral Federal Nº 4 de San Martín por el delito de encubrimiento agravado. Y por otra parte, se descubrió que además estaba cumpliendo una pena domiciliaria, con una tobillera electrónica, a consecuencia de una condena en la Justicia porteña por otra causa, en este caso por Infracción a la Ley 23.737 (tenencia de estupefacientes).
Días atrás, fue descubierto otro falso médico. Carlos Alberto Murguia trabajaba en un consultorio en el Centro Médico Laboral Luzuriaga, ubicado en Lavallol, partido de Lomas de Zamora. Durante al menos 4 años atendió pacientes, formuló diagnósticos e hizo más de 500 recetas. Sus especialidades, según él, era la neurología y la pediatría.
Murguia fue arrestado el viernes pasado en la puerta de su casa en Moreno. Cuando lo detuvieron, cargaba un típico maletín de médico. Dentro llevaba tarjetas donde se presentaba como “socio gerente” de la clínica, sellos y hasta un estetoscopio. La simulación era tal que en una pared del consultorio donde atendía pacientes tenía colgado un título de médico con el membrete de la Universidad de El Salvador.
Murguia no era médico, ni siquiera había pisado una universidad en toda su vida. Era un estafador, había truchado su título y también usurpado una matrícula. Robó la matrícula de otra profesional de la salud y vivió de esa farsa desde al menos el 2018 hasta el momento de su detención ordenada por el fiscal Javier Martínez, titular de la UFI N°8 de Lomas de Zamora, bajo la acusación de ejercicio ilegal de la medicina.
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