El juez santafesino de primera instancia del distrito 1 de Santa Fe, Rodolfo Mingarini, apagó su teléfono ayer a la tarde abrumado por la cantidad de mensajes que le llegaban. Prefirió el silencio y no dar explicaciones sobre su decisión de liberar a un hombre acusado de violación por el hecho de que “usó preservativo”, situación que el magistrado encontró incompatible con un abuso sexual. Más allá del argumento, los investigadores del caso no logran entender por qué desestimó el resto de las pruebas que constan en el expediente y a las que pudo acceder Infobae. Van desde testigos y amigos de la víctima que declararon en sede judicial hasta peritajes físicos y el examen de una psicóloga: todos fueron ignorados. La fiscal del caso, Celeste Minniti, apeló la decisión y ahora deberá revisar el fallo un tribunal superior.
Es paradójico: en tribunales del resto del país, estas pruebas son más que suficientes para impulsar una acusación de manera exitosa. Pero este no es el caso.
El hecho que dio pie a la controvertida decisión de Mingarini, revelada por el sitio Periódicas, sucedió en abril en un barrio del sur de la ciudad de Santa Fe. La víctima contó ante la fiscal Minniti y una psicóloga que estaba en su casa cuando escuchó el timbre y al asomarse vio que era un albañil que había visto por el barrio.
La mujer lo atendió a través de una ventana. La excusa del hombre para acercarse era un problema que supuestamente había tenido con una vecina y quería contarle. Era una trampa. En el medio de su alocución, en un descuido, el albañil metió la mano por la ventana y logró abrir la puerta.
El resto del relato está reservado en el expediente para preservar la intimidad de la víctima, aunque según consignó en su informe la psicóloga que estaba presente al momento de la declaración, la víctima evidenciaba una angustia creciente a medida que se acercaba al momento de relatar la violación. Las palabras se entrecortaban por el llanto cuando contaba lo que vivió. Ese documento firmado por la profesional consta en el expediente y fue ignorado por el magistrado al momento de tomar su decisión.
La pericia más contundente tiene que ver con el examen físico que se le realizó a la víctima algunas horas posteriores al hecho. El médico que la revisó constató lesiones en ambos brazos. Puntualmente habla de hematomas. La fiscal evaluó que este dato coincide con el relato de la víctima que explicó que al momento de la violación fue sujetada de ambos brazos con fuerza.
Hay más. En la misma revisión médica que realizó una especialista forense se comprobó que existen lesiones genitales compatibles con un abuso sexual y otros tipos de golpes. Los estudios de laboratorio arrojaron también que se encontraron restos de semen tanto en la ropa interior de la mujer como en su vagina, esto, a pesar del supuesto uso del preservativo.
Estos exámenes físicos, fundamentales en cualquier investigación de este estilo, tampoco fueron valorados por el juez Mingarini.
“La verdad es que no tenemos una explicación de por qué no tomó en cuenta todo lo que hay en la causa. Hay lesiones y de eso no caben dudas. El resto son puras deducciones de lo que el juez se imagina que es una violación”, explica a Infobae una fuente judicial con acceso a la información.
Además de los peritajes tantos físicos como psicológicos, en el expediente figuran cinco personas que declararon bajo juramento. Los primeros en hablar fueron tres vecinos que se acercaron a la casa donde ocurrió el hecho ante los gritos desesperados de la mujer. Luego se sumaron otras dos personas para brindar su testimonio. Viven cerca pero, además, son amigos de la víctima.
“Todos los testimonios coinciden en que encontraron una mujer desesperada en la puerta de su casa suplicando auxilio. En líneas generales declararon que la víctima gritaba ´llamen a la policía porque me violaron’”, explicaron fuentes del caso.
Según se desprende de los argumentos para dejar en libertad al acusado de la violación, el magistrado tomó como válida la explicación que el imputado dio en indagatoria en la que aseguraba que tenía una relación previa con la mujer.
“El juez no consideró como válidas ninguna prueba ni testimonio aunque no dejaba lugar a dudas. Solo tomó como cierto las palabras del hombre que dijo que eran amantes. Cuestión que no surgió de ninguna evidencia. Directamente le creyó al imputado que en esa instancia tiene derecho a mentir”, cuentan funcionarios judiciales que presenciaron la audiencia en la que el doctor Mingarini fundamentó su decisión.
Luego de que se concretara la decisión de que el acusado quedara en libertad tan sólo con mínimas medidas restrictivas como la prohibición de acercarse a la víctima, la fiscal Celeste Minniti apeló el fallo. Ahora será un juez de la Cámara de Apelaciones el que revise lo dispuesto por Mingarini en una nueva audiencia.
Mientras tanto avanza una investigación interna contra el juez. En las últimas horas, la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe decidió iniciar actuaciones administrativas disciplinarias.
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