Alertado por las llamas que salían de una casa situada en la calle Zanni al 2500 en Ituzaingó, zona de Villa Ariza, un vecino llamó al 911 para pedir el auxilio de los bomberos. Al llegar a la propiedad los efectivos de la Comisaría 2ª de la jurisdicción se encontraron con que dentro del lugar funcionaba un geriátrico, aparentemente clandestino.
La encargada del lugar, identificada como Leila Andrea Súarez, de 32 años y con domicilio en Morón, precisó que en sus instalaciones se encontraban seis ancianos, de entre 67 y 92 años, los cuales tuvieron que ser trasladados al Hospital Bicentenario para ser asistidos. Según trascendió, los abuelos no tenían quemaduras en sus cuerpos; únicamente habían inhalado monóxido de carbono.
A simple vista, la Policía Bonaerense no pudo identificar ningún cartel que indique que se trataba de un hogar de ancianos por lo que se dio aviso a la Fiscalía Descentralizada Nº 2 de Ituzaingó para que investigue si estaban operando en incumplimiento de la ley. Tendría un nombre, por lo pronto: Geriátrico Nazaret.
Por el momento, las circunstancias que provocaron el fuego también son materia de investigación, pero todo indica que el siniestro se habría desatado como consecuencia del desperfecto de una estufa a tres velas.
Una vez sofocada las llamadas, el personal policial que ingresó a la vivienda constató que el lugar no estaba acondicionado para alojar a los ancianos, que dormían prácticamente encimados en medio de una suciedad notable.
De hecho, las medidas sanitarias para preservar a los adultos mayores del COVID, con los geriátricos clandestinos como uno de los focos más terribles de contagio en la pandemia, eran prácticamente inexistentes, en un espacio reducido. Lo que tampoco se sabe es si la persona que se presentó como encargada del geriátrico era enfermera o personal de salud idóneo para quedar al cuidado de estas personas.
La propiedad, por lo pronto, fue desalojada y se dio aviso a los familiares de los abuelos de que no hubo que lamentar víctimas fatales y que todos se encuentran fuera de peligro por el rápido accionar de los Bomberos Voluntarios de Ituzaingó.
También, en un panorama general, se suma el drama de unos 37 adultos mayores que debieron ser trasladados este miércoles de un geriátricos de Ensenada por un brote de coronavirus,
Se trata del establecimiento Aimara, ubicado en el barrio de El Dique, en la calle 49 entre 122 y 123, en el que a partir de la aparición de síntomas de COVID-19 en algunos residentes, se activó el protocolo de emergencia y los directivos procedieron al desalojo de las instalaciones.
Según informaron desde la Comuna, solo uno de los 37 ancianos fue retirado por su familia, 20 con síntomas leves permanecen en el Polideportivo y Centro de Aislamiento de Punta Lara, 14 en el Hospital de Punta Lara y dos que están más graves fueron internados en el Hospital Cestino.
Lo ocurrido en el geriátrico de Ituzaingó también trae al presente las denuncias de maltratos que se originaron en otro geriátrico clandestino en Quilmes, donde su dueño deslizó una insólita excusa para operar desde la clandestinidad: “Me dijeron que en pandemia no daban habilitaciones”.
Juan Carlos Parada estaba a cargo del hogar San Miguel Arcángel de Ezpeleta, que hace casi dos meses fue denunciado por una mujer que trabajó ahí durante un día y quedó espantada por lo que vio. “Les pegan, los maltratan. Lo que vi fue horrible”, aseguró a los efectivos de la Comisaría 6° de Quilmes, que allanaron el lugar y la Justicia procedió a su clausura.
SEGUIR LEYENDO: