La Policía de la Ciudad volvió a desbaratar en las últimas horas una fiesta clandestina de la que participaban unas 50 personas y que desarrollaba en un bar situado en pleno barrio porteño de Palermo, donde además se secuestró el euforizante 2CB, conocido como cocaína rosa.
El hecho ocurrió durante la madrugada de este domingo en el bar La Morocha, ubicado en el cruce de las calles Sarmiento y Casares, que estaba funcionando a pesar de las restricciones vigentes y seguía atendiendo a varios clientes en la planta baja del establecimiento.
Ante esta situación, efectivos de la mencionada fuerza de seguridad, junto con personal del Cuerpo de Investigaciones Judiciales (CIJ) e inspectores de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) porteña se trasladaron hasta el lugar y les notificaron a los presentes de la infracción que estaban cometiendo.
En el registro fílmico del operativo se puede observar cómo decenas de personas se encuentran dentro del bar, algo que tampoco está permitido en el marco de las últimas medidas dispuestas por el Gobierno con el objetivo de frenar los contagios de coronavirus en el país, muchas de ellas sin barbijo y sin respetar el distanciamiento social.
A los jóvenes se los puede ver abriendo botellas de alcohol y bailando al ritmo de la música que sonaba a todo volumen, hasta que llegaron los efectivos a desbaratar el encuentro y clausurar el local.
Así, la Agencia Gubernamental de Control procedió a la clausura.
Además, según precisaron fuentes oficiales a Infobae, durante la inspección se detectó en un tacho de basura ubicado en el baño de mujeres del establecimiento tres sobres de nylon con cocaína “rosa”, un poderoso euforizante que circula desde hace varios años en la Argentina.
Esta droga, también llamada Tucibi, que proviene de la adaptación al español de nombre original anglófono 2C-B, es una de las más caras en el mercado, se comercializa en polvo o en forma de pastillas y produce efectos como alteración en la percepción del tiempo y el espacio, cambios en el estado anímico que van del entusiasmo a la introspección y, en dosis más altas, puede generar convulsiones, paros cardiovasculares, anginas de pecho o infartos.
Por el hecho se inició una causa en la que interviene la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas Nº5, a cargo del Miguel Kessler, que ordenó el secuestro de los estupefacientes, la clausura del lugar y la notificación de los presentes.
Este operativo se produjo apenas unos días después de que efectivos de la Policía de la Ciudad desbarataran otra fiesta clandestina con más de 70 personas en El Carnal, un reconocido bar también en el barrio porteño de Palermo. Allí detuvieron a los dueños del local, -dos hombres de 43 y 48 años- por ser los organizadores del evento, según confirmaron en su momento fuentes policiales a Infobae.
Al ingresar, los efectivos que participaron del procedimiento observaron la presencia de unas 50 personas en el primer piso, con música a alto nivel de fondo. Mientras tanto, en la planta baja del establecimiento tocaba una banda ante otras 20 personas más, sin ventilación y sin tapabocas. El distanciamiento social era nulo.
El operativo comenzó a raíz de que el equipo de la Oficina de Coordinación Operativa del Cuerpo de Investigaciones Judiciales, luego de que un análisis en redes sociales identificara la convocatoria a un evento de música electrónica que tenía lugar los días jueves y sábados en la terraza del bar de Palermo, sobre Niceto Vega al 5000, a metros de la esquina con la calle Humboldt. El anuncio invitaba a asistir al evento llamado “Rooftop Home Sessions”, una modalidad que se repite en otros bares de la zona: un DJ toca música desde la terraza del bar y los presentes beben en la vereda, aunque suele ser un código para una fiesta clandestina.
Frente a esta situación, fue notificado el fiscal Kessler, quien dispuso el operativo y el registro de todos los asistentes y les solicitó los permisos correspondientes para circular después de la 20. Ordenó la notificación por infracción del artículo 205 del Código Penal a todos los que concurrieron al evento, así como la detención de los propietarios del local, el delito previsto en el DNU para quienes violen las medidas para controlar la pandemia. A estos últimos, además, les labraron una infracción al artículo 129 por encubrimiento de actividad de baile.
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