El Tribunal Oral Criminal (TOC) 1 de La Matanza condenó hoy a la pena de prisión perpetua a Luis Tobías Zuchelli, el joven de 21 años que asesinó en agosto de 2019 a su ex novia, Emilce Ayala (15), en la localidad bonaerense de Isidro Casanova.
Zuchelli fue encontrado culpable del delito de homicidio doblemente agravado por haber mantenido una relación de pareja con la víctima y por violencia de género. En su veredicto, los jueces Andrea Giselle Schiebeler, Alfredo Pedro Drocchi y Matías Jorge Rouco coincidieron con la pena que habían solicitado tanto la fiscal del juicio, Celia Cejas, como la madre de la víctima, Julia Soledad Morel, quien actuó como particular damnificada.
“Solo espero que sea suficiente para que mi hija tenga paz”, dijo Morel a Infobae tras escuchar el fallo.
Por su parte, el defensor oficial había pedido la absolución de Zuchelli, planteando que se trató de un caso de “emoción violenta”. Si bien no es inimputable, en los alegatos sostuvo que su cliente no pudo comprender la criminalidad de sus actos. Esto contrastó con los dichos del propio femicida, quien había confesado el crimen ante el fiscal que instruyó el caso, Claudio Fornaro, tras ser arrestado.
Como medida de prevención por la pandemia de coronavirus, el juicio se realizó con el condenado -preso en el penal de Melchor Romero- y los representantes de las partes a través de la plataforma virtual Microsoft Teams y los jueces, la fiscal y los testigos en la sala de audiencias. En la audiencia del lunes pasado, el tribunal le dio a Zuchelli la posibilidad de decir las “últimas palabras” antes del veredicto, aunque él optó por permanecer en silencio.
Uno de los primeros testigos en declarar fue la madre de Emilce, Julia Soledad Morel. Durante su testimonio, ella brindó detalles sobre lo que fue el poco más de un año de noviazgo de su hija con el femicida y los días antes del asesinato, cuando la relación ya había terminado.
“Nos decía que la estaba controlando todo el tiempo y que se le metía en las redes sociales. Las dos veces que él vino a casa, parecía un chico tímido, callado, sencillo. No lo vimos como un chico agresivo”, relató Soledad. Y recordó un episodio puntual: “Una vez vino para la celebración de una comunión. Él quería que Emilce estuviera alejada con él todo el tiempo y yo le pedía a mi hija que viniera con el resto. Cuando mi hija vino, él desapareció de golpe”.
En su relato ante los jueces, la madre describió los abusos y hostigamiento por parte de Zuchelli a raíz de conversaciones que tuvo con las amigas de su hija días después del crimen.
“Ellas me dijeron que en el colegio era insoportable. Iban a la Escuela Nº 37, de Isidro Casanova. Me decían que la estaba controlando todo el tiempo. Que cuando estaban en clase, el chico se asomaba por la ventana del aula para ver con quién se sentaba o con quién hablaba. Y lo mismo en el recreo, casi que no le dejaba estar con otros. También me dijeron que hubo veces que la zamarreó del brazo y que los amigos del curso de ella se llegaron a pelear con él por estas agresiones”, afirmó.
A mediados de 2019, Emilce se hartó de los constantes hostigamientos de su pareja. El acoso incluía también que el joven se metiera en los perfiles de la adolescente de 15 años y hasta intercambiara charlas con otros como si fuera ella. Así, después de charlarlo con sus padres, la joven le comunicó a Zuchelli que la relación estaba terminada.
Pero el femicida no detuvo su acoso y la situación empezó a tornarse más violenta.
“El día anterior al asesinato, el chico vino a mi casa. Estaban mis hijos solos. Eran las tres de la tarde, él conocía los movimientos míos y de mi marido. Sabía que a esa hora estábamos los dos trabajando. Y yo estoy convencida de que ya ese día estaba decidido a matarla. Ese día no ocurrió porque Emilce nunca salió de la casa y el chico no le pudo hacer nada”.
Al día siguiente, el 29 de agosto por la mañana, Emilce le comunicó a su madre que a las 16:30 tenía clase de Educación Física, después volvía a bañarse a su casa y luego se iría a una cita con otro chico.
“A eso de las 17, mi hija menor, Estefanía, que tenía 14 años, me dijo: ‘Qué raro que no volvió Emi de gimnasia’. Yo le respondí que seguramente había salido con el chico directamente después de la clase y que regresaría más tarde. Estuve tranquila hasta las ocho y media, que fue cuando me llamó la abuela del chico y pasó todo lo que pasó”, describió Soledad.
Aún se desconoce cómo fue el encuentro entre Emilce y Tobías. Según el registro escolar, la adolescente nunca asistió a la clase de educación física. Lo que sí se supo es que cerca de las 19, el chico llevó a la joven de 15 años a una habitación en el fondo de su casa. La estranguló y luego, ya con Emilce sin vida, la golpeó varias veces en el rostro con un palo.
Después, Zuchelli fue hasta la habitación de su abuela, que dormía la siesta, y le dijo “Me mandé una macana con Emilce”.
La abuela constató el crimen y, estupefacta, llamó de inmediato a los padres de Emilce para pedirles que fueran con urgencia a su casa. Unas diez cuadras separaban ambos domicilios en el barrio San Carlos, de Casanova.
Después de hablar con su abuela, Zuchelli escapó. Fue encontrado a la 1:30 de la mañana en estado de shock en el cruce de la Ruta 3 y la calle Roma. Horas después confesó el crimen ante el fiscal Fornaro.
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