“No quiero quedarme solo con la mamá. Quiero quedarme a vivir solo con el papá y no con la mamá porque la mamá me llevaba con una persona muy mala que se llama Memo. Memo es una persona muy mala. Me hacía cosas muy malas”.
Esta frase es parte del relato de B., un nene tucumano que hoy tiene 11 años que fue, según la acusación que investiga la Justicia, abusado cuando tenía cuatro años por su abuelo materno. “Memo” es Guillermo Ernesto Gray, un hombre de 65 años que en ese momento se desempeñaba como director de Obras Públicas de la localidad de Tafí del Valle, bajo el gobierno de José Alperovich.
Hoy, “Memo” fue condenado a 10 años de prisión por la Sala 1 de la Cámara Penal de Tucumán. Lo hallan culpable en el juicio que se le sigue por el delito de abuso sexual agravado por el parentesco y la convivencia agravado por su extensión en el tiempo y por ser gravemente ultrajante.
Según detalló Juan Pablo Gallego, abogado querellante que representa al papá del chico, los hechos ocurrieron en Tafí del Valle entre abril de 2013 y abril de 2014, año en el que el chico pudo contar lo que pasaba luego de que el padre comenzara a notar que, cada vez que su hijo regresaba de la casa del abuelo, volvía con marcas de golpes.
Las pruebas en su contra son abrumadoras. De acuerdo con el letrado, a Gray le juega en contra -además del relato del propio chico en cámara Gesell, donde surgió que los abusos por parte de su abuelo materno eran sistemáticos y se prolongaron en el tiempo- que hasta su propio perito de parte aceptó que el hombre le pegaba al nene y que además se aportó “la producción gráfica y los dibujos del niño que confirman y condicen con su relato”.
Los signos compatibles con abusos fueron confirmados por el Hospital de Niños y los médicos forenses de la Policía en abril de 2014. Una pericia médico-legal desarrollada por el perito Pascual Rousse comprobó las lesiones en las partes íntimas en el niño. De hecho, durante la jornada del debate de hoy un profesional definió a Gray como un “psicópata perverso anti social y con tendencia a manipular conflictivamente con la sexualidad y egocéntrico”.
Pero llegar a este juicio no fue un camino fácil. Pasaron siete años para que Gray, reconocido arquitecto de la provincia e integrante de una tradicional familia tucumana, se sentara en el banquillo de los acusados. La querella no tiene dudas de que sus relaciones con lo más alto del poder tucumano influyeron para la dilación del proceso pese a las pruebas en contra del abuelo.
“Ha habido mucha complicidad del sistema judicial con el acusado”, aseguró el abogado Gallego, con una larga historia en querellas en causas por abuso sexual como la seguida contra el cura Julio César Grassi.
El horror en la voz del niño y una Justicia que no funciona
Infobae accedió a parte de los elementos que dan cuenta de los presuntos abusos de Gray, quien hasta hoy niega la acusación. En uno de los relatos ante profesionales del gabinete de psicólogos que lo evaluaron, B. pide que no lo lleven a la casa de su abuelo.
En el audio, del año 2017, incluso se escucha cómo el psicólogo en algún momento se ríe del menor y no toma en serio lo que dice.
“Ayer por la noche me enteré de que la jueza ordenó de que vuelva a Tucumán por una visita. No, no quiero eso. (...) Memo es una persona muy mala. Me hacía cosas muy malas. Me retaba, me metía el dedo en la cola, me apretaba el brazo, me ponía de plantón, espantoso. Por eso me quiero quedar a vivir con mi papá”, pidió encarecidamente el chico.
“El relato en la cámara Gesell del niño es clarísimo y abrumador. Describe al abuelo como el agresor, describe la escena del crimen, el domicilio del abuelo materno describiendo los lugares”, agregó el letrado, quien representa a Nicholas W., ciudadano norteamericano y padre de B., quien hoy está a cargo del cuidado total del chico. La madre, por su parte, es testigo de la defensa del abuelo. A diferencia de lo que podría creerse, la mujer se puso de lado de Gray.
En otro de los audios a los que tuvo acceso este medio, se escucha cómo el nene, con sus recursos, increpa a la mamá para contarle lo que le hacía su abuelo Memo. Ella se mostró incrédula. “No me han sacado de Memo. Me han entregado a Memo para que me haga las cosas feas que me hizo”, le dijo el niño a su madre, quien le respondió: “Ya sé, mi rey. ¿Esas cosas quién te cuenta?”, le preguntó. Ahí, el chico manifestó cierto enojo y le retrucó: “No, Memo me lo hizo. Mi abuelo Memo, que vive en la casa de él. Entonces yo ya me mudé a otra casa”.
No fue lo único. En el expediente quedó asentado que Gray le “pegaba”, lo “retaba” y hasta lo “amenazaba con tirarlo dentro de volcanes”. Uno de los dibujos hechos por el menor durante los peritajes lo reflejó casi de manera exacta. “Son concordantes”, dijo Gallego.
Capítulo aparte merece la actitud del Poder Judicial hacia el chico. Fue citado 37 veces a declarar y revivir una y otra vez lo que le pasó, según dijo el abogado. “Lo revictimizaron incansablemente”, cuestionó Gallego. El propio B. envió una carta escrita de puño y letra en la que expresó su malestar por los constantes llamados para que repita lo que dijo una y otra vez.
“Me enojó bastante que me sigan llamando después de que ya me hayan llamado miles de veces y cada vez que voy ni siquiera me escuchan o no les importa mi opinión. Yo ya dije mil veces lo que me hizo mi ex abuelo. Yo no quiero ir a Tribunales y punto”, escribió B. con una claridad que asombra en una misiva.
La pericias al cuerpo del chico son concluyentes y causan horror. De acuerdo con lo que supo este medio, el perito concluyó que “el niño a la edad de cuatro años presentaba signos inequívocos de abuso sexual infantil, con manipulación y acceso carnal” y “también mostraba signos indiciarios, categóricos e inequívocos de abuso sexual infantil en sus actitudes de rechazo y sumisión”, dijo el experto.
El resto de las pericias son prácticamente irreproducibles, ya que reflejan los daños que presuntamente le ocasionó Gray a su nieto en su cuerpo, además de las consecuencias psíquicas y emocionales que hoy hacen que B. no considere a su abuelo como tal.
“Es un caso con una prueba tan abrumadora pocas veces visto. El chico describió el lugar donde ocurrían, dijo que le pegaba para que no hablara, las pericias son concluyentes y son tremendas”, agregó el abogado querellante.
Gallego había pedido 18 años de cárcel para el ex funcionario y la detención inmediata, mientras que la fiscal del juicio Marta Gerez solicitó 10 años y también que la prisión fuera efectiva. Ahora los jueces Emilio Páez de la Torre, Wendy Kassar y María Fernanda Bahler después de siete años de espera y luego de que la víctima contara casi 40 veces lo que le pasó, finalmente le dio la razón a la Fiscalía.
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