Durante la tarde de este sábado, efectivos de la Policía Bonaerense llegaron hasta el barrio El Yacht de Nordelta, en el partido de Tigre, por una denuncia por ruidos molestos realizada por un vecino al 911. El motivo: una reunión no permitida en el marco de las restricciones que estableció el Gobierno nacional, en medio de la segunda ola de contagios de la pandemia de coronavirus.
Lo que encontraron fue un poco más que una reunión no autorizada: una fiesta clandestina con más de 70 invitados, equipo de sonido, bebidas alcohólicas y un grupo de cumbia en vivo, con un deck como escenario. El organizador y otros tres asistentes, de entre 43 y 49 años, fueron aprehendidos tras haber increpado a los efectivos de la Estación de Policía Departamental de Seguridad de Tigre que intervinieron para desmantelar el evento. Los asistentes a la fiesta viralizaron varias escenas en Instagram: la ausencia de barbijos fue total.
Según pudo saber Infobae, se trataba del festejo de cumpleaños del empresario Víctor César Chirico, con domicilio en la ciudad de Villa Ballester y registrado en el rubro de la construcción, quien el lunes pasado cumplió 49 años de edad, y de su hija Victoria.
Según fuentes policiales, el empresario increpó a los efectivos de la Bonaerense cuando llegaron tras el llamado al 911.
No es la primera vez que Chirico debe dar explicaciones ante la Justicia. En mayo de 2019 un tribunal de Dolores condenó al contratista a la pena de tres años de prisión en suspenso por su responsabilidad en el derrumbe de la losa del Centro Cultural Santa Teresita, ocurrido el 2 de marzo de 2018, en el cual murieron seis obreros.
En esa oportunidad, Chirico, que integraba la empresa Constructora Perfil, fue considerado coautor penalmente responsable del delito de estrago culposo agravado por causar la muerte de seis personas y por poner en riesgo de vida a otras. También fueron condenados el arquitecto Fabio Maurizi, el capataz de la obra, Máximo Villca Camacho, y el inspector Danilo Taranti.
A pesar de que ese tipo de reuniones masivas están prohibidas en el marco de las nuevas restricciones dispuestas a nivel nacional para disminuir los contagios por COVID-19, Chirico, con una condena en suspenso sobre su cabeza, montó una fiesta multitudinaria y ni él ni sus invitados intentaron mantenerlo en reserva.
“Tarde de evento privado en Nordelta”, publicaron los integrantes de la banda de cumbia “El show de Andy” en su cuenta de Instagram, junto a una foto del escenario improvisado sobre un deck de madera frente al agua en la parte trasera del lote 154 del barrio. “Cumple de César y Vicky (padre e hija)”, detallaron también en otra publicación.
La banda ya estuvo involucrada en otro escándalo hace un mes, cuando participaron de la fiesta cumpleaños de la hija del futbolista Carlos Tévez, dentro de un espacio cerrado en el barrio La Horqueta de San Isidro, sin distanciamiento social ni uso de barbijos.
Entre los asistentes también se encontraba el futbolista y ex lateral del Club Atlético Boca Juniors Clemente Rodríguez, que fue captado en fotos y videos que algunos de los presentes compartieron en redes sociales.
“¡Cumpleañero!”, dice una joven en uno de los videos difundidos en su cuenta pública de Instagram, en la que suma más de 10 mil seguidores, en los que se ve a Chirico, con una musculosa celeste y gafas de sol, mientras baila con una botella de espumante en la mano. Cerca de las cinco de la tarde, la joven compartió también algunos momentos del show de cumbia y una foto junto al cantante.
Algunas horas más tarde, a partir de la denuncia de un vecino, la fiesta se cortó y sus organizadores terminaron detenidos.
Una vez que la Policía se trasladó hasta el lugar, un hombre que se identifica como propietario dentro del barrio privado donde se realizó la fiesta se enfrentó con los efectivos y los increpó por haber ingresado sin su autorización.
“Dígame su nombre y apellido porque usted entró de forma incorrecta. ¿Sabés cuál es el problema? Acá hay un delito, que lo voy a filmar, porque el señor me está diciendo que ingresó en forma rudimentaria al barrio, porque lo dejaron entrar de la guardia”, le pregunta el hombre a los oficiales, mientras los filmaba con la cámara de su celular y sin un tapabocas puesto. “Usted está siendo filmado como prueba para una futura causa por entromecimiento (sic) a un domicilio privado”, agrega.
“Yo soy esencial. Punto. No estoy hablando de ninguna fiesta. Estoy saliendo de mi casa, yo soy propietario, y veo todo un operativo. ¿Quién los autorizó a entrar al barrio?”, los increpa en otro video. “Esto es privado, ustedes no pueden entrar acá”. El hombre, que se identifica en el video como “Javier”, también fue aprehendido junto a Chirico, otro hombre y su mujer.
Horas más tarde la publicación de esta nota Javier Feldman se comunicó con Infobae para aclarar el episodio del video, donde se lo ve discutiendo con efectivos de la policía. “Ellos me filmaron y difundieron el video dando información totalmente errónea. Yo no participé de la fiesta, ni la organicé. Yo estaba cenando en mi casa con mi mujer y mis hijas hasta que recibí un llamado de la novia de Chirico, diciéndome que a mi amigo se lo estaba llevando la policía”, arranca el hombre de 43 años, propietario de Nordelta desde hace tres.
Tras el llamado de alerta, Feldman (que vive a pocas casas de distancia de Chirico) decidió ir a la casa de su amigo. Para no ir solo, explica, lo llamó a Martín Giménez, otro vecino del barrio que, además, es abogado. “Martín fue con su auto y yo en un monopatín eléctrico”, cuenta. Unos metros antes de llegar al lugar, “ante tanta presencia policial”, Giménez debió estacionar el auto y caminar. Felman en cambio, se fue metiendo con el monopatín entre los autos para llegar más rápido adonde estaba Chirico.
“En un momento veo que lo están agarrando a César de manera muy violenta y él ni siquiera se estaba resistiendo. Entonces les dije: ‘No es necesario que lo lastimen’. Ahí uno de los oficiales me miró y gritó: ‘Espósenlo’. Yo le pregunte: ‘Por qué' y me dijo que me callara”, repasa Feldman que, minutos después, fue trasladado a la comisaría. “Pasé toda la noche encerrado en un calabozo por una supuesta ‘resistencia a la autoridad’ cuando, en realidad, todo este asunto se trata de abuso de poder”, dice el hombre a este medio.
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