Ayer por la tarde, un grupo de investigadores de la UFI Nº5 de La Matanza junto a personal de Asuntos Interno de la Policía Bonaerense ingresó a la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI) de esa misma fuerza, ubicada en la Autopista Ricchieri y Ruta 4. Una vez en el lugar, los detectives requirieron los libros de registros donde había quedado asentado qué efectivos de esa división habían sacado armamento para ser utilizado en servicio. Los investigadores, en realidad, buscaban un dato puntual: cuándo y quién había retirado una pistola Bersa Thunder 9mm con numeración 13-H57500.
El domingo pasado, esa arma había sido encontrada en un allanamiento en la casa de unos delincuentes en la localidad de Quilmes, a varios kilómetros de la UTOI. Fue un operativo realizado en el marco de una causa por un entradera a un jubilado en septiembre pasado.
Con esa información, los agentes realizaron un arqueo del armamento dentro del destacamento y el resultado los sorprendió: además de la 9mm había un faltante de 14 armas más.
De este modo, los detectives comenzaron con el análisis de los libros de retiro para identificar a los agentes que habían retirado armas de la Unidad, dando inicio a una investigación judicial sobre su accionar. Hasta el momento, los investigadores no encontraron el vínculo entre el hallazgo de la pistola en Quilmes y el destacamento policial. Sin embargo, las sospechas son varias y, tal vez, revelen una trama más profunda.
Según pudo corroborar Infobae de varias fuentes judiciales, todo comenzó en septiembre pasado cuando cinco delincuentes ingresaron a un domicilio ubicado en la calle 848 al 2700 en San Francisco Solano, partido de Quilmes. En el lugar se encontraba su propietario, un jubilado de 91 años, junto a su hijo, de 61 y la empleada doméstica, de 58.
Tras insultarlos y preguntales dónde escondían el dinero, comenzaron a revisar la casa con un dato certero. Sabían que dentro de esa propiedad había mucha plata: USD 500.000 y $200.000. Una vez que se hicieron del botín, escaparon en un Volkswagen Gol Trend blanco. Luego del robo, la investigación quedó a cargo de la fiscal Mariana Curra Zamaniego, titular de la UFI Nº6 de Quilmes.
De este modo, tras cinco meses de una ardua investigación que incluyó entrecruzamientos de llamados, el análisis de las cámaras de seguridad y datos callejeros, se logró identificar a dos de los sospechosos: Johnatan Middis alias Kenai, de 28 años y Braian Coronil, de 21.
Estos dos presuntos delincuentes, según los investigadores, no contaban con los clásicos perfiles de ladrones de casas. En particular Middis, ya que su familia posee una importante empresa dedicada a la construcción de casas rodantes en la zona sur del conurbano bonaerense. El joven se mostraba en redes sociales a bordo de camionetas 4x4, motos y cuatriciclos de alta gama, cenando en restaurantes caros y utilizando ropa de marca: mostrando una vida de lujos amparado en la cuartada del negocio de su familia.
También, de acuerdo a los investigadores, Middis utilizaba esos medios para conocer a sus víctimas, marcarlas y luego robarlos en sus casas. Así, la fiscal Curra Zamaniego, tras seguirles el rastro durante cinco meses, el domingo pasado requirió siete allanamientos para dar con los sospechosos. Cuando la DDI de Quilmes ingresó al domicilio de Coronil encontró la pistola Bersa Thunder 9mm, acondicionada con un Kit Roni (adaptador para convertirla en automática) que había sido retirada de la UTOI de La Matanza, a varios kilómetros de ahí.
“Lo extraño fue que no tenía la numeración suprimida y que no tenía ningún pedido de secuestro. Y lo que más nos llamó la atención fue que ese número comenzaba con un 13, número que identifica a las armas que pertenecen a la Policía Bonaerense. En general cuando son armas robadas a policías, lo tapan. Después informamos la situación a Asuntos Internos”, relató una fuente del caso a Infobae.
Además los agentes secuestraron 25 proyectiles con recubrimiento de teflón, también conocidas como “balas mata policías”, una escopeta, siete celulares y una camioneta con pedido de secuestro.
Así se llegó hasta el destacamento de la Unidad especial ubicada en Puente 12, donde también funciona el Centro de Coordinación Estratégica de la Policía y el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, tiene su base de operaciones. Y comenzó la investigación judicial que reveló que faltaban 14 armas más.
Según informaron en el Ministerio de Seguridad bonaerense, dispusieron de toda la información requerida para que la Justicia “pueda trabajar y así determinar qué fue lo que pasó”. Por el momento, lo que se sabe es que el armamento fue retirado por efectivos para ser utilizado en servicio, quedando asentado en un libro de registros cuando fueron sacadas, y nunca fue devuelto.
El arma en cuestión, según informaron, todavía no fue retirada de la fiscalía de Curra Zamaniego para los distintos análisis.
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