La logística del engaño estaba aceitada: tocaban el timbre de una vivienda, simulaban ser operarios de una empresa de cable y una vez que ingresaban amenazaban a sus propietarios y robaban todas las pertenencias dentro de la casa. Luego, salían del domicilio del mismo modo que habían entrado: caminando. Así actuaban los miembros de una banda compuesta por tres integrantes, dos de los cuales fueron capturados esta mañana por la Policía de la Ciudad. El tercero se escapó a pie tras una persecución que terminó en la General Paz a la altura del barrio porteño de Villa Real.
Todo comenzó cuando los tres delincuentes disfrazados de operarios de una empresa de cable tocaron el timbre de una vivienda ubicada en Desaguadero al 4100 en Villa Devoto. Una vez que el propietario se acercó a la puerta, un jubilado de 93 años, los supuestos operarios le ofrecieron el servicio con un discurso completamente falso. En ese momento, los delincuentes simularon estar armados e ingresaron a la casa de la víctima bajo amenazas.
De acuerdo a la información policial, cuando entraron a la vivienda, también redujeron a la esposa del jubilado, de 90 años, que se encontraba en el interior. Un vecino que observó la secuencia llamó rápidamente al 911. Los agentes de la Comisaría Vecinal 11 B de la Policía de la Ciudad llegaron de inmediato al lugar y ahí mismo concretaron la detención de uno de los delincuentes, identificado como Óscar Sánchez, de 45 años, quien contaba con un pedido de captura por tráfico de drogas emitido en Misiones en noviembre de 2020.
Sus cómplices, mientras tanto, se subieron a una camioneta Chevrolet Combo y aceleraron. Los policías fueron tras ellos dando inicio una persecución que concluyó en el cruce de la Colectora de General Paz y Víctor Hugo, cuando los ladrones se vieron acorralados y chocaron contra un poste de luz. Detrás de ellos colisionó uno de los patrulleros.
En ese momento, los policías dieron la voz de alto. Uno de los delincuentes se echó a correr, mientras el otro, identificado como Marcelo Fabián Vásquez, de 35 años, simuló desenfundar un arma y amenazó con disparar. Ante esta situación, los policías, en defensa, le dispararon y el ladrón fue herido en una pierna y arrestado.
Los dos efectivos policiales que colisionaron fueron trasladados al Hospital Zubizarreta, por politraumatismos, y el delincuente herido, sin riesgo de vida, fue llevado al Hospital Vélez Sarsfield con custodia policial.
Dentro del utilitario que utilizaban los ladrones se encontraron precintos y elementos de telefonía, además de herramientas. Intervino el Juzgado Criminal y Correccional Nº 1, a cargo de la doctora Angulo y la Secretaría 125 de la doctora Lindheimer, que dispuso que las pericias las haga personal de Policía Federal y secuestrar la camioneta que utilizaron los delincuentes y la pistola Bersa Thunder del oficial policial que hirió al delincuente.
Ayer ocurrió un hecho similar, cuando la Policía de la Ciudad detuvo a una banda de delincuentes dedicada a cometer entraderas en el barrio porteño de Villa Lugano, que tuvo un trágico y violento final: cuando estaban por dar un nuevo golpe, fueron detectados y perseguidos por efectivos de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires hasta que uno de ellos, al verse acorralado, se suicidó de un disparo en la sien.
Según informaron fuentes policiales a Infobae, la secuencia comenzó en horas de la tarde, hacia las 15, cuando un vecino avisó al 911 de la presencia sospechosa de cinco delincuentes a bordo de un auto gris en la intersección de las calles Rucci y Leguizamón.
Los uniformados trataron de que detuvieran su marcha, pero la banda estaba dispuesta a todo. Cuatro de los delincuentes se bajaron del vehículo y salieron corriendo para poder escapar a pie. En ese momento comenzó una intensa persecución pero que no duró más que unos pocos minutos y cuyo desenlace fue brutal.
Dos de los estafadores se subieron a los techos de las viviendas del barrio pero darse a la fuga pero finalmente fueron detenidos por los policías. Por su parte, un tercer ladrón tomó otro camino -también a pie y con la intención de engañar a los uniformados- pero fue arrestado casi de inmediato.
Mientras tanto, el cuarto cómplice, cuando se vio cercado en medio de la persecución y sin tener a dónde moverse, se disparó en la cabeza y murió. Su cuerpo cayó cubierto de sangre a la altura de la calle Saraza al 5800.
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