Tocaban el timbre, le indicaban al dueño de la vivienda que eran empleados de Metrogas que venían a cambiar el medidor y cuando les abrían la puerta, aprovechaban para robar. Esta era, a grandes rasgos, la forma de actuar de una banda de delincuentes dedicada a cometer entraderas en el barrio porteño de Villa Lugano, que ayer tuvo un trágico y violento final: cuando estaban por dar un nuevo golpe, fueron detectados y perseguidos por efectivos de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires hasta que uno de ellos, al verse acorralado, se suicidó de un disparo en la sien.
Según informaron fuentes policiales a Infobae, la secuencia comenzó en horas de la tarde, hacia las 15, cuando un vecino avisó al 911 de la presencia sospechosa de cinco delincuentes a bordo de un auto gris en la intersección de las calles Rucci y Leguizamón.
Cuando llegaron al lugar, los vecinos le indicaron a los efectivos policiales de la Comisaría Vecinal 8A que se trataba de una banda de ladrones que se hacían pasar por operarios para luego ingresar a las casa y asaltarlas. Allí una mujer de 76 años de nacionalidad boliviana le dijo a los uniformados haber sido víctima de los delincuentes, quienes con la misma excusa se llevaron su medidor de gas.
Con los datos aportados por los testigos y las víctimas, los efectivos a bordo de varios móviles comenzaron a recorrer el barrio hasta que detectaron a los ladrones a las pocas cuadras del lugar donde habían sido vistos por los vecinos. Los uniformados trataron de que detuvieran su marcha, pero la banda estaba dispuesta a todo. Cuatro de los delincuentes se bajaron del vehículo y salieron corriendo para poder escapar a pie. En ese momento comenzó una intensa persecución pero que no duró más que unos pocos minutos y cuyo desenlace fue brutal.
De acuerdo con las fuentes policiales consultadas por este medio, dos de los estafadores se subieron a los techos de las viviendas del barrio pero darse a la fuga pero finalmente fueron detenidos por los policías. Por su parte, un tercer ladrón tomó otro camino -también a pie y con la intención de engañar a los uniformados- pero fue arrestado casi de inmediato. Mientras tanto, el cuarto cómplice, cuando se vio cercado en medio de la persecución y sin tener a dónde moverse, se disparó en la cabeza y murió. Su cuerpo cayó cubierto de sangre a la altura de la calle Saraza al 5800. Por su parte, el quinto de los delincuentes quiso huir en el auto en el que se movilizaban, un Volkswagen Vento gris, pero fue capturado a las pocas cuadras.
En el interior del vehículo, los policías incautaron varias llaves de autos, teléfonos celulares, elementos para forzar puertas de viviendas y patentes apócrifas. Los detenidos y todo lo incautado quedaron a disposición del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 49, a cargo de Ángela Mahiorano y la Fiscalía N° 26 de Patricio Lugones. Según indicaron las fuentes policiales, el ladrón muerto no portaba documentos, por lo cual su nombre todavía no fue incorporado a la causa. Además, señalaron que por orden de la magistrada, se le dio intervención en la investigación a la Policía Federal Argentina y que le se tomen las declaraciones pertinentes de los policías que intervinieron.
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